Ramón SOLA
DEBATE A SEIS DÍAS DE LAS PRIMARIAS

El PSOE, a codazos por un laberinto sin salida

Pedro Sánchez, derrocado pero vivo, y Susana Díaz, la baronesa golpista, dilucidan a palos el combate por liderar el PSOE. La pugna es tan cainita que Patxi López, que comparecía al asalto de ayer como árbitro, salió ganador del debate. y la guerra seguirá tras el 21M porque se libra en un laberinto sin salida llamado «cuestión territorial».

Antes del morbo, del cruce de ganchos en la mandíbula durante más de 90 minutos, reparemos en el fondo de la cuestión. ¿Qué se dirime en las primarias del PSOE en que 188.000 militantes elegirán secretario/a general este domingo? Aparentemente es una cuestión táctica y reciente en el tiempo: si fue acertado abstenerse en octubre (cargándose de paso al líder del partido) para dar La Moncloa a Rajoy. Pero la táctica lleva a la estrategia, al problema de fondo. Y este, según quedó claro en la primera parte del debate televisado de ayer, tiene como ingrediente central la incapacidad del PSOE de trazar un concepto territorial diferente al del PP. Al fin y al cabo, fue esa línea roja la que precipitó el desacuerdo con Podemos e imposibilitó que Sánchez fuera presidente, según recordó el madrileño mediada la discusión.

La sevillana Susana Díaz le acusó reiteradamente de inconsistencia en este terreno. «Bandazos» fue su palabra más reiterada para referirse a Sánchez. Y el vizcaino, Patxi López, intentó a la desesperada convencer a sus contertulios de que era mejor ni hablar de eso: «El debate ‘naciones sí, naciones no’ interesa a los nacionalistas, no a nosotros». ¿Seguro? Los dos principales candidatos a las primarias del domingo son conscientes de que con el reto catalán ahí delante y el PP en modo muro, el PSOE tiene que posicionarse ante ese debate crucial. Y que los márgenes para un partido tan anquilosado son muy estrechos.

A Díaz no le importó retratarse como la centralista acérrima que es, cobijada en el eufemismo de la «defensa de la igualdad entre territorios». Sánchez le espetó por un lado que también ella ha hecho declaraciones ambiguas al respecto («dijiste que Catalunya es un pueblo con una identidad nacional fuerte») y por otro escenificó un aperturismo insuficiente (esgrime la «plurinacionalidad» pero siempre bajo «soberanía única del Estado español»).

Díaz no abrirá esa puerta y Sánchez a veces parece que quiere pero seguro que no puede. El madrileño aseguró que él es heredero de la defensa de «la España nación de naciones de Felipe [González] y de Zapatero». La sevillana le criticó que «no se puede tener cada día de la semana una visión de España». Entre medio de ambos, el exlehendakari López pidiendo eludir el debate y abanderando un federalismo de pura postal, naif: «En Alemania cada uno lo llama como le da la gana y no pasa nada», argumentó. En qué se traduce eso hoy y aquí no se concreta. Y el caos aumentó cuando López dejó caer: «Yo quiero ceder soberanía, y mucha... a Europa».

Enredados en ese laberinto, el debate dejó momentos algo cómicos como cuando López preguntó a Sánchez si sabía qué significaba «nación». El exlíder salió bastante bien del trance, definiéndolo como un «sentimiento» comunitario cultural o político. Pero la anécdota delató que en esas anda aún el PSOE a estas alturas de la película...

Reproches mutuos

Al contrario que en el tema nacional, en el social no hubo discusión entre los tres aspirantes, lo que refleja cuál es el gran problema hoy no ya del partido, sino del Estado.

Quedaba la pelea. Y se ventiló a cara de perro, a «zasca» limpio en lenguaje moderno. Empezó Díaz con una pregunta: «¿Le conviene al PP el candidato al que ha derrotado dos veces o la candidata que le saca diez puntos?». Replicó Sánchez: «Yo no soy presidente del Gobierno porque puse condiciones a Podemos, pero otros le dieron la abstención gratis a Rajoy». Díaz prometió: «Si el PSOE no remonta electoralmente, yo me marcharé». Y Sánchez contraatacó: «¿Estamos hablando de coherencia con una persona que aún no ha presentado su programa? En fin...». Díaz traía el titular escrito: «Tu problema no soy yo, Pedro, sino que de tu ejecutiva solo quedan siete, que Zapatero ya no se fía de ti, que González piensa que le has engañado... tu problema eres tú». Y Sánchez dejó una exclusiva: «Yo fui el último español que se enteró del adelanto electoral en Andalucía, no se me consultó».

Hubo un receso en el que se dice que los asesores pidieron contención, pero el segundo asalto deparó más directos a la mandíbula. Uno para el presidente de la Gestora, Javier Fernández, a quien Sánchez recordó que «yo no utilizo el término ‘derrocar’, fue él», en alusión al golpe del 1 de octubre. Contra el pronóstico de muchos, Sánchez vive y colea, porque el temor del aparato a que su discurso anti-Rajoy encandile a la militancia es evidente. «Estamos en puertas de un nuevo PSOE que deje atrás el de los notables», aseveró. Y en el «minuto de oro», una estocada que sonó a ganador al pedir que si gana, esta vez sí se respete lo que digan las bases.

Exhaustos ambos, para los más preocupados por el partido seguro venció el discurso integrador de Patxi López: «Si gano, el día 22 os llamaré a los dos para deciros, ‘se ha acabado la broma’». Lo que sin duda seguirá es la crisis de un PSOE que unió su camino al del PP hace mucho y ahora hasta ha acabado atando su destino al de Rajoy.

 

Intervenciones

SUSANA DÍAZ

59.390 avales

«La imaginación no se te puede negar, Pedro. ¡Has hablado de España como una nación de naciones culturales!»

«Tú no eres pro-Podemos ni pro-Ciudadanos, solo eres pro-Pedro Sánchez, en cada momento defiendes lo que te conviene»

PEDRO SÁNCHEZ

53.117 avales

«Yo estoy con la ‘nación de naciones’ de Felipe y Zapatero. Vasco, catalán y gallego no son acentos, son idiomas»

«Nos jugamos curar o cronificar ese mal de la abstención a Rajoy. Hay que situar al PSOE donde se merece, que es en la izquierda»

PATXI LÓPEZ

10.866 avales

«El debate de ‘naciones sí, naciones no’ interesa a los nacionalistas, pero no nos interesa a nosotros»

«El PSOE es la única esperanza de los perdedores de la crisis y la globalización, pero no podemos serlo si continuamos divididos»