Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

El Eibar ejerce de aspirina y el Levante de somnífero

Segunda derrota consecutiva de los azulgranas, que pierden comba con la pelea europea y pueden caer a la décima plaza.

LEVANTE 2

EIBAR 1

 

Intercambio de medicamentos sobre el césped del Ciutat de Valencia, donde el Eibar ejerció de aspirina con un rival que consigue una distancia ya considerable sobre el descenso y el Levante de somnífero.

Y no precisamente porque el encuentro, que tuvo goles, ocasiones y momentos de emoción, invitara al sopor. Pero la derrota, segunda consecutiva que encajan los azulgranas, parece condenarles a un final de temporada letárgico. Con el objetivo de la permanencia asegurado, aunque las matemáticas todavía no permitan confirmarlo, el pequeño bache que atraviesa el Eibar le aleja de la lucha por Europa con la que se había ilusionado, y con razón, hace algunas semanas. Tampoco las matemáticas son definitivas aún en este caso, pero los últimos resultados –al equipo de José Luis Mendilibar se le vuelve a atragantar el mismo tramo de calendario que en la primera vuelta, con apenas cuatro de los 18 últimos puntos sumados– descuelgan ligeramente a los eibarreses de una pelea con demasiados contendientes. El Eibar ya había caído a la novena plaza antes de llegar a Valencia, a cinco puntos del Villarreal (6º), cuatro del Girona (7º) y uno del Betis (8º), y la derrota ante el Levante podría hacerle caer hasta dos más, a expensas de lo que hagan Celta y Getafe –uno y tres puntos por debajo– ante Málaga y Real, respectivamente.

Salvo que la situación dé un vuelco en las dos próximas semanas, al Eibar no le quedará otro remedio que fijarse retos menores y el objetivo que ya marcaba su entrenador, igualar los 54 puntos de la temporada pasada, como meta general para esta recta final del curso.

Como viene sucediendo a menudo en las últimas jornadas, el partido se despidió con la sensación de que el Eibar pudo haber conseguido algo mejor. Los armeros, que saltaron al campo con un once casi calcado al de la semana anterior –la única novedad la puso la presencia de Iván Alejo, que desde la reaparición de Pedro León sólo había sido titular en Vigo, en detrimento de Inui–, empezaron bien. Apretando, recuperando, asustando... En tres minutos ya habían rascado un buen remate de Kike y una falta pegada al área. Alejo tenía frito a Luna, Jordán mareaba a la defensa...

Pero no todo iba viento en popa. Aunque el Levante aguantaba a duras penas la embestida azulgrana, un par de balones largos llevaron la inquietud al área visitante. El tercero, un disparo de Pazzini tras un mal respeje de Ramis que puso a prueba los reflejos de Dmitrovic, encendió la luz de alarma. Y el cuarto acabó con la igualada. Morales, siempre decisivo con los granotas y más cuando se enfrenta a su exquipo, envió un balón perfecto al corazón del área para que Roger empalmara el 1-0.

Si el partido ya ponía a prueba la actitud con la que afrontaba el Eibar la recta final de temporada, el marcador adverso parecía el examen definitivo a la motivación de los guipuzcoanos. Y aprobaron, aunque el resultado no les acompañara. No tardó ni un suspiro en volver a plantarse en el área local y antes del descanso había rozado en un par de ocasiones el empate, con un remate de Jordán a bocajarro ante el que se lució Oier y un chutazo de Alejo que, tras tocar en un rival, acabó en córner.

El Eibar empezó la segunda parte con las mismas ganas, aunque le costaba llegar con claridad ante un Levante dispuesto a todo con tal de salvaguardar su ventaja. Y que tuvo que sobreponerse a la segunda lesión de la noche –Luna abandonó el campo en el segundo tiempo como lo había tenido que hacer Campaña al filo del descanso–.

Hola y adiós

Pero la suerte no estuvo ayer del lado azulgrana. A punto de alcanzar la hora de juego, el larguero le privó del empate, repeliendo un remate forzado de Jordán. Y casi fue peor lo que ocurrió cinco minutos después.

El propio Jordán cabeceó un córner para que Charles, que acababa de saltar al campo, anotara el 1-1 en el segundo palo. Lamentablemente, no dio tiempo ni de ilusionarse con la remontada porque el Levante volvió a cobrar ventaja, ya de forma definitiva, en la jugada inmediatamente posterior. Balón largo desde la zaga granota que peina Roger sin que Arbilla pueda evitarlo, Boateng que sortea a Dmitrovic en la frontal del área para marcar a portería vacía y partido que se acaba.

Porque esta vez sí que se acabó la fiesta. No ayudó el árbitro, que se tragó un claro codazo en el cuello de Ivi a Jordán sobre la línea del área, pero tampoco lo hizo el propio Eibar, incapaz ya de inquietar en exceso a un Levante convencido de su victoria. Sólo en el último suspiro fue capaz de meter un susto a los granotas, con un libre indirecto en el área que acabó en córner –hasta Dmitrovic, con el noventa sobrepasado, subió a rematarlo–, pero el marcador ya no se movió.

Lo celebró el Levante, que festejará las fallas por todo lo alto, le tocará penar durante quince días a un Eibar que tendrá que tirar de la rivalidad para motivarse en su próximo compromiso, el derbi en Ipurua frente a la Real Sociedad.

Honi buruzko guztia: EIBAR