Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA

Campaña para dar sustento digno a los exrepresaliados

Harrera ha puesto en marcha una campaña de solidaridad en Ipar Euskal Herria mediante la que quiere sensibilizar sobre la necesidad de que, a la espera de que desde esferas institucionales se aborde la situación de los exprisioneros, la sociedad haga suya «la urgencia de garantizar la adecuada reinserción a la vida social de los exrepresaliados». Trabajan ya mano a mano con entes locales y asociaciones de los tres territorios para garantizar ese retorno en dignidad.

La comparecencia, ayer en Baiona, de una docena de personas que apoyan a Harrera sirvió para echar la vista atrás sobre el trabajo realizado por la asociación pero, sobretodo, para marcar los retos futuros y señalar los mecanismos necesarios para hacerlos realidad. Represaliados de distintas épocas quisieron apoyar con su presencia el mensaje que verbalizaron Oihana Parot y Gabi Mouesca. Ambos apelaron a la sociedad vasca a tomar en sus manos la labor de «aportar los medios precisos para garantizar un retorno en dignidad a los ex represaliados».

Surgida a la estela de la Declaración de Aiete, «porque entendimos –explicó Gabi Mouesca– que dar asistencia integral a las personas que regresan al país tras años de cárcel o exilio es una tarea fundamental para el proceso de paz», Harrera ha dado sustento en este tiempo a catorce personas que, tras recobrar la libertad, se han establecido en Iparralde.

Sin embargo, ante la nueva coyuntura que dibuja, sin ir más lejos, el Encuentro Internacional para Avanzar en la Resolución del Conflicto, que tendrá lugar el 4 de mayo en Kanbo, Harrera ha considerado que es tiempo de «dotarnos de medios suplementarios para responder a la previsión de que haya un aumento importante de retornos».

Por ello, en los próximos dos meses, la asociación desarrollará una campaña para lograr el mayor número posible de «harrera kide», vía página web ipar-harrera.eus, con la vista puesta en cubrir las necesidades básicas de las personas que retornan al país «y a las que Harrera apoya con una media de 500 euros durante tres meses».

Gabi Mouesca detalló algunas de las labores que realiza Harrera, ello a través de una extensa lista de agradecimientos. Primeramente, quiso agradecer su esfuerzo «a todas esas personas que durante décadas han mantenido una actitud de solidaridad activa hacia los represaliados y han estado siempre ahí, incluso asumiendo riesgos». Desde el surgimiento de Harrera, en 2012, esa solidaridad popular se ha complementado, explicó Mouesca, con la colaboración institucional, que implica actualmente a diferentes entidades locales y a algunos organismos humanitarios de reconocido prestigio.

Es el caso de Atherbea, asociación dedicada desde hace medio siglo a dar abrigo a personas en grave riesgo de exclusión social, y que, merced al convenido suscrito con Harrera, aporta asesoría administrativa a las personas que han pasado por prisión cara a completar un dossier personalizado que facilite la puesta en marcha de su acompañamiento a la reinserción. También citó Mouesca a Cruz Roja y Emmaus que, según remarcó, «nos han proporcionado ayudas económicas, pero señalándonos expresamente que su aportación quiere ser también un apoyo al proceso de paz».

Además, para solventar la que suele ser una necesidad urgente para muchos exrepresaliados, el alojamiento, Harrera ha contado con la ayuda de la federación Soliha, dedicada a facilitar el acceso a viviendas sociales.

Viviendas municipales

Por otra parte, dos ayuntamientos, el de Baiona y el de Tarnos (Landas) han dado el paso de ceder viviendas municipales para «casos urgentes como los derivados de la excarcelación de presos enfermos».

Sin embargo no son las únicas entidades locales que colaboran de manera estable con Harrera, ya que una docena de ayuntamientos de Ipar Euskal Herria figuran como donantes de la asociación, sin olvidar las cuotas de particulares, que son hoy por hoy el gran apoyo de Harrera. Esas aportaciones permiten a las personas, jubiladas o en activo, que dedican parte de su tiempo a nutrir alguna de las áreas de trabajo de la asociación –administración, trabajo, salud, vivienda y ayuda económica– responder eficazmente a las necesidades de aquellos retornados que, según destacó Ainhoa Parot, «no tienen familia o no quieren que su vuelta a casa se convierta en un problema añadido». Por ello, y a la vista de que «los casos de edades avanzadas aumentan», Harrera prestará especial atención a «garantizar que esas personas, muchas sin derecho a jubilación o sólo al ingreso mínimo, tengan los recursos que les permitan vivir de una manera digna».