TERESA MOLERES
SORBURUA

Receta para embalsamar cadáveres

Investigadores del Museo Egipcio de Turín han descubierto la receta que se utilizó para embalsamar el cadáver de un hombre de 30 años hace 5.600 años. Esta técnica, con algunas variantes, fue la utilizada para embalsamar a los faraones egipcios 2.000 años después. Después de extraer vísceras y cerebro, sumergían el cadáver en natrón, sal natural para desecarlo. Luego recubrían el cuerpo con la receta descubierta en Turín para proteger el cuerpo del ataque de bacterias y evitar su corrupción. Y, por último, lo envolvían con vendas de lino también impregnadas con la receta antibactericida.

Esta receta, según los estudiosos de Turín, es una mezcla de las siguientes sustancias:

- Aceite vegetal probablemente de sésamo, Sesamum indicum. Se obtiene de las semillas del sésamo o ajonjolí, una hierba de 1,50 m. Es un aceite que no se enrancia, con un aroma particular. Actualmente se utiliza en la cocina del Sudoeste de Asia, rico en omega 6 y Vitamina E. Se usa también en los masajes Ayuveda, y sus semillas se añaden al pan de las hamburguesas.

- Extracto o bálsamo de junco, Scipus holoschoemus. Junco muy común, en jardinería se planta junto con gramíneas y vivaces en lugares húmedos. Hoy se usa como tratamiento contra las inflamaciones de garganta producidas por la inhalación de gases. También en medicamentos para bajar la tensión sanguínea alta.

- Goma vegetal o goma acacia, un azúcar que se extrae del árbol Acacia arabica. Muy utilizado por sus propiedades calmantes y antiinflamatorias. Y con gran presencia también en la fabricación de chicles y bebidas energéticas.

- Resina de conífera, lo más probable que sea de pino, Pino pinaster, y se utilizaba para evitar la corrupción del cuerpo. La resina es una secreción espesa, pegajosa y anaranjada de las coníferas –pinos, enebros, sabinas y abetos– que produce el propio árbol para la cicatrización de sus heridas y como sustancia de reserva. En la actualidad tiene múltiples aplicaciones en la industria química, como la trementina o aguarrás. También en la industria farmacéutica en medicamentos antiulcerosos y antibactericidas e incluso en aplicaciones antivirales.

Resulta impactante saber que los antiguos embalsamadores ya conocían las propiedades de estas sustancias hace miles de años, propiedades que hoy siguen siendo investigadas.