Ingo NIEBEL
Historiador y periodista
TERCERA GRAN COALICIÓN EN ALEMANIA

Merkel se prepara para su cuarto mandato con un socio desnortado

La cuenta atrás para la reelección de la canciller alemana empieza a correr. El 14 de marzo se reunirá el Bundestag para confirmar a la presidenta de la CDU en su cargo de jefa de Gobierno. Acaban así cinco meses de un Ejecutivo en funciones. Mientras tanto, su socio, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), sigue complicándose la vida.

Un día después de que las bases del SPD avalaran la tercera Gran Coalición –66% a favor y 33% en contra con una participación del 78%– con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) el presidente alemán, el socialdemócrata Frank Walter Steinmeier, presentó ante el Bundestag su candidata a canciller, Angela Merkel. En nueve días el Parlamento se reunirá para reelegir a Merkel con los 246 votos de la CDU y su socia bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), y con los 153 del SPD. Los 399 diputados suman 44 más que la mayoría absoluta que Merkel necesita para ser elegida en la primera votación e iniciar su cuarta y seguramente última legislatura, pero también la primera con la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) como líder de la oposición.

No hay duda de que la canciller vaya a aprovechar los próximos tres años y medio para cerrar bien su época al frente del Ejecutivo y del partido. La cuestión es cómo va a definir el SPD su papel dentro de la Grosse Koalition (GroKo). Algunas voces, como el designado ministro de Sanidad, Jens Spahn (CDU), ya empiezan a echar leña a un fuego que todavía ni siquiera arde especulando con que su socio podría optar por hacer «oposición desde el Gobierno» en vez de tirar del carro.

Pero el SPD aún está aterrorizado por los recientes sondeos que le sitúan en tercer lugar por detrás de la CDU y de la AfD. Su giro de 180 grados –del «no» al «sí» a la GroKo– le ha causado mucho daño. Los giros dados desde setiembre le han costado credibilidad y a Martin Schulz el liderazgo. El partido lo dirige el presidente en funciones, Olaf Scholz, señalado ministro de Hacienda y vicecanciller de la Gran Coalición. Mientras sus dos socios ya han presentado a sus ministros, el SPD no ha desvelado los nombres de los suyos. Solo se sabe que serán tres hombres y tres mujeres quienes ocuparán las seis carteras que Schulz ha sacado en las negociaciones con Merkel. Ignorando las sensibilidades en su partido, quiso arrebatarle el ministerio de Exterior a su correligionario Sigmar Gabriel, quien, sabiendo que es el político alemán más popular, respondió con una entrevista que muchos entendieron como una pataleta infantil. Hoy parece que ni Schulz ni Gabriel estarán en el futuro gabinete de Merkel.

Es difícil entender por qué el SPD tarda tanto en dar los nombres de sus ministros. Tal vez, la cúpula socialdemócrata quiera consultar a las estructuras del partido para evitar otro debate sobre nombres y personas para acercarse a los críticos de la campaña #NoGroKo e incluirles en el proceso de renovación. Su cara visible, el líder de las Juventudes Socialistas (Jusos), Kevin Kühnert, anunció, tras perder la consulta, que en adelante las bases deberían votar a todos los cargos ejecutivos.

Más allá del 14M, el SPD tiene que pensar en el 22 de abril, cuando otro congreso debe elegir a la jefa del grupo parlamentario, Andrea Nahles, como presidenta del partido. Su nombra- miento se debe a otro acto unilateral de Schulz que causó un fuerte malestar en el SPD. El futuro dirá si la formación logrará lo que en dos bipartitos con Merkel no consiguió: renovarse formando parte de un Ejecutivo cuya jefa ha asumido posiciones clave del SPD.

Así, Spahn plantea hasta qué punto los ministros socialdemócratas pueden distanciarse de la CDU sin poner en peligro la estabilidad del Gobierno. Y un punto de discordia podría ser la política migratoria, que la CDU/CSU quiere limitar para hacer frente a la AfD.

Con la entrada del SPD en el Ejecutivo, la AfD aprovechará su posición de líder de la oposición para divulgar su política chovinista y nacionalista. Recientemente presentó una propuesta de ley para establecer el alemán como lengua oficial en la Ley Fundamental, la Constitución provisional alemana, asumiendo ideas ya formuladas por políticos de la CDU y SPD. Mientras, el SPD se ha propuesto sustituir en el himno alemán «patria» por «tierra natal» y «fraternal» por otra palabra de género neutro. Servida así la siguiente polémica, la AfD ha reaccionado como se esperaba: «Al final, el sistema Merkel tirará a todos por la borda, a la CDU, al SPD, a Alemania», sentenció la colíder del grupo parlamentario de la AfD, Alice Weidel.

Desde el Gobierno, le tocará sobre todo al superministro de Interior, Horst Seehofer, hacer frente a la AfD. El 13 de marzo, el líder de la CSU dejará su cargo de ministro presidente de Baviera en manos de su sucesor, Markus Söder, quien llevará al partido a los comicios regionales de octubre con el reto de defender la mayoría absoluta de la CSU frente a la AfD.

Sin embargo, hay otros problemas urgentes. Por el bien de Alemania como «nación exportadora», el Gobierno de Merkel tiene que evitar la guerra comercial con EEUU que Donald Trump está provocando. Además, necesita la reforma de la UE para frenar a Rusia y China.