Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
IKER «ANTXUS»
VOZ DE SKASTI

«Creemos que lo que hacemos es real, auténtico, original y consecuente»

Reconforta emocionalmente que un grupo sea capaz de romper sus vínculos con el pasado y tomar una dirección diferente y, además, con coherencia y clase. Es el caso de Skasti, formación de Zarautz que confirma su ambición y valores con «Ye». Álbum donde el pop y el rock bailable y luciente se asienta definitivamente. El octeto presenta disco mañana en Kafe Antzokia de Bilbo a partir de las 22.00.

Doce años y cuatro discos. Un inicio con raíces jamaicanas y un futuro “Ye” (Baga Biga) que prolonga con más musicalidad la apreciable “Maskarak”. Pop, rock, dance y algo de electrónica son el universo de Skasti. Un grupo para festivales, se lo han ganado, fiestas patronales y hora y media de baile sin ninguna luz fundida, desvanecimiento o caída de tensión. Este jueves presenta “Ye” en Kafe Antzokia de Bilbao a las 22.00. Ye, ye, ye...

«Maskarak» supuso un cambio sorprendente en el estilo, quizá se percibía en algún arreglo de viento o alguna guitarra la tendencia ska, pero «Ye» confirma el irreversible paso tomado hacia telones de pop y rock con ritmos bailables y envolventes.

Exacto, “Maskarak” era todavía esa fase en la que uno se quita el antifaz, se muestra al público y lucha contra sus complejos; sin embrago, “Ye”, como bien apuntas, es esa en la que uno se reafirma y trata de gestionar su historia.

Da la impresión de que se han tenido que divertir mucho grabando estas canciones que inducen buen rollo musical y positividad en el aspecto de «confirmamos el camino», aunque grabar no suele ser el espacio más lúdico de los posibles. Sí vital.

Un proceso tan largo y dividido en dos fases de grabación (mayo y setiembre 2017) tiene casi tanto de divertido que de sacrificio. Uno deja de tener “tiempo libre” pues lo dedica casi íntegramente a la banda; la producción musical, escuchas, letras… En lo que no cabe duda es en lo que comentas: estamos en el buen camino. Los miembros estamos unidos, hemos aprendido a gestionar las discrepancias, la división de los roles dentro de la banda nos posibilita llegar a muchos frentes. Y creemos que quien escucha el disco percibe todo eso.

Hay bastantes canciones para señalarlas como «diferentes». sin perder coherencia. «Geiser» es de las que más se salen del disco, pero también es uno de los mejores cortes, la mezcla de pop y rock es muy afortunada, como el ritmo y los teclados. Con todo y por sus características, ¿tuvo problemas para pasar el filtro y llegar al disco? ¿Es un contratiempo que os digan que es de lo mejor del álbum?

¡Para nada! Cierto es que nuestra relación/sensación en cuanto al tema “Geiser” ha pasado por varios estados, pero, con unas cuantas vueltas, nos pareció al final una pieza digna de incluir en el álbum; por tener un ritmo diferente y enriquecedor (como indicas), por contener pianos eléctricos tipo Rhodes “clásico” muy estéticos, por estar aderezado con una letra sobre un tema tan actual como la nomofobia y por estar cantada en modo fraseo-lírico cuidando la fonética del léxico. Por todo ello, entendemos (¡y nos alegra!) que sea una de las que más guste a parte del público.

Habrá habido más casos como este, de cierta duda y reacomodación de canciones. El acabado a veces es como complejo por el propio medio en el que se desenvuelve.

Por supuesto. Teniendo en cuenta que la fase de selección de los temas fue exhaustiva, hubo discrepancias. Teníamos claro que el número de canciones tenía que rondar el número final, 13; pero teníamos más claro, si cabe, que todos y cada uno de los temas debían garantizar un mínimo de calidad y aportar algo particular e imprescindible. La incorporación de algunos temas era incuestionable, claro, pero con otras tuvimos que ponernos de acuerdo; tuvimos que hacerlo con “Slow funk” y las dos más electrónicas, “Sixty seven” y “Make razor great again”, por ser las que más diferían del “hilo argumental”, por así decir. Tuvimos muy en cuenta la opinión de Eñaut Gaztañaga [responsable del estudio donde se grabó el disco].

Supongo que como en tantas bandas de dance y rock alternativo, puede ocurrir en RHCP o Foals, la voz es el instrumento que mejor une el todo.

