Mikel ZUBIMENDI
DISECCIÓN DE UNA OBRA INCÓMODA Y CARGADA DE VERDAD

«THIS IS AMERICA», UN BOMBAZO CULTURAL QUE SACUDE CONCIENCIAS

Es el fenómeno del momento, la obra de la que habla todo el mundo. «This is America» es brutal y provocadora, llena de contrastes, como EEUU. Su autor, Donald Glover, invita a pensar sin guiar el pensamiento, enciende la mecha diciendo verdades lo suficientemente incómodas como para arrancar con la conversación.

Cuatro minutos de baile y alegría, de violencia y brutalidad. De armonía y desacordes, gospel y hip hop, melodía que reconforta y cadencias musicales que dan miedo. Un vídeo musical viral que está rompiendo todos los récords de visualizaciones, del que todo el mundo habla. Una obra espléndida, brutalmente ácida, que muerde en todas las direcciones. Cuando el protagonista no baila, mata; eso da relieve a su naturaleza surrealista. Matanzas y caos entre expresiones faciales y movimientos corporales alegres. Versatilidad y contradicción en estado puro. “This is America”, esto es EEUU.

Así se llama la última obra de Donald Glover, un artista afroamericano multifacético de 34 años que, utilizando a su alter ego rapero, Childish Gambino, ha lanzado este poderoso vídeo musical. Director ocasional, guionista, productor, cómico, actor principal de la comedia negra “Atlanta” sobre cuatro milenials afroamericanos que fue premiada en su primera temporada con dos Globos de Oro, escritor, músico que ya ha ganado un premio Grammy, Glover ha conseguido que, en apenas una semana, “This is America” esté en el centro del debate cultural del momento. En los medios globales y en las redes sociales, todos sus detalles y sus mensajes, explícitos e implícitos, están siendo analizados y debatidos.

El vídeo de Glover ha sido dirigido por Hiro Murai, que colabora con él en varios proyectos artísticos, y ambos han presentado al mundo una obra ambiciosamente provocadora, que te atrapa del cuello. Una ráfaga en medio de un ajuste de cuentas que puede ayudar a cambiar la dinámica racial, de la misma forma que la campaña del #MeToo lo hizo con la dinámica de género y la denuncia contra las violaciones dentro de la industria del entretenimiento de EEUU.

Potente mensaje subliminal

“This is America” nos muestra a un protagonista con el torso desnudo, sin adornos, sin pertrechos de estrellato, mostrando toda su humanidad. Ese es Donald Glover, o Childish Gambino en su nombre rapero, solo él, pero pudiera ser cualquiera, cualquier afroamericano de un país tan desconcertantemente violento y brutal, y tan imperturbable ante ese hecho.

El vídeo, grabado en unos almacenes vacíos, arranca con la imagen de un señor negro y el sonido de su guitarra sobre un fondo coral. A continuación, Glover le dispara en la cabeza, en una secuencia en la que el guitarrista está encapuchado y con las manos atadas –¿un detenido en una celda de aislamiento? ¿un secuestrado por la CIA?–. Inmediatamente, el fondo musical cambia, de manera radical, pasa a un sonido trap, al hip hop sureño, con una cadencia trepidante y amenazadora. Donald Glover mira de manera desafiante a la cámara, mientras entona un «This is America, don’t catch you slippin’up» (esto es EEUU, que no te pille escapándote).

El contraste es brutal, engancha y sirve para enfrentar las contradicciones que vienen después. Conviene resaltar, como se ha hecho por todos los analistas que han estudiado la obra, que la postura, un tanto grotesca, con la que Glover ejecuta al maniatado guitarrista no es un capricho, está escogida con toda la intencionalidad y tiene un potente mensaje subliminal.

En concreto, reproduce la postura de Jim Crow, un personaje del género teatral conocido como el «minstrel», popularizado a principios del siglo XIX, cuyo propósito era entretener riéndose de los negros. En un primer momento protagonizada por actores blancos que se pintaban las caras de negro e interpretaban sus canciones y bailes de forma cómica y con aires de superioridad mediante la exageración de los movimientos y expresiones faciales, a partir de 1855 comenzaron a actuar los negros a las órdenes de directores blancos, pero siempre respondiendo al mismo estereotipo. De hecho, dio origen al término «las leyes de Jim Crow» que describe las leyes de segregación previas a la era de los derechos civiles.

Esas referencias sobre la violencia racista muestran que esta no solo se cobra las vidas de los afroamericanos, sino también la inocencia de sus adolescentes. Se muestra explícitamente en el vídeo, cuando escolares en uniforme recogen el primer cadáver y se lo llevan arrastras o las armas utilizadas en el tiroteo para limpiarlas con un trapo, o cuando gravan con sus móviles, y con qué naturalidad, la brutalidad policial y el caos.

