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REDADAS CONTRA LÍDERES PROKURDOS

El golpe contra el HDP remata la ofensiva antikurda de Ankara

Las detenciones y encarcelamientos de los líderes y varios diputados del partido prokurdo HDP, la tercera fuerza en el Parlamento turco, han rematado la ofensiva del Gobierno contra organizaciones, electos y medios de comunicación. Pocas horas después de las detenciones, nueve personas murieron en un ataque a una comisaría en Kurdistán.

El Gobierno turco ha culminado la persecución contra organizaciones, medios de comunicación y electos kurdos con la redada que llevó a prisión a la dirección y varios diputados del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), la tercera fuerza del Parlamento turco y segunda de la oposición, con 59 escaños.

El arresto de los copresidentes del HDP, Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, y de otros once diputados de esta formación de izquierdas en la noche del jueves fue ordenado por un tribunal de Diyarbakir en el marco de una investigación «antiterrorista», según la agencia progubernamental Anadolu. A los diputados se les interroga sobre supuestos vínculos con el PKK y por las protestas de octubre de 2014, que dejaron decenas de muertos en luchas entre activistas de la izquierda kurda e islamistas que apoyaban el asedio del Estado Islámico a la ciudad kurda de Kobane en Siria.

Seis de ellos fueron enviados a prisión y tres puestos en libertad bajo vigilancia, mientras el resto seguían en detención preventiva. Entre los diputados arrestados figuran, además de los dos líderes del partido, pesos pesados de la formación de izquierdas, como Idris Baluken, presidente del grupo parlamentario.

En un texto divulgado por uno de sus abogados, Demirtas dijo ser víctima de «un golpe civil por parte del Gobierno y del Palacio» (en referencia a la Presidencia). Las palabras «vamos a ganar. Seguro» que lanzó en el momento de su detención fueron compartidas a través de Twitter con la etiqueta #MutlakaKazanacagiz.

«Leales a la lucha democrática»

«Queremos que se sepa que seguiremos estrictamente leales a la democracia, la libertad y la lucha por la paz que nuestro pueblo está dando con devoción. Estos días de atrocidad terminarán tarde o temprano ante nuestra resistencia. Los que piensan que serán capaces de romper nuestra voluntad solo confirman su miseria con conspiraciones tan baratas. No importa cuáles sean las circunstancias, continuaremos nuestra lucha política democrática y seguiremos reiterando nuestro llamado a la paz», afirmó el líder kurdo.

El HDP estimó que las detenciones suponen una operación política que marca «el fin de la democracia en Turquía». «Es un golpe de Estado contra el HDP, es un golpe de Estado contra el pluralismo, contra la diversidad, contra la igualdad», declaró el diputado del HDP Garo Paylan.

«Nos han cerrado las puertas del Parlamento, eso quiere decir ignorar el voto de seis millones de personas, ignorar la demanda democrática de este pueblo, su esperanza de una paz futura», añadió su colega Huda Kaya.

«Al pedir solidaridad no pedimos que nos apoyen: pedimos que se prevenga una guerra civil y se salve la democracia», declaró el diputado Mithat Sancar.

En Ankara, los manifestantes que intentaron mostrar su solidaridad con el HDP fueron dispersados por las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos.

Demirtas, abogado de 43 años, ha liderado la transformación del HDP en una formación de izquierda con influencia más allá de Kurdistán que se ha convertido en la segunda fuerza de oposición en Turquía, alcanzando un respaldo histórico para la causa kurda en las instituciones.

Este éxito del carismático líder kurdo le ha convertido en objetivo sistemático del presidente, Recep Tayyip Erdogan, que le acusa de estar a las órdenes del PKK.

La posición del HDP se complicó con la ruptura de la tregua con el PKK y la estrategia de llevar la insurrección a las ciudades kurdas. La persecución de políticos kurdos no es nueva, pero se había agravado tras la ruptura de la tregua y la ofensiva militar que Ankara desató en ciudades de Kurdistán que habían proclamado su autonomía democrática.

El golpe contra los electos kurdos era esperado desde que el pasado mes de mayo, cuando el Parlamento turco aprobó despojar de inmunidad parlamentaria a los diputados en procesos judiciales, una medida que se dirigía claramente contra los electos del HDP.

El fallido golpe del pasado mes de julio fue aprovechado rápidamente por Erdogan para llevar a cabo purgas masivas en las instituciones del Estado, llegándolo a calificar como «un regalo de dios».