Pues sí. Las voces, generalmente creadas en la última fase, pueden cambiar totalmente el sentido de lo instrumental, ayudar a definirlo o, al contrario, echar por tierra todo el trabajo previo. Por tanto, en este último trabajo hemos intentado acudir con la mayor cantidad de melodías posibles a la grabación de los temas para poder tener margen a la hora de elegir la combinación a nuestro parecer más afortunada. También nos ha pasado tener que hacer “borrón y cuenta nueva” al crear las voces de una canción, por no gustarnos el sentido que estaba cogiendo algún proyecto. Es más, diría que incluso dejamos de desarrollar algún boceto por no acertar a empastar la música con buenas melodías. Sabemos que es uno de los puntos que más te puede dar y quitar, y trabajamos en ello.

Uno de los puntos donde más se debe acertar ocurre en el terreno de que guitarras y sintetizadores puedan convivir con equilibro y coherencia. Pienso en «Tutivillus», pero es casi todo el disco... Sucia en «Horma irudia», pero esta vez compitiendo con un bajo poderoso hasta integrase en ese final hipnótico.

Correcto. El peligro de que se solapen guitarras y sintes es mayúsculo. Hemos intentado escoger bien los sonidos de uno y otro instrumento, buscando frecuencias que no se interfieren y fijándonos en grupos que lo hacen magistralmente.

El disco anterior se grabó en Elkar y con ayuda de Eñaut Gaztañaga en la producción. Este en su estudio y quizá casi en paralelo con el propio álbum de Grises.

En este caso hemos querido trabajar más estrechamente con Eñaut y hemos grabado directamente en Gaztain Estudioak. No coincidimos en la grabación; diría que nosotros ya habíamos terminado para cuando ellos empezaron, pero, bueno, en cualquier caso, trabajar con Eñaut y la buena relación con Grises nos posibilita a su vez una especie de consulting musical a la hora de… elegir el orden de los temas en el disco, por ejemplo.

¿Hablan entre ustedes del éxito?, ¿de lo complejo que es situarse en una Euskal Herria muy partida estilísticamente y con oídos muy cómodos?

Por supuesto. Creemos que cualquier banda de nuestras características y con ambiciones habla de esos asuntos; de lo que es el éxito, de lo complejo y particular del circuito musical de Euskal Herria, del gusto musical de sus conciudadanos… Lo de “con oídos muy cómodos” seguramente sea una consecuencia más de una comodidad que transciende de lo musical. En ese sentido, Skasti tiene la conciencia tranquila, pues creemos que lo que hacemos es real, auténtico, original y consecuente.

Se ve que no son de alargar mucho las canciones: la afortunada «Sixty seven» da la impresión de que puede explorarse más allá de los dos minutos, como algunos otros títulos; pero parece que se prefiere ir a lo esencial y grabar más canciones que extenderlas.

“Sixty seven” en concreto es un tema creado a partir de un riff muy particular. No tuvimos la tentación de explotarlo mucho más y preferimos conservar su pureza y crudeza. De hecho, muestra de su naturalidad, hemos de decir que terminamos de producirla en el estudio. Creímos que ya habíamos contado todo lo que teníamos que contar con respecto a este tema.

Son una banda «lúdica» musicalmente, bailable, que, sin embargo, cuida las letras y la temática, casi instructiva. No es un «ven con nosotros a bailar, olvida todo baila, baila con nostros...», por ejemplo.

Aun siendo un grupo “lúdico” o de entretenimiento, como indicas, no vemos que ese hecho esté reñido con remover conciencias, inducir emociones… y promover cambios sociales. De hecho, sin desprestigiar el ejemplo que propones, vemos mayor potencialidad de diversión en lo que hacemos nosotros. Nos divertimos cantando a aquello que nos preocupa, a la realidad que nos rodea, a las emociones que nos brotan. Es cierto que en los discos anteriores la crítica social tal vez fuera más sagaz, explícita o directa, pero las ganas de cambiar, mejorar el mundo que se le presupone a una banda de rock siguen intactas en “Ye”, solo que hemos cambiado el tono del mensaje, el modus operandi.

No tenían necesidad, por tiempo de duración del disco, de recuperar una vieja canción, sin embargo lo hacen con «Galdu/Irabazi», ¿qué cuenta pendiente había?

“Galdu/Irabazi” nació de la recuperación de unos compases de una canción de la maqueta (2011) a los que veíamos posibilidades. Desarrollamos la idea y nos salió (como suele pasar con estos casos) un resultado original que poco tenía que ver con el proyecto “madre”. Es más, a la hora de definir la pieza para defenderla en directo, ha sufrido algún arreglo más (de guitarra, básicamente) que a nuestro parecer la hace más redonda aún. La que realmente fue recuperada del proyecto del disco anterior es el tema “Bi”, que con nuevas modificaciones, entró finalmente en el nuevo disco; pero cuenta pendiente ninguna, solo la nuestra con nuestra conciencia. ¡Jeje!.