Maider IANTZI
DONOSTIA

De África a Glasgow, Donostia o Bilbo, la desigualdad marca la salud

«Es más relevante el código postal que el génetico», sostiene un curso de verano de la UPV. Parece un título provocador, pero en la cruda realidad son datos. Sin ir más lejos, si todas fuéramos tituladas universitarias, se evitarían diez fallecimientos al día en la CAV.

El médico epidemiólogo Santiago Esnaola fue tajante en la charla que dio comienzo a la segunda y última jornada del curso de verano de la UPV-EHU sobre salud comunitaria: «El mayor problema de salud es la desigualdad social». Efectivamente, el lugar y el contexto en que nacemos determina nuestra esperanza de vida.

Según este miembro del Departamento de Salud de Lakua, aunque esta haya mejorado de una forma espectacular en los últimos 40 años, seguimos viendo claras desigualdades entre las clases sociales. Puso como ejemplo la diferencia abismal que existe entre un barrio pobre y otro rico de la ciudad escocesa de Glasgow. En el primero, la esperanza de vida es de 54 años, mientras que en el segundo se alarga hasta los 82.

Hay más factores que determinan en parte nuestra longevidad, como el nivel de estudios o el género. «La esperanza de vida crece notablemente a medida que aumenta el nivel de estudios», afirmó en una de las salas del Palacio Miramar, repleta de oyentes, especialmente del ámbito sanitario y de trabajo social. Apuntó que desde 2001 hasta 2006 los hombres alcanzaron debido a los estudios 7,6 años más de vida, frente a los 5,8 años de las mujeres. Es más, destacó que si todos los habitantes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa tuvieran la longevidad de las personas con estudios universitarios, se pospondrían el 18% de las defunciones de las mujeres y el 20% de los hombres, es decir, una quinta parte de los fallecimientos o, lo que es lo mismo, diez defunciones diarias.

Así, «hay grupos sociales que desde el comienzo de su vida llevan una gran mochila, o, mejor dicho, un gran pedrusco que les impide alcanzar su máximo nivel de salud que va más allá de su código genético». Estas diferencias en la salud son «sistemáticas, socialmente producidas, evitables e injustas».

Son «el resultado de las distintas oportunidades y recursos en función del sexo, la etnia, la edad o el territorio. Y también son los causantes de la vulnerabilidad diferencial, que viene a decir por ejemplo que los perjuicios del alcohol, aunque el consumo sea el mismo, varían mucho según los recursos sociales. «La mortalidad es tres o cuatro veces mayor en los grupos más vulnerables, ya que los recursos hacen que el factor de riesgo actúe de forma distinta».

Estas desigualdades ocurren en todos los países y tienen claro impacto según la escala social. «Hay pruebas suficientes que muestran cómo se pueden reducir poniendo en práctica políticas sociales y sanitarias apropiadas». Esta reducción supondría el aumento del nivel de salud de la población.

Defendió que hay que corregir los factores determinantes, que dividió en dos grupos. Por una parte, los «intermedios», conformados por recursos materiales como la vivienda, el trabajo doméstico y el cuidado y las condiciones de empleo. Por otra parte, los «estructurales», dictados principalmente por la política y los actores socioeconómicos. También la cultura y los valores. Estos dos grandes bloques marcan una jerarquía social y una serie de ejes de desigualdad en función de la clase social, el género, la edad, la etnia o el territorio.

El experto remarcó que estos determinantes tienen más peso que la calidad de los servicios sanitarios, por lo que reivindicó que los recursos de bienestar deben ser intersectoriales y deben fomentar la participación social, yendo más allá de la propia medicina. La salud debe ser transversal y estar presente en todas las políticas.

Hay que ir río arriba

Mostró tres formas de actuar, que son complementarias: mejorar la salud de los sectores más desfavorecidos, reducir la brecha entre los más favorecidos y los que están peor, y reducir el gradiente social de la salud. Puso como referentes a Finlandia, Noruega y Suecia.

Siguiendo el hilo de su compañero, Elena Aldasoro, médica especialista en Salud Pública, también del Departamento de Salud de Lakua, explicó mediante la metáfora del río de Irving Zola lo que hace el sistema sanitario. «Estamos ocupados trabajando con las personas que se ahogan en el río una detrás de otra, pero no tenemos tiempo para ir río arriba y analizar y ver qué ocurre ahí y por qué se ahoga la gente». Se trata de ir al origen del problema y de «no caer en el engaño de que la solución es tomar pastillas».

Por ejemplo, el hecho de tener recursos materiales y económicos hace que tengamos más control de nuestra vida.

