Conny Beyreuther

Telescopio temporal

El Tate Modern de Londres apuesta fuerte por la fotografía como práctica artística contemporánea. Desde 2009, este museo ha desarrollado su colección de fotografía y presenta en este 2015 una interesante programación de exposiciones y charlas. Una de ellas es “Conflicto, tiempo, fotografía”, que indaga en el poder de la fotografía para re-pensar el pasado. Las guerras no se acaban con la última bala, sino que siguen afectando a lugares, personas y a la manera de ver el mundo presente en una narrativa non-linear, con traslaciones temporales y geográficas construidas alrededor de la memoria. Reims, Saigon, Nicaragua, Irlanda, Srebrenica, Afganistan, Congo…

La exposición abruma con obras de más de 160 fotógrafos que echaron la mirada atrás a momentos de conflicto: a los pocos segundos de la detonación de la bomba; o veinte minutos más tarde, como las imágenes del hongo nuclear de Nagasaki obtenidas por Toshio Fukada; o la imagen del soldado conmocionado en

Vietnam de Don McCullin; o semanas y meses después de lo acontecido, como por ejemplo “Fait”, la serie de Sophie Ristelhueber sobre las cicatrices en el paisaje desértico de Kuwait siete meses después de la primera guerra del golfo. Mientras se avanza en el recorrido de la exposición se va alejando en el tiempo hasta llegar a trabajos realizados (casi) cien años después de la Primera Guerra Mundial (Chloe Dewe Mathews investiga, por ejemplo, lugares de ejecución de desertores en “Abatidos al crepúsculo”).

Explica Simon Baker, comisario de fotografía del Tate, que la idea surgió del libro “Matadero 5”, de Kurt Vonnegut, quien tardó 23 años en escribir sobre sus traumas de la II Guerra Mundial con una narrativa espasmódica. El equipo del Tate se dio cuenta de que había algo importante en el intervalo de tiempo entre acontecimiento y trabajo fotográfico, la distancia necesaria para tratar con el pasado.

Hasta el 15 de marzo.