Si, en principio, el objetivo eran supuestos seguidores del clérigo Fetulah Güllen, al que Erdogan acusaba del golpe, la persecución se amplió a políticos y medios de comunicación de izquierda, kurdos y alevíes.

Así, han sido cerrados más de 170 medios, se ha encarcelado a cerca de 40.000 personas y han sido despedidas más de 80.000, entre ellos miles de maestros, académicos, policías y jueces.

El prólogo de la redada contra electos kurdos fue la detención y encarcelamiento de los coalcaldes de la principal ciudad de Kurdistán norte, Diyarbakir, Gultan Kisanak y Firat Anli, el pasado domingo.

Además de aumentar la represión antikurda, las detenciones suponen un paso hacia la exclusión del tercer partido del Parlamento antes de la proyectada reforma de la Constitución, con la que Erdogan quiere adoptar un sistema presidencialista que le otorgue aún mayor poder. Hace un año, el partido gobernante, AKP, recuperó la mayoría absoluta en el Parlamento, pero no la suficiente para acometer esa reforma constitucional.

Atentado en Diyarbakir

Poco después de la detención de los electos del HDP un atentado en Diyarbakir dejó nueve muertos y más de cien heridos. El atentado se llevó a cabo con un coche cargado con una tonelada de explosivos cerca de la sede de un cuerpo «antiterrorista» de la Policía en un barrio periférico, y el primer ministro, Binali Yildrim, lo atribuyó a la guerrilla del PKK. Las víctimas mortales fueron seis civiles, dos policías y el conductor del coche bomba.

El PKK, por su parte, advirtió de que intensificará su lucha contra el Estado turco. Un comandante de la milicia, Murat Karayilan, subrayó en un vídeo que es «muy importante» que el pueblo kurdo reaccione a la cadena de detenciones.

Igualmente, para el KCK, movimiento que engloba diferentes organizaciones de todo Kurdistán, Ankara ha comenzado «una nueva fase de ataque total». «Aquí es donde las palabras acaban. Todo el pueblo kurdo y las fuerzas de la democracia deben levantarse en todas partes y resistir. La juventud, las mujeres y todo el pueblo kurdo debe mostrar al Gobierno del AKP una vez más que los kurdos no pueden ser doblegados. Hoy es día de resistencia».

 

«Preocupación» y equilibrios diplomáticos en EEUU y la UE

La detención de los líderes y diputados del HDP suscitó reacciones de indignación entre los aliados occidentales de Turquía. La Casa Blanca expresó su «profunda preocupación» por los arrestos que «siguen la estela de lo que parece ser una presión sobre la oposición en Turquía».

Desde la UE, la titular de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, y el comisario de Política de Vecindad, Johannes Hahn, afirmaron que «las detenciones comprometen la democracia parlamentaria en Turquía y exacerban la ya muy tensa situación en el sudeste del país, para la cual solo puede haber una solución política». Los comisarios aseguraron estar «gravemente preocupados» y añadieron que Demirtas y Yüksekdag son «fiables y valorados interlocutores» de la UE. Eso sí, Mogherini y Hahn precisaron que las acciones contra el PKK son «legítimas», aunque «no pueden socavar los principios básicos de la democracia». El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, consideró que las detenciones «envían una señal escalofriante sobre el estado del pluralismo político en Turquía» y «no solo alejan al país de la democracia, sino que también dan la espalda a los valores, principios y normas que sustentan la relación entre Turquía y la UE». El presidente de la Eurocámara recalcó que Demirtas es un líder comprometido con el proceso de paz, la no violencia, el diálogo político y el Estado de Derecho.

El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, replicó calificando de inaceptables las críticas de la UE y aseguró que «la mayoría de los países de la UE dan apoyo al PKK. No aceptaremos que nos den lecciones sobre el Estado de Derecho».

El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, convocó al encargado de negocios de la Embajada turca por las detenciones a la vez que condenaba el atentado de Diyarbakir y mostraba «comprensión» por las medidas tomadas por Ankara tras el fallido golpe de Estado, mientras el portavoz del Gobierno alemán Steffen Seibert, trataba de desvincular las críticas del acuerdo entre la UE y Ankara en materia de refugiados. También el ministro de Asuntos Exteriores danés, Kristian Jensen, convocó al embajador turco en Copenhague para exigir una explicación. Jensen sostuvo que la reacción de las autoridades turcas tras el intento de golpe ha sido «muy preocupante».GARA