Txisko FERNÁNDEZ
DONOSTIA

ELA exige a Lakua que no dé ayudas a empresas sin plan de viabilidad

Cuando un gobierno centra su presunto buen hacer en materia económica en la evolución de las empresas privadas ubicadas en su territorio corre el riesgo de que cualquier decisión negativa de esas compañías le afecte directamente. El ejemplo más claro es lo que le está sucediendo en los últimos días al Ejecutivo que preside Iñigo Urkullu.

La incesante actividad pública de Arantxa Tapia da lugar a comentarios, más o menos irónicos, sobre si posee el don de la ubicuidad. De lo que no hay duda es de que la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras protagoniza gran parte de las comparecencias que realizan ante los medios los integrantes del Gabinete de Iñigo Urkullu. Y también es cierto que buena parte de su agenda está ocupada por encuentros con directivos y patrones de las compañías más grandes instaladas en la CAV.

De ahí que sea fácil encontrar en el archivo de imágenes a Tapia junto a los responsables de compañías como CNA (propietaria de Edesa Industrial), Arcelor Mittal (la multinacional que cerró la acería de Zumarraga y que puso en duda el futuro de la ACB de Sestao) o Aernnova (cuya plantilla está muy preocupada por su futuro tras conocerse que el accionista mayoritario, Springwater, ha decidido deshacerse de su participación).

Generalmente, el Ejecutivo de Lakua se jacta de mantener una relación fluida con estos empresarios, si bien en los últimos días se ha mostrado molesto porque algunos de ellos le han dejado en mal lugar al no avisarle previamente de que iban a tomar medidas drásticas que auguran malos tiempos para los trabajadores de sus factorías.

El caso de CNA

En este contexto, el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, exigió ayer al Gobierno de Urkullu que «deje de sacarse fotos con la patronal» y «no dé ninguna ayuda pública» a una empresa si esta no cuenta con un plan de viabilidad que garantice la continuidad del proyecto. Subrayó que eso es lo que debería hacer un «gobierno que se precie» y «tenga una política industrial mínimamente decente».

En declaraciones a Onda Vasca recogidas por Efe, Muñoz hizo referencia concreta a CNA, que adquirió los activos productivos de Fagor Electrodomésticos en 2014, ya que «llama la atención» que «diga ahora que carece de un plan industrial». A su juicio, esto no solo afecta al grupo catalán, sino también a la Corporación Mondragon, «que fue la que se desprendió de una parte de su producción», y «a la vigilancia que debería haber tenido el Gobierno Vasco». Si esta coyuntura termina en el «cierre paulatino» de la actividad, «se podría pensar que CNA es un testaferro para ayudar a liquidar lo que Corporación Mondragón decidió que le estorbaba», indicó el líder sindical.

 

Tapia no descarta el cierre de General Electric en Ortuella

Arantxa Tapia acudió ayer al Parque Tecnológico de Miramon para participar en el lanzamiento de «la segunda convocatoria internacional de la aceleradora público-privada vasca Bind 4.0 StartUP!». Junto a ella, en la foto oficial, se colocaron representantes de las 15 «empresas tractoras» que participaron el año pasado y de las 12 que se han sumado en esta edición. Los dos listados son los siguientes: ABB, CAF, CIE Automotive, Danobat Group, Euskaltel, Fagor Ederlan, Grupo Maier, Grupo Alcor, Grupo Ulma, Iberdrola, ITP, Mercedes-Benz Gasteiz, Michelin, NEM Solutions y Repsol-Petronor, por un lado; Aernnova, Alegria Activity, Arcelor Mittal, Batz, Bridgestone, Cikautxo, Elay, Elecnor, Gestamp, RPK, Sener y Sidenor, por otro.

Los periodistas aprovecharon para preguntar a la consejera de Desarrollo Económico sobre la situación en General Electric de Ortuella. Tapia comentó que los responsables de GE, con los que se iba a reunir horas más tarde, habían transmitido a su departamento «la necesidad de hacer una reestructuración» en la planta vizcaina. «Todas las posibilidades están abiertas, desde la más positiva hasta la más negativa», señaló. Y aludió a la «apuesta importante» que realizaron Lakua y la Diputación de Bizkaia cuando Alstom vendió la empresa a GE «por que se siguiera produciendo aquí, hubiera negocio y puestos de trabajo». GARA