Indicó que se puede estar aguas abajo, tratando de arreglar los efectos; en el centro de la corriente, incidiendo en las causas (las circunstancias materiales como la vivienda o el empleo); o aguas arriba, actuando sobre los determinantes sociales (las causas de las causas).

La médica expuso algunos estudios en los que formó parte junto con Esnaola. Comentó que las herramientas que utilizaron para medir el nivel de necesidad que tenían algunos grupos sociales fue la estrategia de la “Evaluación de Impacto en Salud”, la más utilizada; el “Análisis de la Lente de la Salud”, más ambicioso y que trata de hacer recomendaciones para eliminar los determinantes estructurales; y las guías, por ejemplo de urbanismo que plantean una arquitectura que facilite el acceso a diferentes espacios públicos.

Ejemplo del barrio Uretamendi

Una de las investigaciones la realizaron en el barrio bilbaino de Uretamendi. Además de recoger información, intentaron hacer partícipe a la gente. En esta zona desfavorecida de Errekalde viven 2.902 habitantes. Según los datos de la mortalidad por sección censal (1996-2003), la esperanza de vida era menor que en el centro de la ciudad; «Su percepción era que nadie se ocupaba de ellos». En este proyecto se intentó mejorar la accesibilidad ya que los vecinos se quejaban de que había una gran cantidad de escaleras, además de otros obstáculos que los aislaban.

«Hicimos un estudio cualitativo y se lanzaron recomendaciones de mejora para arreglar el mobiliario urbano como medio para lograr mayor calidad de vida y salud», contó Aldasoro.

Luego, yendo un poco más arriba del río, propusieron un Plan de Salud de Euskadi al Gobierno de Lakua. Aquí recomiendan «aunar fuerzas de los distintos departamentos» para conseguir eliminar el obstáculo de los determinantes estructurales e intermedios. «Hemos propuesto trabajar conjuntamente y desde Lehendakaritza nos han dado una respuesta muy positiva». El plan incluye cinco áreas: equidad y responsabilidad, personas con enfermedad, envejecimiento saludable, salud infantil y juvenil, y entornos y conductas saludables.

En el turno de preguntas y comentarios, un educador social que trabaja en Donostia con personas sin hogar explicó cómo determina ello su salud. Según los últimos estudios, ahí viven en la calle unas 90 personas más otras 40 en albergues.

Otro participante del curso trajo a colación la distribución de alimentos de las grandes empresas y contó que en determinadas zonas de Londres resulta imposible conseguir fruta y verdura fresca, con lo que implica para la salud.

Irun Sasoian, aktiboa izatea aukerarik errazena izan dadin

Iñaki Iturrioz Gipuzkoako Foru Aldundiko langileak, Jarduera Fisikoaren eta Kirolaren Zientzietan lizentziatuak, Irun Sasoian proiektuaren esperientzia ekarri zuen EHUren udako ikastaro hauetara. Udalak sustatutako ekimen komunitarioa da aipaturikoa.

Bertan eragile eta herritar aunitz dabiltza elkarlanean, hainbat maila eta ingurutan koordinatuz. 61.000 biztanleko hiri honetan, hau da, Gipuzkoako bigarren populatuenean, «kiroldegikoa» edo «igerilekukoa» zen Iturrioz jendearentzat. Kontatu zuenez, jada kirola egiten zuen jendearekin soilik erlazionatzen zirela konturatu zirenean jarduera fisikorik egiten ez zutenengana zabaltzea erabaki zuten.

Eredua aldatu eta kirola politika guztietara hedatu zuten: osasuna, parekidetasuna, hirigintza, garraioa, etxebizitza, ekintza soziala, hezkuntza... Eta Irun Sasoian markarekin hainbat programa garatzen hasi ziren. Adibidez, Ikas Sasoi jarri zuten martxan hiriko ikastetxeetan. Ikasleek eskola orduetatik kanpo ere patioa irekitzea eskatu zieten eta ikerketa juridiko baten ondotik hala egin zuten azkenean, horren ardura beren gain hartuz.

Jolastokian mutikoak jaun eta jabe zirela ikusita, neskei begirako kirol materiala ere banatu zuten eta sekulako arrakasta izan zuten monopatinek.

Bizikletaren erabilera ere sustatu zuten, bizikleta izan badutenen baina hondatuta dutenei deskontuak eskainiz. Art Sasoirekin Puinanako plaza bat zaharberritu zuten artistekin, ehun ume bizi diren ingurua. Kiroldegira doazen eskailera utziak emozioz bete zituzten mezuak idatziz. Eta Igande Sasoirekin hilabetean behin Kolon pasealekuan trafikoa moztu eta kalea okupatzen dute jolaserako.M. I.