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WASHINGTON

Divisiones y rumores para elegir al jefe de la diplomacia de Trump

La elección del responsable de la aún incierta política exterior que llevará a cabo el presidente electo de EEUU, Donald Trump, está rodeada de divisiones en el partido y rumores sobre posibles nombramientos, entre ellos el del general David Petraeus, al que elogió Trump, o Mitt Romney, con el que parece haberse reconciliado.

La búsqueda del secretario de Estado de Donald se desarrolla en medio de la división del equipo del presidente electo entre el peso pesado republicano Mitt Romney, el exdirector de la CIA David Petraeus o el senador Bob Corker.

Tercer cargo más importante del Estado, voz y rostro de Estados Unidos ante el mundo, el puesto de secretario de Estado es objeto de una guerra sorda para sustituir a John Kerry, que se desarrolla en un terreno de incertidumbre sobre cuál será la política exterior de Trump.

El Departamento de Estado es una formidable máquina de 70.000 personas que componen los diversos sectores de la diplomacia estadounidense.

En la última semana, en medio de una verdadera avalancha de rumores y filtraciones, de nombres que se publicaban y desaparecían, han quedado los tres nombres considerados los favoritos, aunque no se pueda descartar al exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, que fue de los primeros en publicarse.

Petraeus es el más celebrado general de su generación, exdirector de la CIA y excomandante de las fuerzas estadounidense en Irak y Afganistán, aunque cayó espectacularmente en desgracia en 2012 y fue hallado culpable de desvelar informaciones confidenciales a su biógrafa, Paula Broadwell, lo que le supuso dos años bajo libertad condicional. Un caso que podría suponer un obstáculo a su elección entre los republicanos, que acusan a la excandidata demócrata Hillary Clinton de ser irresponsable con documentación secreta.

En la Torre Trump de Nueva York, Petraeus mantuvo el lunes una reunión de una hora con el presidente electo, tras la que el magnate dijo haber quedado «muy impresionado» con el general. Es el que tiene los más profundos conocimientos de política internacional de todos los nombres considerados para el cargo y en 2011 llegó a ser considerado un potencial candidato presidencial.

Por otro lado, Trump mantuvo ayer otra reunión con Romney, exaspirante presidencial republicano que mantiene su influencia en el partido, y cuya elección ayudaría a unir al Partido Republicano. Sin embargo, aliados cercanos al presidente electo lo consideran demasiado próximo al establishment del que Trump se quiere distanciar. Además, no hay que olvidar que fue de los más hostiles al magnate en campaña y llegó a calificar al ahora presidente electo de «charlatán» y de «fraude».

Además, la falta de experiencia diplomática juega en su contra. Una alta asesora de Trump, Kellyanne Conway –que fue la jefa de la campaña electoral–, reveló las tensiones internas en el equipo presidencial sobre la eventual presencia de Romney en el Gabinete, algo que para algunos «sería una traición».

Trump y Romney discrepan sobre la postura ante Rusia, al que este último considera el principal enemigo geopolítico de EEUU.

En tanto, Giuliani mantiene vivas algunas esperanzas a raíz de su pública lealtad a Donald Trump, aunque las informaciones divulgadas sobre sus actividades empresariales podrían ser un factor descalificador para ocupar el Departamento de Estado.

Por otro lado, Trump anunció ayer el nombramiento del legislador y cirujano Tom Price para ser el futuro secretario de Salud

Price es un ácido crítico del actual sistema de salud pública, denominado «Obamacare», y su nombramiento sugiere que Trump está dispuesto a cumplir su promesa de campaña de borrar de un plumazo esa política. Price «está excepcionalmente calificado para conducir nuestro compromiso de desmontar y reemplazar el sistema ‘Obamacare’», afirmó Trump en una nota oficial.

El partido Demócrata reaccionó de inmediato, y el nuevo líder en el senado, Charles Schumer, dijo que poner a Price al frente del Departamento de Salud equivalía a «pedir al zorro que cuide del gallinero».

El ISIS asume el ataque del lunes en Ohio

La agencia de noticias del Estado Islámico, Amaq, afirmó ayer que el joven somalí que llevó a cabo un ataque en la universidad de Columbus, en Ohio, era un «soldado del Estado Islámico». Amaq aseguró que el asaltante «llevó a cabo la operación en respuesta a los llamamientos de atacar a los ciudadanos de los países de la coalición internacional», que lucha contra el ISIS en Siria y en Irak. El joven Abdul Razak Ali Artan hirió el lunes a once personas con su vehículo y con un cuchillo, antes de ser abatido a tiros por un policía, en la universidad estadounidense donde estudiaba. El vídeo de las cámaras de seguridad del campus confirmó que el joven llegó en su vehículo y perpetró solo su ataque, aunque podría haber tenido cómplices, según el jefe de la Policía de la universidad, Craig Stone. Según medios estadounidenses, Artan era un refugiado somalí que llegó a EEUU en 2014 como residente permanente legal y vivió brevemente en Dallas antes de trasladarse a Columbus.GARA