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El BCE abre la puerta a «recalibrar» su política de estímulos monetarios

Después de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos pusiera fin, a principios de este mes, a su programa de estímulos financieros es ahora el Banco Central Europeo (BCE) el que abre la puerta a «recalibrar» esa política. Señala que las condiciones actuales ofrecen una oportunidad «para reducir las compras de activos netos del Eurosistema».

Mientras el presidente del BCE, Mario Draghi, defendía públicamente mantener «un nivel sustancial de estímulos monetarios», los debates del Consejo de Gobierno de la entidad abrían la puerta a realizar ajustes en el programa de flexibilización cuantitativa (QE).

«Las condiciones en general están cada vez mejor situadas, lo que permitirá adaptar la intensidad de los ajustes de la política monetaria y ofrecer una oportunidad para reducir las compras de activos netos del Eurosistema», según se recoge en las actas de la reunión celebrada días después de que la Reserva Federal (Fed) estadounidense diera fin a la política de estímulos con el inicio de la reducción de su gran cartera de deuda a principios de este mes.

Las actas muestran que los miembros del Consejo de Gobierno confían cada vez más en que la recuperación económica entre los Diecinueve continuará fortaleciéndose. Así, ahora el debate se centra en el grado de ralentización del ritmo de compras de activos y la duración en sí del programa.

El centro de las discusiones de los responsables en setiembre, según se señala en las actas, fue sobre «algunas soluciones generales inherentes en varios escenarios para la recalibración futura» del programa de compra de deuda. En concreto, sobre «la elección entre el ritmo y la duración planeada», es decir, su «recalibración». «Los beneficios y los costes de un horizonte de compras más largo, junto con un menor ritmo de reducción de los volúmenes mensuales, se comparó con los de un periodo más corto y mayores volúmenes de compra», subraya el documento. En ambos casos, el Consejo de Gobierno consideró que había que tener en cuenta riesgos para la estabilidad de precios si se amplía el programa de compra de deuda.

60.000 millones al mes

El Banco Central Europeo ha estado inyectando 60.000 millones de euros al mes en la economía de la eurozona, con la compra de deuda empresarial o gubernamental, como parte del QE, que inicialmente debía terminar en diciembre de este año. No obstante, los débiles datos de la inflación, todavía lejos del objetivo de situarse ligeramente por debajo del 2%, están dificultando la toma de decisiones en torno a la dirección de la política monetaria. Asimismo, el Consejo asegura que los tipos de interés permanecerán en el actual nivel de mínimos históricos al menos hasta que se finalice el programa de expansión cuantitativa. En el caso de que se opte por ampliar el periodo de reducción de compra de activos con una menor reducción de los volúmenes mensuales, las expectativas de que el primer alza de tipos se realice en 2019 podría aplazarse aún más.

No obstante, dejaron la puerta abierta a que, en caso de que fuera necesario, como para hacer frente a un ciclo económico o posibles shocks futuros, la política monetaria podría moverse en cualquier dirección.

El Consejo de Gobierno discutirá en su reunión de finales de octubre reducir las compras de deuda pública y privada en la zona del euro a partir del próximo año.

En julio consideró «por amplio acuerdo» que es necesario que la política monetaria apoye la vuelta de la inflación a tasas cercanas pero algo por debajo del 2 % a medio plazo.

Desde finales de 2014, el Eurosistema, que se compone del BCE y los bancos centrales nacionales, ha acumulado gran cantidad de deuda del sector público y privado, que mantendrá en su balance, reinvirtiendo el pago principal, todo el tiempo que sea necesario, según reflejan las actas.

Llamada de atención

La prolongación de esta política de estímulos sin fin ha encendido también la alerta del Fondo Monetario Internacional (FMI), que advierte sobre los riesgos que trae aparejados.

Subraya que está elevando los riesgos financieros, al aumentar el valor de los activos y el endeudamiento global, vulnerabilidades que pueden hacer «descarrilar la recuperación».

«Aunque las aguas parecen calmadas, se están creando vulnerabilidades bajo la superficie que si no se atienden pueden (hacer) descarrilar la recuperación global», dijo Tobias Adrian, director del Departamento de Asuntos Monetarios del Fondo, al presentar el informe de estabilidad financiera global.

Especialmente, agregó Adrian, en un contexto en el que «es probable que el proceso de normalización monetaria se demore aún varios años».

Por ello, alertó a los bancos centrales de que «una normalización monetaria demasiado rápida puede provocar turbulencias no deseadas en los mercados y dar marcha atrás al progreso realizado hacia los objetivos de inflación».

Durante la presentación, marcó como reto clave evitar la «complacencia ante las crecientes cargas de deuda en empresas y hogares y las excesivas valoraciones de activos».

Advirtió, además, de que «hay demasiado dinero en busca de muy pocos activos rentables», lo que provoca que los inversores salgan de su entorno natural acepten niveles de riesgo más altos. «Existe una cada vez más amplia divergencia entre los ciclos económicos y financieros», remarcó, algo que aumenta las dificultades de los bancos centrales para salirse de sus extraordinarios planes de estímulo.

En paralelo, los niveles de endeudamiento están creciendo de manera notable, y en países como China, Canadá o Corea del Sur, está llegando al límite, por lo que un posible ajuste monetario y el consiguiente endurecimiento de las condiciones financieras supone un peligro importante.

La recuperación y el alto endeudamiento marcan el arranque de la asamblea del FMI y el BM

La recuperación global y el alto endeudamiento en las principales economías centraron la sesión inaugural de la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, destacó que han elevado un 0,1% su previsión del crecimiento global en 2016 y 2017, en una tímida pero ya clara tendencia de recuperación, aunque no es un momento para festejos, ya que la prioridad ahora es «hacer estable esta recuperación» mediante la adopción de reformas estructurales, y alertó sobre riesgos que deben ser tenidos en cuenta.

Uno de ellos es lo que denominó como «tentación del proteccionismo», que se tornó una prioridad para el Gobierno de Estados Unidos desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con impacto en todo el mundo.

Otra preocupación es la creciente deuda en las principales economías del mundo como consecuencia de varios años de tasas de interés extraordinariamente bajas que abrieron la puerta a una intensa toma de créditos.

En tanto, en el Banco Mundial, su titular Jim Yong Kim buscó poder relativizar el impacto del verdadero balde de agua fría que recibió de forma indirecta el miércoles, cuando el Tesoro estadounidense expresó sus reservas a autorizar un aumento de capital de ese ente multilateral.

Kim argumentó que un nuevo Gobierno como el de Trump «lleva tiempo para organizarse» aunque saludó que el equipo estadounidense sea parte de la discusión sobre el controvertido aumento de capital del Banco Mundial.GARA