Joseba VIVANCO
Athletic

Un gran trabajo espiritual

Aupado en una positiva carga emotiva que se traduce en su convicción de victoria, el equipo camina firme en pos de la meta europea.

¡Cambio de ciclo!, bramaban desde las filas periodísticas y radiofónicas tras la debacle de Nicosia señalando a jugadores y entrenador; Muniain, a sus 24 años y en primera fila desde los 16, estaba ya amortizado desde hacía tiempo; Aymeric y sus ‘laportadas’; el San José que no se parecía al titán de la campaña pasada y suscitaba similares dudas que un Iturraspe que se destapó con Bielsa para volver a su indolente inconsistencia; el atropellado Williams y sus problemas con el gol; Aduriz y esos 36 años que no pasan en balde; el marchitamiento de Susaeta; el que sí pero no de Iraizoz... No hace tanto, este Athletic parecía sostenerse apenas gracias a la regularidad en sus prestaciones de Balenziaga y la madurez precoz de un novato como Yeray. El mismo Athletic, los mismos jugadores, el mismo entrenador que lleva semanas cautivando a ratos, unos cuantos, con su fútbol, pero sobre todo con eso que Ernesto Valverde ha calificado como «determinación». Y a eso, pocos le pueden superar.

El fútbol es estilo, pero ante todo también emociones, identidad. Es ante todo «un gran trabajo espiritual», que diría el prolífico artista francés Jean Cocteau. Y no se puede pretender lo primero sin lo segundo. Como no se entiende al Real Madrid sin su gula por la victoria que le lleva a levantar marcadores imposibles sobre la bocina, a este Athletic no se le explica sino es por ese compromiso y «determinación» en pos de unos objetivos, por ese alineamiento de voluntades en el vestuario, desde el titular al menos habitual, y que les lleva a plantear partidos de tanta exigencia como ante el Celta, en lo físico como en lo mental, con el mínimo tiempo de recuperación.

Un equipo que salta al campo decidido a «marcar su territotio» como bien acertó a explicar Valverde, que no solo va, va y va, como sintetiza el carácter de los suyos el propio entrenador, sino que es capaz de no dejarse llevar por las dudas y con un 0-1 o 0-2 no recular para salvaguardar mejor esos peligrosos espacios a la espalda de su zaga. Que la mejor defensa es un buen ataque lo demostró el Athletic en Vigo. La fe en lo que uno hace. Baste un dato del momento anímico que atraviesa este equipo: el Athletic es, según la firma española de estadística avanzada aplicada al deporte Origami Sports, el 12º equipo que mayor presión ejerce sobre el rival transcurridas 35 jornadas de Liga; el Celta, el 2º tras el Sevilla. Desde luego, nada que ver con lo que uno y otro demostraron en Balaídos. Fueron una manada de leones. Según esos mismos análisis, los rojiblancos son el 17º equipo que ataca con mayor verticalidad, lo que no cuadra con lo que vimos el domingo en las botas de Williams, Lekue o Muniain.

Es verdad que el Athletic partió con una ventaja ante el Celta, que fue un colectivo unido frente a una suma de individualidades. Pero el Athletic de Balaídos nos recordó mucho al Athletic de Anoeta, el que maniató a la Real durante buenos tramos del partido, que supo en todo momento lo que tenía que hacer y lo hizo. Y donde fue certero cara a gol, algo que también se le venía atragantando esta campaña.

Ocho victorias en los últimos diez partidos. «Hay que aprovechar el momento en el que estamos», tenía claro a la finalización del encuentro Beñat. «No queremos aflojar. Los rivales tampoco lo hacen», se marcaba como meta Valverde, el principal culpable de un final de temporada enchufados que se viene repitiendo con el de Viandar de la Vera estos años, el responsable de ese «gran trabajo espiritual» que permite a este equipo volver a hacerlo una vez más.

Tanto que en las filas rojiblancas y en la afición nadie duda de que el equipo acabará en plazas continentales y lo hará en ese quinto o sexto puesto que garantiza estarlo y sin eliminatorias previas. Un complicado derbi les espera, ante un rival con la mente en otro objetivo pero que demostró en el Villamarín que es capaz de competir al máximo y hacerte la pascua. Pero da la impresión de que los rojiblancos están convencidos de sus posibilidades y de traerse los tres puntos de Mendizozrotza. Podrá imponerse como en Balaídos, podrá sufrir como en Ipurua, pero su «determinación» es innegociable. «Sería una pena que se nos escapase Europa», admitió Beñat. Esa palabra no entra en su vocabulario. Sólo vale ganar. Es su espíritu.

En su mejor momento a balón parado

Que al Athletic le están viniendo las cosas de cara en este tramo decisivo de curso es un hecho evidente y la prueba más palpable fue ese gol postrero en Ipurua que le dio los tres puntos. Un tanto precedido de una jugada a balón parado, una especialidad que en partidos tan comprometidos como los actuales puede resultar determinante y así lo está siendo para este Athletic. Tanto que los rojiblancos están ahora mismo en su mejor momento de la temporada a la hora de sacar provecho a las llamadas jugadas de estrategia, aquellas ejecutadas a balón detenido. Así lo revela el análisis de Fútbol Avanzado y es si entre las jornadas 3ª y 5ª de Liga el Athletic firmó tres goles de estrategia, en las siguientes 23 jornadas solo hizo dos. Nada comparado con los seis goles que acumula en las últimas seis fechas, el último, el primero en Balaídos de Raúl García, tras saque de esquina a cargo de Muniain y que el navarro remató.J.V.