Desde principios de año, numerosos sectores han iniciado luchas, en unos casos sectoriales y en otros directamente ligadas al rechazo que provocan las reformas neoliberales que han marcado la primera etapa del mandato de Emmanuel Macron.

Desde las trabajadoras de residencias (EHPAD) hasta los empleados del sector energético, pasando por los animadores de servicios extraescolares, los funcionarios públicos, las trabajadoras de Carrefour, los de bibliotecas y museos... la primavera social ha tomado definitivamente cuerpo con la huelga contra la reforma de la SNCF.

Adoptada ya en primera lectura por la Asamblea Nacional francesa, la reforma hace que se tambalee el estatus laboral de los trabajadores del raíl. De ahí que en la jornada de movilización intersectorial desarrollada ayer los ferroviarios ocuparan un lugar muy destacado.

En su segunda jornada de huelga de esta semana, los trabajadores de la SNCF acudieron en buen número (289, según recuento de la CGT) a la movilización desarrollada por la mañana en Angelu, donde fueron objeto de un cálido recibimiento por parte de las 1.500 personas que, de acuerdo a los datos facilitados por los organizadores, participaron en la protesta.

A la cabeza del cortejo, estudiantes y trabajadores; tras ellos, empleados de distintos sectores –Dassault, Hôpital Côte Basque, EHPAD, Géant Casino...–, que enlazaron a pie la rotonda de la zona de actividades de Jorlis con el centro comercial BAB2, donde se sitúa una enseña, Carrefour, cuyos trabajadores protagonizaron el pasado 30 de marzo una huelga, con seguimiento a escala hexagonal, contra la supresión de puestos de trabajo. Con ese gesto, los manifestantes denunciaron, en palabras del ferroviario Peio Dufau, que «Carrefour solo reparte beneficio entre sus accionistas», algo que, a su juicio, «puede pasar mañana con la SNCF».

Consigna de suma

La movilización impulsada por los sindicatos CGT, LAB y Luttes Solidaires contó con el apoyo de organizaciones políticas –EH Bai y EE-LesVerts– y de organizaciones como Bizi!, que participó con un concierto móvil que puso música a la consigna del movimiento de actuar frente a la «urgencia social y climática».

«Reclamamos el final de las políticas de Macron y exigimos que ponga en marcha, en su lugar, una política de transición social y ecológica», señaló Bizi! por medio de un comunicado.

También tomaron parte en la protesta alumnos de la Facultad de Baiona, en lucha contra le reforma de acceso a la universidad que anuncia Macron, y jóvenes del movimiento Aitzina.

La CGT apeló, precisamente, a «sacar la protesta de los compartimentos estanco» para tejer una alianza entre sectores y generaciones «contra las reformas y en favor de los salarios, el empleo de calidad, los servicios y los convenios colectivos».

Marco vasco

Por su parte, LAB abogó igualmente por aunar las luchas que llevan a cabo trabajadores en distintos sectores con las que protagonizan pensionistas o estudiantes, al entender que «las movilizaciones aisladas no harán recular al gobierno».

En todo caso, según remarcó su responsable para la Función Pública, Maika Lapouble, «LAB cree que la única forma de combatir la precariedad y la desigualdad es garantizando la capacidad de decisión de los trabajadores y trabajadoras en Ipar Euskal Herria».

A juicio del sindicato abertzale, la Mancomunidad Vasca es un instrumento útil a la hora de garantizar un modelo de servicio público que responda a las necesidades de la ciudadanía de Ipar Euskal Herria. Por ello, Lapouble emplazó a la institución que preside Jean-René Etchegaray a «asumir competencias en transporte, energía, servicios de proximidad o educación».