Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Locas de alegría»

Huyendo de la cordura

El gran acierto del cineasta Paolo Virzi radica en haber puesto orden y cordura en el frenesí que nos propone en esta comedia dramática brillantemente perfilada en cada uno de sus matices. Todo en “Locas de alegría” se asoma en un difícil equilibrio que bordea constantemente el decalabro del que Vinzi logra salir airoso gracias a la honestidad y total desparpajo con el que trata la acelerada y emotiva huída hacia adelante que comparten dos mujeres señaladas como “locas”. Cada una de las dos protagonistas vive marcada por ese “click” cerebral y emocional que parece haber activado al máximo sus dolores y anhelos más profundos. Una de ellas se sitúa en esta clase aristocrática caída en desgracia que parece vivir apegada a un pasado que nunca más retornará. La otra, por su parte, vive más apegada a la propia realidad que supuso un drama cercano que la ha pulverizado por completo.

En su comunión perfecta, ambas comparten un desconexión total con una realidad que tienden a dejar atrás mediante una acelerada declaración de intenciones, que sobre todo en el caso de la excelente Valeria Bruni Tedeschi, se traduce en una apabullante personalidad que provoca que todo a su alrededor se transforme en un centrifugado de emociones y acciones. Visto lo extremo de este personaje, Virzi le otorga la capacidad de conmover y provocar risas cómplices en el espectador gracias a un respetuoso tratamiento y la perfecta complicidad que se establece con su compañera de fatigas. Todo ello da como resultado un argumento que sabe dosificar muy bien los engranajes dramáticos que mueven a dos mujeres cuyo destino no es recuperar una cordura que, probablemente, nunca aceptarían, sino ser coherentes con sus propios “desarreglos”. Buen ejemplo de ello es el excelente plano-epílogo con el que finaliza el filme que dibuja sonrisas y, de paso, sabe justificar las lágrimas que provoca.