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ABUSOS A MENORES

Nuevas denuncias de malos tratos a aborígenes en reformatorios de Australia

Unas nuevas imágenes, difundidas ayer, que muestran abusos a menores aborígenes en un centro de detención australiano de la ciudad de Townsville, en el estado de Queensland, ha acentuado la polémica sobre los malos tratos físicos y emocionales en los reformatorios tras el escándalo surgido hace un mes en Darwin, en el norte del país.

Un adolescente esposado de pies y manos boca abajo mientras es desnudado y abandonado por varios guardias o una niña que no puede salir de una piscina por miedo a ser atacada por un perro que maneja un responsable de seguridad, son parte del avance del material que el programa «7.30» del canal ABC tenía previsto revelar anoche.

Los abusos denunciados ocurrieron entre 2013 y 2015 en el centro de detención juvenil Cleveland de Townsville (Queensland), y fueron grabados por las cámaras de seguridad. Las autoridades conocían los supuestos abusos ya que los vídeos acompañaban a informes del Departamento para la Inspección de Detención Juvenil del Gobierno de Queensland, según la ABC.

Russell Johnson, uno de los menores encerrado allí, detalló cómo los guardias le atormentaban sistemáticamente por motivos raciales. El joven aborigen, como la mayoría de internos, relató a la ABC los constantes insultos y abusos físicos. «Tenía moratones e hinchazón en la cara y la espalda. Algunos días no podía andar por el dolor», dijo.

Las palabras de Johnson fueron corroboradas por la extrabajadora del centro Shayleen Solomon, quien el 30 de julio ya denunció lo que sucedía en el reformatorio. Solomon habló con la ABC sobre el trato que el joven de las imágenes difundidas ayer recibió. «Todos sabían que sufría serias enfermedades mentales. Llegó al centro de detención con enormes traumas y obviamente trató de hacerse daño a sí mismo como una forma de expresar lo sucedido», narró.

El periodo en el que ocurrieron los abusos en el Cleveland coinciden con los casos de malos tratos y torturas denunciados en el centro Don Dale, en Darwin, donde también muchos detenidos eran aborígenes.

Un adolescente con el cuello atado al respaldo de una silla y una capucha en la cabeza o el uso de gas lacrimógeno contra menores en sus celdas son algunos abusos que mostró la ABC.

El primer ministro, Malcolm Turnbull, pidió entonces la apertura de una investigación.

Gracelyn Smallwood, quien trabajó en el Cleveland como enfermera, señaló ayer que el comportamiento «brutal» de los guardias era común e instó al Ejecutivo a ampliar la investigación al centro de Queensland.

Organizaciones garantes de los derechos humanos han pedido al Gobierno que amplíe las investigaciones a todos los centros de menores del país.

El relator especial de la ONU contra la Tortura afirmó que los supuestos malos tratos en el reformatorio de Darwin «podrían equivaler a tortura o a trato inhumano degradante y cruel».

Los aborígenes de entre 10 y 17 años representan el 59% de la población carcelaria en Australia, país de 23 millones de habitantes, 450.000 de los cuales son indígenas. Los aborígenes han sido víctimas de constante maltrato desde la colonización, desposeídos de sus tierras y discriminados sistemáticamente. Unos 100.000 menores –«la generación robada»– fueron separados de sus familias entre 1910 y 1970 y entregados a familias o instituciones de blancos.

Abusos, incluidos sexuales, a refugiados en el centro de Nauru

Las autoridades de Australia y Nauru han formado un frente común para rechazar los abusos, incluidos de carácter sexual, a refugiados encerrados en el campo de detención de inmigrantes de la isla de Micronesia, denunciados por el diario británico “The Guardian”. Según su edición australiana, en el centro de Nauru en los últimos dos años se han registrado más de 2.000 incidentes que han tenido como víctimas a solicitantes de asilo, incluidos casos de abusos sexuales y violaciones a niños y mujeres, asaltos e intentos de autolesión. Las infrahumanas condiciones en los campos y las denuncias de continuos abusos a niños han provocado muchas críticas en Australia y en el exterior.

El ministro de Inmigración de Australia, Peter Dutton, acusó a los refugiados de inventarse los abusos y dijo que la política migratoria, que envía a centros financiados por Camberra en Nauru y la isla de Manus (Papúa Nueva Guinea) a los solicitantes interceptados, no cambiará. El Gobierno de Nauru tildó de «fabricadas» las denuncias.

El miércoles los gobiernos de Australia y Papúa Nueva Guinea acordaron cerrar el centro de Manus, sin precisar una fecha y recalcando que sus ocupantes no serán realojados en Australia. HRW expresó sus dudas sobre el cierre mientras el ministro principal de Australia Occidental ofreció aceptar a un número de refugiados. Nueva Zelanda indicó que sigue en pie la oferta realizada en 2013 para aceptar a 150 refugiados, que Camberra rechazó.GARA