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Indignación general por la mención de Trump a «países de mierda»

Las alusión del presidente de EEUU, Donald Trump, a «agujeros de mierda» en referencia a países africanos o latinoamericanos, levantaron la indignación por todo el mundo, comenzando por las naciones afectadas. Trump negó haber pronunciado la frase racista, pero un senador que fue testigo le desmintió.

Donald Trump intentaba ayer despegarse del escándalo provocado por su mención a los «países de mierda» al referirse a Haití, El Salvador y a naciones africanas. Trump negó haber pronunciado la frase racista, pero rápidamente fue desmentido por un senador del Partido Demócrata que estuvo en la reunión. En un primer mensaje en Twitter, Trump admitió que en una reunión el jueves en la Casa Blanca para discutir sobre inmigración se dijeron cosas «duras», pero aseguró que «ese no fue el lenguaje utilizado».

Una hora más tarde, volvió al tema para asegurar que nunca dijo «alguna cosa despectiva sobre los haitianos, más allá de decir que Haití es, obviamente, un país muy pobre y con muchos problemas».

Pero, poco después, el senador demócrata Rick Durbin, que había participado en la reunión, dijo que Trump efectivamente se refirió como «agujeros de mierda» a países como El Salvador, Haití y Botswana y que además lo hizo de forma reiterada. Trump «tuiteó esta mañana negando que utilizó esas palabras. No es verdad. Él dijo esas cosas llenas de odio, y las dijo repetidamente (...) Hizo esas declaraciones viles y vulgares, llamando a esas naciones ‘agujeros de mierda’», confirmó Durbin. «¿Por qué todas estas personas de países de mierda vienen aquí?», se supone que dijo Trump, para añadir que quería inmigrantes de países nórdicos, como Noruega.

La frase la habría pronunciado cuando dos senadores le plantearon un proyecto de ley migratorio que otorgaría visados a algunos de los ciudadanos de países que han sido retirados recientemente del programa de Estatus de Protección Temporal, como El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudán.

Críticas desde África

En pocas horas el escándalo se tornó internacional, con una fuerte oleada de indignación.

En Ginebra, el portavoz del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU, Rupert Colville, señaló que «si se confirman, son comentarios escandalosos y vergonzosos por parte del presidente de EEUU. Lo siento, pero la única palabra que se puede utilizar es ‘racista’», dijo.

Según Colville, la visión expresada en esas declaraciones muestra «el peor lado de la humanidad, validando y alentando el racismo y la xenofobia».

«No es solamente hiriente para las personas de origen africano en Estados Unidos, sino también para los ciudadanos africanos», dijo a la AFP Ebba Kalondo, portavoz del presidente de la Comisión de la Unión Africana Moussa Faki. «Esto es aún más ofensivo dada la realidad histórica del número de africanos que llegaron a EEUU como esclavos», añadió.

«Hay un patrón de declaraciones y actos previos», recordó la portavoz del organismo.

De hecho, las declaraciones de Trump se suman a otras manifestaciones racistas como las que estigmatizaron a los mexicanos afirmando que eran ladrones y violadores, cuestionaron la imparcialidad de un juez por ser mexicano o equipararon a los neonazis que mataron a una manifestante antirracista con los propios militantes antixenófobos.

Para Kalondo, esta tendencia de la Administración Trump no solo contradice la tradición de los EEUU respecto a la migración sino también los principios de la comunidad internacional.

Sudáfrica, Senegal y Botswana también expresaron su malestar. «Es ofensivo por parte del presidente Trump hacer comentarios despectivos sobre países que no comparten posiciones políticas con EEUU», recalcó Jessie Duarte, vicesecretaria general del Congreso Nacional Africano, el partido gobernante en Sudáfrica.

El presidente de Senegal, Macky Sall, impactado por los comentarios, los rechazó y condenó «vigorosamente. África y la raza negra merecen el respeto y la consideración de todos».

Las palabras de Trump también provocaron rechazo en su país. El legislador demócrata Luis Gutiérrez, nacido en Chicago de padres portorriqueños, apuntó que «ahora se puede decir con 100% de seguridad que el presidente es un racista». «Tengo vergüenza de nuestro presidente», añadió.

La oleada de indignación se extendió a los republicanos. La legisladora Mia Love, de familia haitiana, dijo que la declaración de Trump era «divisiva» y opinó que se imponía una petición de disculpas. Tim Scott, el único senador negro entre los republicanos, opinó que las declaraciones eran «decepcionantes».

