«Estamos asumiendo responsabilidades y trabajando duro y rápido, pero no podemos hacerlo solos», aseguró ayer la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, adonde acudió a pedir respaldo a la operación militar de la Unión Europea (UE) para actuar contra el tráfico de migrantes por el Mediterráneo. Afirmó que la responsabilidad de actuar en el Mediterráneo es europea, pero insistió en la necesidad de una cooperación internacional.

El punto más controvertido del plan es la idea de usar la fuerza para inutilizar los barcos utilizados para trasladar a los migrantes, tal y como pactaron en abril los líderes comunitarios tras la muerte de más de 800 personas en un naufragio. Entonces, el presidente francés, François Hollande, ya dejó claro que esa operación militar solo se puede hacer con el aval de la ONU, ya que supone ingresar en las aguas territoriales libias y abordar buques que llevan banderas extranjeras.

La ONU trabaja en una resolución que autorizaría abordar y eventualmente destruir esas embarcaciones, pero Rusia y algunos países africanos se muestran reticentes a dar su visto bueno al considerar que sería ir demasiado lejos y rechazar soluciones que no cambien la situación en los países de origen.

Mogherini, quien se reunió luego a puerta cerrada con los embajadores y dijo que ninguno se opone al plan de la UE, no dio detalles de lo que calificó como una «posible operación naval», pero insistió en que la estrategia de Bruselas es mucho más amplia y que su prioridad es «salvar vidas». Defendió que la respuesta a la crisis debe llegar también a las causas del problema en los países de origen.

Aseguró que la UE actuará siempre respetando la legalidad, garantizando que ningún refugiado o migrante interceptado en el mar sea devuelto al punto de origen en contra de su voluntad. Y expresó su voluntad de trabajar con Libia, de donde salen la mayoría de los barcos.

Los ministros europeos de Exteriores y Defensa se reunirán el 18 de mayo para discutir los detalles operativos, y es probable que para entonces no hayan obtenido un voto del Consejo.

Violencia sexual y torturas contra migrantes en Libia

Las personas refugiadas y migrantes son víctimas de violencia sexual, torturas y secuestros a manos de traficantes y contrabandistas, además de ser objeto de explotación sistemática por parte de sus empleadores, persecución religiosa y otros abusos de grupos armados y delincuentes, denuncia Amnistía Internacional (AI). En su informe “Libia está lleno de crueldad: historias de secuestro, violencia sexual y abuso de inmigrantes y refugiados”, describe el horror y sufrimiento de estas personas en Libia y asegura que la violencia que sacude el país es una de las causas que lleva a quienes antes residían allí a arriesgar su vida cruzando el Mediterráneo para buscar refugio en Europa. «Las terroríficas condiciones en que viven, unidas a la cada vez mayor anarquía y a los conflictos armados, ponen de manifiesto hasta qué punto es peligroso vivir hoy día en Libia», destaca AI, que exige a la comunidad internacional que asuma su culpa y despliegue barcos de salvamento adicionales.GARA