GARA
BUENOS AIRES

El G20 constata crecientes tensiones económicas y geopolíticas

La cumbre de finanzas del G20 celebrada en Buenos Aires ha puesto de manifiesto que está aumentando la tensión entre las grandes potencias, por lo que ya se comienza ha utilizar sin reparos la expresión «guerra comercial». Los Estados Unidos de Donald Trump buscan abiertamente la confrontación con la Unión Europea y con China.

Como se había anunciado, el texto final de la cumbre de ministros de Finanzas y de gobernadores de bancos centrales del G20 recogió una mención expresa a las importantes diferencias surgidas en su seno a raíz de la decisión de Donald Trump de imponer pesados aranceles a las importaciones de acero (25%) y aluminio (10%).

En el documento conjunto suscrito en la capital argentina se resalta el papel del comercio internacional como «motor» del «crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo», con un compromiso explícito de los miembros del G20 de abstenerse de devaluaciones competitivas con fines comerciales.

No obstante, también se mencionan «las crecientes tensiones económicas y geopolíticas» entre los riesgos susceptibles de poner en peligro la recuperación global. Como señalaba el diario “Le Monde”, esta es una alusión velada a la actitud del presidente de EEUU ante las importaciones siderúrgicas pero, buscando un difícil equilibrio diplomático, también debe aplicarse a la sobrecapacidad de la industria del acero china, reiteradamente criticada por sus socios comerciales, aunque paradójicamente Pekín se ve poco concernido por las amenazas de Trump, ya que en esta materia es un proveedor marginal de Estados Unidos.

«No sería civilizada»

Más contundentes han sido las expresiones utilizadas por los respectivos portavoces de las grandes potencias implicadas en este asunto. Por ejemplo, en un encuentro con periodistas, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, defendió los aranceles al acero y al aluminio como una respuesta ante «prácticas desleales» y dijo que a su país «no le asusta una guerra comercial, aunque ese no sea nuestro objetivo», y que está preparado para defender sus intereses ante el «riesgo» de respuestas por parte de otros actores mundiales.

«No se trata de proteccionismo. Buscamos un libre comercio justo, que se enmarca en la reciprocidad», subrayó. Además, aprovechó para comentar que «en el seno del G20 hay un deseo general de ver a China abrir sus mercados, de manera que nosotros podamos entrar en él como ellos hacen en el nuestro».

«Ninguna guerra comercial será civilizada. Solo habrá perdedores», advirtió, por su parte, el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, en una rueda de prensa al finalizar la cumbre, en la que reclamó a Washington que no aplique a la UE la polémica medida.

«Le hemos dejado claro a nuestros amigos norteamericanos que los países europeos no entenderán no estar exentos, somos aliados», declaró.

«Europa no desea una escalada comercial, pero estamos preparados para reaccionar con medidas de salvaguarda», había indicado el lunes Pierre Moscovici, el comisario europeo de Asuntos Económicos, quien abogó por resolver este tipo de conflictos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Mientras el G20 de Finanzas cerraba su reunión de Buenos Aires, la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, viajaba a Washington para intentar llegar a un acuerdo antes de que expire el plazo dado por Trump para conceder exencciones.

La CE plantea una tasa del 3% para los GAFA

La Comisión Europea (CE) propuso ayer un impuesto del 3% sobre la facturación de las grandes empresas tecnológicas en un primer paso para conseguir que estas, en su mayoría estadounidenses, contribuyan de forma adecuada al fisco, mientras aguardan una solución global para la que no hay consenso en el seno de la UE.

«No es un impuesto contra los GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple) ni contra Estados Unidos (...) y respeta las reglas de la Organización Mundial del Comercio», comentó en una rueda de prensa en Bruselas el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, quien dijo que transmitió esta idea al secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, durante la reunión del G20 en Buenos Aires.

La CE insiste en que esta tasa sería una medida «temporal» que se aplicaría hasta que se adopte un «estándar global». Solo se aplicaría a las empresas que facturen al año más de 750 millones de euros en todo el mundo y más de 50 millones en la UE, lo que permitiría ingresar 5.000 millones de euros anuales en impuestos. GARA