B.Z.
DONOSTIA

Una investigación recopila 139 incidentes violentos del unionismo en tres meses

En los 95 días que van del 8 de setiembre hasta el 11 de diciembre se contabilizaron en Catalunya al menos 139 incidentes violentos con una «motivación política en defensa de la unidad de España». La mayoría (86) son agresiones físicas, si bien hay ataques de todo tipo, incluidos dos casos de violencia sexual. Son algunos de los principales datos del informe ‘‘En nombre de España’’, elaborado por el fotoperiodista Jordi Borràs y publicado en el “Anuari dels Silencis Mediàtics”. Se trata de un trabajo elaborado anualmente por el Grup de Periodistes Ramon Barnils para abordan temas mediáticamente silenciados. La semana pasada se presentó el anuario de 2017.

El informe sobre la violencia unionista, en la que no se incluye la violencia policial del 1-O, se presenta como un trabajo aproximativo, por lo que el propio autor apunta que «un estudio con más profundidad podría hacer aumentar esta cifra de manera considerable». Con todo, es una aproximación interesante que aporta luz acerca de uno de los elementos más silenciados del intenso otoño catalán. Un factor que, sin duda alguna, pesó mucho a la hora de tomar ciertas decisiones desde el Govern.

Entre los datos aportados por el informe destacan los picos de violencia registrados el 8, el 12 y el 29 de octubre, coincidiendo con las manifestaciones convocadas por Sociedad Civil Catalana –apoyadas por PP, Ciudadanos y PSC–. Un 24% de los episodios registrados se concentran en esas tres movilizaciones, calificadas por Borràs como «caldo de cultivo».

También destaca el hecho de que en cuatro casos los agresores fueron agentes de la Policía española o la Guardia Civil fuera de servicio, o que 30 de las víctimas fueron periodistas, la mayoría de medios públicos catalanes.

Nueva transversalidad

Borràs recoge en su informe las reflexiones del historiador Carles Viñas, que apunta tres de las causas que explican este crecimiento de la violencia contra el independentismo catalán. En primer lugar, «la deshumanización» del adversario a través de un relato mediático que demoniza al independentismo; en segundo lugar, «la orfandad de los nacionalistas españoles ante la falta de respuesta política de sus representantes parlamentarios, que niegan la legitimidad del referéndum y abandonan el Parlament»; y en tercer lugar, «la constatación, por primera vez por parte de los partidarios de la unidad de España, de que las aspiraciones independentistas son una amenaza seria».

Por último, el propio Viñas destaca otra novedad a tener en cuenta sobre los episodios recientes de violencia: «Estos hechos delictivos ya no son patrimonio exclusivo de la extrema derecha militante, tal y como había pasado en la década de los 20 y los 80 del siglo pasado. Ha cambiado el prototipo: el género, la edad y una estética concreta ya no son un patrón común».