MIKEL INSAUSTI
CINE

«A Quiet Place: Part II»

Si la vuelta de los estrenos cinematográficos genera ya de por sí la lógica expectación, uno de los títulos más esperados es “A Quiet Place: Part II” (2020), cuyo lanzamiento mundial ha sido anunciado por la Paramount para el día 4 de septiembre. Y las predicciones no pueden ser mejores porque, quienes ya han visto la película, coinciden de forma unánime en que es una obra maestra del cine fantástico, y que supera a la primera parte a pesar de lo difícil que el original parecía de prolongar con éxito por su originalidad y forma sorprendente de aunar el terror psicológico y la ciencia-ficción distópica. No cabe duda de que la prometedora secuela llega en un momento muy oportuno para las distopías, y todo ello juega sin duda a favor suyo.

Lo más curioso es que John Krasinski no quería volver a dirigir la continuación, pero los productores con Michael Bay al frente le convencieron para que se pusiera a escribir el guion, haciéndole creer que lo iba a dirigir otra persona. Al final se sintió obligado a ponerse al frente consciente de la repercusión alcanzada por “A Quiet Place” (2018) que, habiendo costado 17 millones de dólares, recaudó en todo el mundo casi 350 millones. Una vez terminada esta segunda parte, ha entendido finalmente que hay material para completar una trilogía, a medida que la tensión interna de la historia crece y pide un desarrollo más generoso.

Krasinski tenía por delante un brillante porvenir en la interpretación, al igual que su pareja, la actriz Emily Blunt. El suyo es un rostro popular gracias a la serie de televisión “The Office” (2010-2012), pero sus pruebas al margen como autor cinematográfico han ido dando resultado poco a poco, hasta el punto de que a día de hoy es ya más director y guionista que otra cosa. Su primera realización fue un experimento llamado “Breves entrevistas con hombres repulsivos” (2009), sobre la encuesta que lleva una estudiante recién separada entre miembros del sexo opuesto, sacando a relucir sus problemas para las relaciones con las mujeres. Luego escribió para el cineasta independiente Gus Van Sant “Tierra prometida” (2012), una obra de denuncia ecologista que ha sido vital en la lucha contra el “fracking”. Su segundo largometraje como realizador, titulado “The Hollars” (2012), era más personal y de inspiración autobiográfica, un drama familiar que le permitió dirigir a un reparto excepcional. Con “Un lugar tranquilo” (2018) y su secuela se acaban las probaturas, colocándole a sus 40 años en lo más alto.

En “A Quiet Place: Part II” John Krasinski deja de intervenir como actor protagonista por la sencilla razón de que su personaje del padre de los Abott falleció en la primera parte, junto con su pequeño hijo Beau, papel interpretado por Cade Woodward. Pero quienes conozcan la película previa, recordarán que una de las escenas más impactantes era la del parto en la bañera representado por Emily Blunt, lo que da a entender que la madre superviviente ha de huir ahora de la amenaza invasora con un bebé en brazos, junto a su hija Regan y su hijo Marcus, roles que siguen siendo incorporados por Millicent Simmonds y Noah Jupe.

Las novedades actorales son el irlandés Cillian Murphy y el africano Djimon Hounsou, como otros supervivientes con los que se va a encontrar en su camino nuestra familia, y que simbolizan dos maneras opuestas, ambas muy humanas, de afrontar una situación extrema provocada por una amenaza exterior de origen desconocido.

Si antes la lectura política iba de la mano de una visión profunda del sentido de la paternidad, en esta ocasión se ahonda en la reflexión sobre el silencio, que no se refiere como en el cine de Bergman a la religión, sino que se trata de la incomunicación pura en un mundo tecnológico. Si fallaran las comunicaciones, la civilización moderna se iría al traste, y la humanidad tendría que recurrir a un lenguaje de signos para poder comunicarse y evitar el peligro de ser escuchados por los aliens.

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