Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El viaje de sus vidas»

Cuando el cuentakilómetros vuelve a ponerse a cero

Nadie a quien le gusten las películas de carretera y los grandes actores y actrices puede salir defraudado de “El viaje de sus vidas”, que ofrece justo lo que promete, ni más ni menos. No, no es la mejor creación de Paolo Virzì, ni tan siquiera es original, genéricamente hablando, pero el cineasta italiano se ha dado el gustazo de dirigir a Helen Mirren y Donald Sutherland en unos escenarios míticos para cualquier cinéfilo que se precie, dejando caer esa lagrimita sentimental por los buenos tiempos que ya no volverán. Y se lo toma con filosofía y con humor, para así aligerar unas situaciones que se prestaban a un tremendo dramón sobre enfermedades terminales.

Virzì tuvo un mayor éxito crítico con su anterior “Locas de alegría” (2016), que le valió cinco premios David Di Donatello y el triunfo en la Seminci de Valladolid. También era una historia itinerante en clave de escapada, pero estaba protagonizada por actrices como Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti, más ligadas al cine de autor europeo actual, en sus papeles de dos mujeres que huían de un centro siquiátrico. De tal manera que las referencias a “Thelma y Louise” (1991) podían quedar diluidas, mientras que en “The Leisure Seeker” todas y cada una de las referencias a las road movies clásicas se hacen evidentes. De entrada el título original en inglés se refiere al nombre de la autocaravana en la que viaja la pareja protagónica, un viejo modelo del año 1975 que amasa entre los hierros ya oxidados de su carrocería las vivencias de un matrimonio con más de cincuenta años de convivencia a sus espaldas.

Ha llegado la hora de poner el cuentakilómetros a cero, porque ni el vehículo ni sus dueños pasarían ya la ITV, siendo esta la última de sus excursiones sobre ruedas, la que les lleva desde Boston a Key West (Florida). Es vivir el momento o nada, a medida que la memoria falla y los recuerdos se pierden.