BERTA GARCIA
CONSUMO

Préstamos

Son muchas las familias y personas jurídicas que por su situación económica no pueden recurrir a los bancos y cajas tradicionales en busca de un crédito financiero. Buscan la alternativa entre las numerosas ofertas del mercado prestamista, que, en los últimos meses, han crecido como setas. Tanto es así que hasta el ministro del ramo y sus medios afines no sienten rubor recomendándolas, en lugar de poner orden en la banca convencional para que afloje el dinero que hace dos años le regalamos.

Entre estas entidades, que no son consideradas bancarias, existe una diferente tipología que habrá que tener en cuenta si nos vemos abocados a solicitar un préstamo rápido o con la necesidad de avales y garantías. En principio, están reguladas y supervisadas por el Banco de España (BDE), lo que no evita que, a río revuelto, aparezcan otras poco transparentes e incluso estafadores.

En el mercado del crédito también están las entidades intermediarias financieras, que no son supervisadas por el Banco Central sino por empresas o personas distintas de las entidades supervisadas. Un detalle a tener en cuenta, y en tal caso está la Ley 2/2009 de 31 de marzo, que «regula la contratación con los consumidores de préstamos o créditos hipotecarios de servicios de intermediación para la celebración de estos contratos, cuando no sean prestados por entidades de crédito ni sus agentes».

Entre las recomendaciones más marcadas antes de iniciar trámite alguno, está el consultar si la entidad a la que solicitaremos el préstamo se haya inscrita y registrada en el BDE para poder operar. O en su defecto, si figura entre la lista de Agentes que el BDE hace pública para poder ser consultada.

Es clave en este tipo de operaciones pedir varias propuestas de ofertas para comparar, ya que varían en según qué conceptos, que, por lo general, son el tipo de interés al que prestan, comisiones u otros gastos. Cuanto menor sea el plazo, más alto será el tipo de interés, por lo que hay que estudiar a fondo el paso que se va a dar y, sobre todo, evitar caer en el sobreendeudamiento.