Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA

La primavera social asoma con una gran jornada por la función pública

Siete sindicatos de la función pública llamaban ayer a la jornada de huelga destinada a denunciar los efectos de la drástica disminución de efectivos –120.000 puestos en cinco años– planteada por el Gobierno de Emmanuel Macron. En Baiona, 3.500 personas secundaron una movilización que reconforta a los sindicatos en su aspiración de hacer aflorar una primavera social que conecta, en el imaginario colectivo, con el 50º aniversario del Mayo del 68.

Media hora antes de que arrancara la movilización convocada por los sindicatos, la plaza de la Libertad, en Baiona, congregaba ya a numerosos grupos de personas. Muchas de ellas portaban distintivos de las centrales sindicales; otras, de su sector de trabajo; y unas cuantas llevaban carteles de fabricación casera. Todas ellas unidas por el objetivo de trasladar el «malestar social creciente» ante la política de reformas emprendida por el Gobierno francés.

No en vano, siete de los diez sindicatos representados en la función pública apoyaban una jornada de huelga que en Ipar Euskal Herria se dejó sentir principalmente en el transporte colectivo, con alteraciones drásticas en los servicios de trenes y autobuses, y la suspensión de siete de los trece vuelos previstos en el aeropuerto de Biarritz.

El efecto de la convocatoria fue menor en educación y sanidad. Por contra, como lo reflejaba la nutrida presencia de personal del Ayuntamiento de Baiona en la marcha, el paro sacó a la calle a numerosos funcionarios adscritos a servicios locales y extramunicipales.

Uno de ellos, Jean-Pierre, interrumpía la charla con sus compañeros para explicar a GARA que «salimos a la calle para prevenir de las consecuencias de una degradación constante de los efectivos y de las condiciones laborales en servicios que afectan a la ciudadanía».

La marcha discurrió por Baiona Ttipia, subió después en las calles que abocan a la catedral para bajar, por la avenida Paulmy, hasta la Subprefectura, dando visibilidad a distintas denuncias sectoriales. Fue el caso de los empleados de los servicios funerarios, que antes de acudir a la marcha hicieron concentraciones ante los tanatorios.

Según resumían al unísono dos trabajadoras, Laure y Cécile, «una gestión guiada en exclusiva por el beneficio está deshumanizando nuestra función, y esa sensación de malestar, por los sueldos pero aún más por la falta de respeto hacia los empleados y hacia los usuarios, es compartida por la mayoría de los trabajadores, en el sector privado y en la función pública».

Desde las manifestaciones contra la reforma laboral XXL aprobada por Macron al poco de llegar al poder, Baiona no había vivido una movilización social tan importante. 5.000 personas se sumaron a aquella convocatoria general. 3.500 secundaron ayer una protesta sectorial.

El dato era recibido por los sindicatos como un acicate para dar alas a la ansiada primavera social. Con un hijo a cada mano, un joven ferroviario de Hendaia, Fredo, llamaba a «no dar falsas esperanzas» sobre una eclosión general tipo Mayo del 68 «porque todo ha cambiado y hoy cada cual defiende sus intereses». En todo caso, y tras recordar que el 3 de abril arrancarán con su huelga de «2 días de 5», añadía: «No sé si seremos la locomotora, pero los ferroviarios vamos a dar una respuesta contundente al ataque de Macron a nuestro estatus laboral».