Beñat ZALDUA
DONOSTIA
8-M-2018, SALTO ADELANTE POR LA IGUALDAD

El feminismo saca a la calle a más de 200.000 personas en dos tandas

Compartiendo convocatoria con miles de mujeres en todo el mundo, Euskal Herria vivió ayer la mayor movilización feminista de su historia. Más de 200.00 personas se echaron a las calles en una protesta transversal que graba a fuego en la agenda política del país la urgencia –y la fuerza– de la lucha por la igualdad de género.

¿Cómo valorar el éxito de una jornada de movilización inédita, sin precedentes cercanos con la que compararla? No es fácil, pero reformulemos la pregunta: ¿Qué iniciativa es capaz de sacar durante una jornada a 200.000 personas en dos tandas simultáneas en pueblos y ciudades de Euskal Herria? La cifra habla por si sola, pero si sumamos el carácter transversal, la composición interclasista y el componente intergeneracional tendremos un boceto, siempre inexacto, del calibre de la histórica movilización protagonizada ayer por el movimiento feminista de Euskal Herria.

Según los cálculos de GARA, más de 70.000 mujeres se dieron cita a mediodía en las cinco capitales vascas, un número que se elevó hasta superar las 100.000 personas a la tarde. Una cifra a la que se suman las miles de personas que se movilizaron en pueblos y ciudades de toda la geografía vasca –había actos en casi un centenar de municipios–, lo que lleva a GARA a estimar en más de 200.000 las personas que participaron en el global de las movilizaciones. Una cifra meramente orientativa que sirve para reflejar el tamaño de una movilización feminista nunca vista.

Por ciudades, Bilbo vivió las marchas más numerosas, congregando a más de 30.000 mujeres por la mañana y a más de 50.000, por la tarde. Siempre según los cálculos de este diario, Iruñea (unas 12.000 a la mañana, 17.000 a la tarde), Donostia (11.000, 17.000) y Gasteiz (más de 10.000, cerca de 15.000) vivieron movilizaciones similares, mientras que en Baiona, fueron medio millar las que se dieron cita a la tarde.

Huelga atípica en cuatro ejes

El primer impulso a la jornada se dio en el Puente de Bizkaia a primera hora de la mañana, con un guiño a todas las trabajadoras que cada día cruzan la ría para trabajar en hogares ajenos. No eran ni las 9.00, pero Itziar Gandarias, una de las organizadoras, auguraba «un antes y un después».

El de los cuidados es, precisamente, uno de los cuatro pilares sobre los que se articuló la jornada de ayer, que rompe la concepción tradicional de huelga. Las mujeres estaban llamadas a no procurar cuidados, ya fuesen remunerados o no. Un aspecto de la jornada que resulta imposible de cuantificar –aunque se visibilizó con delantales en los balcones–, pero que puso encima de la mesa el habitualmente desigual reparto de los cuidados. «Por primera vez hoy muchos han tenido que pensar cómo responsabilizarse de ellos», apuntaron desde el movimiento feminista a través de una nota emitida a media tarde.

Pese a lo rompedor del formato, el eje laboral siguió siendo otro de los grandes vertebradores de la jornada, ya fuese con huelgas de todo el día o con parones de media hora. En lo que respecta a la CAV, Lakua afirmó que en la Administración General la huelga tuvo un seguimiento del 21,29%, pero teniendo en cuenta que solo las mujeres estaban llamadas a parar, el porcentaje de seguimiento entre las trabajadoras se elevó al 31,3%. En Osakidetza, el seguimiento bajó hasta el 11,8%, pero esta cifra engloba el total de trabajadores, sin tener en cuenta los servicios mínimos, recurridos por los sindicatos.

Otro sector en el que se dejó notar la huelga, y mucho, fue el educativo. No en vano, el tercer eje fue el estudiantil, con el que se quiso denunciar un «sistema educativo que reproduce el sistema patriarcal», en palabras de las organizadoras. A falta de información sobre Nafarroa e Iparralde, en la CAV, con el 75% de los datos, el departamento de Educación situó en un 22% el seguimiento, un porcentaje que incluye a los trabajadores masculinos y que subió hasta el 43,46% en Haurreskolak.

La cuarta y última pata de la jornada, la huelga de consumo, fue quizá la más complicada de seguir, si bien se dejó notar en los piquetes que durante el día marcaron de cerca a grandes superficies como el Corte Inglés.

En cuanto a los sindicatos, aunque no ofrecieron cifras, ELA, LAB, Steilas, ESK y CGT comparecieron por la tarde en Bilbo para destacar el «amplio seguimiento de la huelga», que calificaron de «histórica». Palabras que el movimiento feminista también utilizó en su valoración: «Lo hemos conseguido», se escuchó en Iruñea. «Cada vez somos más las que hemos decidido desconectar del capitalismo patriarcal desde el feminismo», señalaron Gladys Giraldo y Ainara Mendarozketa en Gasteiz. La euforia era notable y justificada, y se dejó notar en la fiesta que, al cierre de esta edición, seguía en pueblos y ciudades de Euskal Herria, con la esperanza compartida de parar el calendario y convertir cada día en un 8 de marzo.