Amparo LASHERAS
Periodista

Es la frontera del horror

Hambre, frío y torturas hasta la muerte. Es la frontera del horror». Así, describió Ana, activista en favor del derecho de asilo, la frontera Este de Europa. Llegó a Gasteiz, invitada por OEE de Araba, con Azhar, refugiado pakistaní, testigo del infierno que se oculta tras la valla serbio-húngara. Cuando Ana habla, los detalles de su testimonio acrecientan el horror. «Allí no hay campos, los refugiados, muchos menores, permanecen en los bosques, sin tiendas, sin comida y sin ropa de abrigo. Si la policía húngara los encuentran les disparan o les golpea, en ocasiones, hasta que mueren. La última víctima que hemos conocido solo tenía seis años». Y a una se le queda ese horror grabado en la vergüenza y en la preocupación por el futuro de este viejo continente donde se admite que políticos como Orbán, primer ministro de Hungría, para ganar elecciones, apelen a una coalición internacional contra la inmigración «invasora» y, así, salvaguardar la «cristiandad y la hegemonía étnica» de Europa; una idea que, sotto voce, se murmura también en los Estados de Italia, Austria, Polonia, Holanda, Francia o de España. Pero quizás lo más sobrecogedor es que cuando comento estas cosas y me indigno contra el sistema que las permite, hay quién me mira y calla y piensa que he perdido el norte político, sin saber, todavía, que el silencio siempre sabe a complicidad.