Intentar apagar el fuego

Mientras, el Departamento de Estado intentaba salvar la cara ante el resto del mundo. «Hemos dado instrucciones a nuestra gente para que reafirme que tenemos un gran respeto por los africanos y por todos los países. Nuestro compromiso es fuerte», afirmó Steve Goldstein, alto funcionario del Departamento.

Los representantes estadounidenses en Haití y Botswana habían sido convocados por los respectivos gobiernos para exigir explicaciones.

«Si un país quiere ver nuestro encargado de negocios o a nuestro embajador, ellos irán. Escucharán. Es su primer deber, y reafirmarán el respeto que tenemos por su país», añadió Goldstein. Los diplomáticos estadounidenses han recibido el encargo apagar el fuego encendido por su presidente subrayando «el honor de servir» en el país en que están destinados y «el apego de EEUU por su relación» con ese país.

«Y si los gobiernos locales preguntan si Washington los considera como ‘un país de mierda’, la respuesta será ‘no, en absoluto’. Consideramos a ese país como socio», insistió Goldstein.

El presidente de EEUU cancela un viaje previsto a Londres

Donald Trump suspendió su viaje a Londres para inaugurar una nueva Embajada por considerarla un negocio ruinoso. «No me entusiasma que la Administración Obama vendiera la que quizás era la mejor embajada de Londres, y la mejor situada, por calderilla. Mal negocio. Querían que cortara la cinta: ¡NO!», escribió en Twitter. Trump atribuyó a su predecesor, Barack Obama, una decisión que en realidad tomó el equipo anterior, el de George W. Bush, la venta de la Embajada en el corazón del distinguido barrio de Mayfai por mil millones de dólares a un fondo de inversiones qatarí para trasladarla a una zona industrial. El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, lamentó la decisión y acusó a los laboristas –concretamente a su líder, Jeremy Corbyn, y al alcalde de Londres, Sadiq Khan– de poner en peligro la relación con EEUU por alentar manifestaciones contra Trump. En cambio, el alcalde se felicitó por la suspensión del viaje: «Muchos londinenses han dejado claro que Donald Trump no es bienvenido. Parece que finalmente lo ha entendido». Trump evitará las protestas, pero prolonga la difícil relación con un estrecho aliado.GARA

Ultimátum a la UE para que cambie el acuerdo nuclear con Irán

El presidente estadounidense, Donald Trump, decidió ayer renovar el alivio de sanciones concedido a Irán en base al acuerdo nuclear de 2015, pero advirtió a sus aliados europeos de que esta es su «última oportunidad» para modificarlo, si no, se retirará del mismo.

El Congreso estadounidense exige que el presidente decida cada 120 días si mantiene activo un mecanismo que suspende temporalmente las sanciones a Irán por su programa nuclear y Trump ordenó renovarlo, aunque advirtió de que ésta es la última vez que respeta el acuerdo tal y como fue firmado en 2015.

«Hoy mantengo suspendida la aplicación de ciertas sanciones nucleares, pero solo con el fin de lograr que nuestros aliados europeos accedan a arreglar los terribles defectos del acuerdo nuclear con Irán. Ésta es una última oportunidad», dijo Trump. «Sin un acuerdo de ese tipo (con los europeos), EEUU no mantendrá la suspensión de sanciones que le permite permanecer en el pacto nuclear con Irán. Y si en cualquier momento juzgo que ese acuerdo no es alcanzable, me retiraré inmediatamente del pacto. Nadie debería dudar de mi palabra», advirtió el presidente.

El mandatario concretó que no piensa negociar con Teherán sino con sus aliados europeos para que incluyan nuevas condiciones e impongan «nuevas sanciones multilaterales si Irán desarrolla o prueba misiles balísticos, impide las inspecciones o hace avances hacia la consecución de un arma nuclear». Según la Casa Blanca, también debería eliminar las «fechas de caducidad» de las restricciones impuestas al programa nuclear iraní y hacer que «sean para siempre».

EEUU hizo coincidir el anuncio con otra ola de sanciones contra 14 personas y entidades de Irán por «incurrir en violaciones de derechos humanos o actos de censura o por tener relaciones con organizaciones vinculadas a la carrera armamentística iraní».

«La política de Trump y el anuncio de hoy equivalen a intentos desesperados de socavar un acuerdo multilateral sólido», criticó el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Javad Zarif, que añadió que el presidente de EEUU está «violando maliciosamente» algunos de los artículos del pacto. El acuerdo «no es renegociable. En lugar de repetir una retórica cansina, EEUU debe cumplir plenamente, al igual que Irán», subrayó el jefe de la diplomacia iraní.GARA