Ane URKIRI ANSOLA
ALAVÉS

La falta de inspiración se une a la propuesta más efectiva del Girona

Las decisiones arbitrales, entre otras dos goles anulados por sendos fueras de juego inexistentes, encienden a un Alavés que perdió el control en los últimos minutos del partido, con el 1-2 en el marcador.

ALAVÉS 1

GIRONA 2

 

Partido intersemanal, el objetivo a un palmo de la mano, rival parejo y la libertad que todo ello genera hizo que el duelo entre el Alavés y el Girona fuese algo intrascendente. Claro está que los tres puntos eran los mismos que estaban en juego hace 19 jornadas en Montilivi pero la ausencia de presión, como en todo, se nota.

Al principio fue el Glorioso quien dio un paso adelante, tal y como hizo en Ipurua. Pero al contrario que en Eibar, ayer Guidetti no marcó en el minuto cinco y a partir del cuarto de hora de juego los de Abelardo no gozaban de esa ventaja que te hace superior. Fue desvaneciendo porque el Girona le tomó el tranquillo a Mendizorrotza, estadio que visitaba por primera vez en Primera División.

Comenzó a mover el balón y sobre todo empezó con los centros laterales, dando protagonismo a los carrileros Maffeo y Aday. Así, los remates defectuosos de Munir o Ibai, anteriores al minuto diez, Lozano puso a prueba a Pacheco con sendos cabezazos, el segundo libre de marca y apenas a tres metros del guardameta que no supo direccionar hacia un costado.

En ese minuto 36 pudo haber estado el gol de los de Pablo Machín pero el destino quiso que el empate se mantuviese hasta el minuto 59. Una igualada que hasta se reflejó en la posesión del esférico, favorable ligeramente para el Alavés, algo extraño cuando fue el Girona quien trataba de fabricar jugadas hilvanadas y cuando los de Abelardo no hacían más que tratar de cuadrar un contragolpe exitoso. Estuvo a punto de lograrlo en el minuto 43. Burgui como director de orquesta, Munir como acompañante de lujo y con Guidetti como finalizador de un concierto que terminó desafinando. El sueco, en carrera, no pudo rematar entre los tres palos la asistencia de Munir.

Aleix abre el camino

A Abelardo, sin embargo, no le gustó el director de dicho contragolpe porque cierto es que sufrió en las labores defensivas a la hora de cubrir al carrilero Maffeo y en tareas ofensivas solo acertó en la primera jugada del partido asistiendo a un Guidetti que se topó con Bounou y en esa última jugada de la primera parte.

Y, «¿para qué esperar más?», pensaría el ‘Pitu’, que no se tranquiliza aun viendo el objetivo tan cerca. Por ello, le sustituyó en el descanso por un enchufado Sobrino que vio cómo le anulaban injustamente hasta dos goles por estar supuestamente en fuera de juego. La repetición se encargó de demostrar la legalidad de las sendas jugada del atacante de Ciudad Real.

Parecía por fin que el Alavés arrancaba en la tarde del jueves, pero cuando hablas de suposiciones o algo potencial la realidad se encarga de despertarte. Y así fue. El Glorioso no es inmune a los golpes y cuando mejor estaba Aleix García sorprendió con una falta desde unos treinta metros. No fue un golazo, no marcó por la escuadra, pero el que fuera un centro no remató ni despejó nadie y el bote inoportuno u oportuno –según por dónde se mire– fue clave para superar a un Pacheco que no estuvo hábil al menos para anticiparse a la jugada.

Ya para el minuto 60, instante en el que hizo el 0-1 el Girona, Pablo Machín comenzó a mover el banquillo y a introducir al verde a jugadores más habituales en su esquema. Y es que el técnico soriano hizo hasta siete cambios en lo que respecta al último encuentro frente al Betis, algunos obligados y otros por decisión técnica. No partieron desde el inicio en Gasteiz ni Stuani, ni Portu, ni Pere Pons, ni Mojica, ni Bernardo, así como el lesionado Ramalho o el sancionado Granell.

La necesidad de volver a la senda de la victoria y los tres partidos en una misma semana obligó a revolucionar el banquillo y Machín no podrá estar más que satisfecho porque, además de sellar la permanencia –empresa principal de un recien ascendido como el Girona–, se acerca a ese ilusionante reto de la competición europea.

Final escandaloso

Pero lo clásico siempre tiene su fortaleza y para el minuto 66 ya gozaban de sus minutos tanto Portu como Stuani, que además fue el encargado de lanzar la pena máxima señalada en el minuto 85 y marcó su 18º gol. Un penalti que avivó para mal el partido. Tampoco ayudaron los dos goles mal anulados al Alavés –uno antes del 0-1 y el otro que pudo significar el 1-1– y el fuera de juego que fue señalado en la ultimísima jugada del Alavés, que aunque el remate fue despejado por un adversario al invalidar la jugada cada aficionado podrá montar su final.

Sea como fuere, Tomas Pina, uno de los que no desentonó en el Alavés, tuvo su premio del gol al enganchar de volea un despeje del Girona.

Era el minuto 90, acababa de recortar distancias y los últimos cinco minutos del partido fueron de escándalo. Literalmente. Una batalla de gallos entre babazorros, gerundenses y el colegiado asturiano que zafó enseguida el circo mostrando hasta cuatro tarjetas amarillas en el tiempo añadido. Es más, las ocho amonestaciones las mostró a partir del minuto 80.

El Alavés tendrá que esperar, al menos, una semana más para certificar la salvación de forma matemática.

 

Abelardo esquiva la actuación arbitral

Abelardo Fernández cumplió su vigésimo partido en el banquillo del Alavés el mismo día que soplaba las velas de su tarta de cumpleaños. No pudo celebrar ese día tan especial con la que hubiera sido su undécima victoria, y encajó una derrota más a su trayectoria que no deja de ser brillante.

El partido de ayer, sin embargo, estuvo lejos de la mejor versión del Alavés. A pesar de ello, Abelardo opinó que aun no haciendo un buen partido su equipo no mereció perder. «En el primer tiempo nos han rematado una vez a puerta», argumentó el ‘Pitu’, con un rostro más serio que en las últimas semanas. Aun así, le dio tiempo a hacer autocrítica y afirmó que no supieron realizar una circulación más rápida del balón, así como no supieron atacar la defensa del Girona.

«Este tipo de partidos suelen romperse en jugadas aisladas. El primer gol de Sobrino hubiera significado el 1-0, vosotros decís que no existía el fuera de juego, y estoy seguro que ese gol hubiese cambiado el rumbo del partido», opinó el técnico asturiano, que al mismo tiempo se zafó de las preguntas referentes a la actuación arbitral. «Yo no soy nadie para juzgar y no lo haré. Tienen una labor muy complicada», apuntó.

A pesar de todo ello y de algunas reacciones de sus pupilos que debería controlar, aunque ve comprensibles «porque están a 180 pulsaciones», manifestó que no tiene nada que reprochar a los jugadores: «Hemos cambiado el sistema, hemos ganado en las segundas jugadas y podríamos haber empatado».A.U.A.