Mikel CHAMIZO
DONOSTIA

«Los cantantes vascos quizá no hacemos lo suficiente por nuestro repertorio»

La joven soprano donostiarra Miren Urbieta-Vega ofrecerá esta tarde un recital de canto en el claustro del Museo San Telmo, en el marco del nuevo ciclo que la Quincena Musical ha puesto en marcha en dicho espacio. Urbieta, gran defensora del repertorio vocal vasco, ofrecerá una selección de canciones populares vascas de Jesús Guridi, Andrés Isasi, Félix Lavilla, Pablo Sorozabal y Tomás Garbizu junto al pianista bilbaíno Rubén Fernández Aguirre.

Los inicios de la prometedora carrera de Miren Urbieta se remontan a 2010. Tras finalizar los estudios de canto con Maite Arruabarrena en Musikene, fue aceptada en el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo de Valencia, donde pudo trabajar con figuras como Alberto Zedda o Roger Vignoles. Jaime Aragall, Montserrat Caballé o Mirella Freni se cuentan también entre los artistas que le dieron clases magistrales. El punto de inflexión, sin embargo, se produjo en 2014, al ganar el premio al mejor cantante español en el prestigioso Concurso Viñas. «Me dio la oportunidad de trabajar en el Liceu de Barcelona, en ‘La Traviata’ de McVicar», recuerda Urbieta. «Aunque era un papel pequeño, meter el pie en el Liceu fue algo serio en mi currículum». Este año Urbieta regresará al coliseo barcelonés.

En 2015 siguió otro reconocimiento importante, el premio a la mejor cantante revelación de los Premios Líricos Campoamor de Oviedo, que recibió por su papel de Liu en la “Turandot” de ABAO. Urbieta lo recuerda como «una gran sorpresa, porque es un premio al que tú no te presentas, te lo otorga un jurado independiente. Fue toda una alegría y además me abrió las puertas del Teatro Campoamor, donde debuté cantando Marguerite de ‘Fausto’ de Gounod, un personaje ya de mucho peso». La ópera es una de las grandes pasiones de la donostiarra, que el pasado verano tomó parte en el “Don Giovanni” de la Quincena Musical y ha participado también en los estrenos absolutos de “Juan José” de Pablo Sorozabal y “La llama” de José María Usandizaga.

Estos dos últimos autores nos colocan en la senda de la música vasca, que Urbieta cultiva con dedicación y que será protagonista de su recital de esta tarde. «Como vasca siento un compromiso con nuestra cultura, pero además estoy muy cómoda explorando un repertorio que aún es desconocido», afirma la soprano. El hablar euskera de forma nativa le da ciertas facilidades a la hora de abordarlo, y aunque se lo piden a menudo en Donostia y alrededores, asegura que fuera de Euskal Herria también es apreciado. «La gente que llega a conocerlo lo ama. Quizá hemos sido nosotros, los propios cantantes vascos, los que no hemos hecho lo suficiente por darlo a conocer», opina Urbieta. «Al ser un idioma muy localizado, es complicado para los cantantes encontrar a alguien que les haga una versión fonética del texto, pero conozco a mucha gente que ha incluido canciones vascas en su repertorio». Entre todas ellas, hay una que merece el apelativo de hit de la lírica vasca: la romanza “Goizeko eguzki argiak” de “Mirentxu”. «Muchas cantantes la presentan en los concursos, es muy conocida», asegura Urbieta, quien hizo su trabajo de fin de grado en torno a este fragmento creado Guridi.

La romanza no estará presente en el programa que Urbieta ofrecerá esta tarde en el claustro de San Telmo, aunque sí ha escogido cinco de las canciones para voz y piano que más tarde Guridi trasladaría a la orquesta en las “Díez melodías vascas”. Para la soprano, el secreto de las canciones de Guridi es «cómo combina la sencillez en el uso de la voz con la riqueza en el acompañamiento pianístico». Tras Guridi llegarán cuatro canciones de Andrés Isasi, «con un lenguaje armónico muy elaborado», y las “Cuatro canciones vascas” de Félix Lavilla, maestro del pianista que acompañará a Urbieta en esta cita, Rubén Fernández Aguirre. La segunda parte del recital traerá nuevas canciones de Sorozabal y Garbizu.