Glover, sin embargo, no da ni un segundo para respirar, invita a bailar, el baile es su lenguaje en medio del caos. Acompañado por los adolescentes en uniforme que bailan hasta doce coreografías diferentes, su obra sigue mostrando extraños contrastes, tan propios en un país que está repleto de ellos. La gente baila en mitad de las revueltas, las masacres entretienen en los medios, This is America, un país desconcertante, lleno de yuxtaposiciones aberrantes.

Existencialismo afroamericano

En el vídeo no puedes escapar de la violencia que mata a inocentes. En otra escena impactante, Glover abate con un Kalashnikov a los miembros de un coro de gospel que canta «coge tu dinero, negro, coge tu dinero», la ráfaga cambia el tono de música, de la melodía se pasa al trap, vuelta al fondo musical amenazante. Tampoco es casual esta escena. Evoca la masacre ocurrida hace tres años en una iglesia metodista de Charleston, Carolina del Sur, donde el supremacista blanco Dylann Roof, tras atender entre los asistentes a la ceremonia religiosa, tiroteó a los presentes matando a nueve feligreses afroamericanos. Tras la masacre sigue el baile en medio del caos. La violencia contra los negros es un bien de consumo y da placer, convive con el espectáculo, codo con codo, de manera ordinaria.

Con ritmo trepidante, la obra sigue su curso. Todo es normal y cotidiano, todo está donde se supone que debe estar: los jóvenes bailan encima de los coches, juegan con sus móviles, los coches de policía persiguen o arden, los coros de gospel cantan, la revuelta se enciende, los actores actúan y la muerte es el pan de cada día para los afroamericanos. En ese sentido, “This is America” es una denuncia, pero no tanto contra una injusticia concreta sino contra el hecho de que la muerte de los negros sea un fenómeno que se consume, un espectáculo normalizado y televisado.

Las escenas de “This is America” no son más gráficas que los miles de linchamientos públicos de negros que jalonan la historia de EEUU. Mujeres y hombres negros fueron literalmente quemados vivos en la hoguera en base a falsos testimonios de violación de mujeres blancas o porque demandaron a los blancos en sus disputas judiciales.

Pero sí es un poderoso retrato del existencialismo afroamericano, un grito contra una cultura que de la misma forma normaliza y se acostumbra a que adolescentes negros sean tiroteados por un policía y las imágenes abran telediarios o que estén bailando en el aparcamiento de un centro comercial para entretenerse o entretener a los demás.

Repensar la cuestión racial

Glover utiliza un talento enorme para invitar a su país a repensar la cuestión racial de otra manera, de una manera a la que siempre se ha negado a hacerlo. Su obra es un objeto artístico de imagen y sonido que retrata bien a EEUU, un país donde tanta gente negra tiene que bailar, rapear o crear, mientras que tantos otros, la mayoría, son ignorados y atrapados en una espiral de brutalidad, luchando en el día a día y muriendo tan a menudo en esa dura realidad a la que muchos se niegan a mirar.

Abriendo el zoom y llevando más allá el análisis, en “This is America” puede encontrarse también una crítica al capitalismo, el gran dogma de EEUU que ha evolucionado hasta límites insospechados. Hasta convertirse en una calamidad que engulle a los negros y perpetúa de manera sistémica la violencia racial, mientras conserva la capacidad de regurgitar las protestas hasta acabar vendiéndolas y sacándoles beneficio.

Escapar de la locura y la brutalidad

El vídeo concluye con una metáfora brutal. El protagonista, Donald Glover, corre despavorido para salvar el pellejo, con una expresión genuina de terror, delante de una multitud que lo persigue. Desde los tiempos del esclavismo, que un negro corra para salvarse forma parte de la cultura norteamericana. Eso es ser negro allí: en cualquier momento eres vulnerable a la alegría o a la destrucción. ¡Es tan difícil no sucumbir ante la epidemia de la violencia, escapar de la violencia real o de la virtual!

En definitiva, This is America, esto es EEUU, un país repleto de traumas infringidos a los afroamericanos durante siglos sobre la que los artistas han realizado sus trabajos creativos. Con su vídeo viral, Glover se revela contra el «¡negro, cállate la boca y baila!». En contra de que eso sea espectáculo y entretenimiento, para que sea el espejo de la situación de violencia que viven los negros, y no un juguete para divertir. Ante ello, hay que correr, intentar escapar, correr con todas las fuerzas. Escapar de tanta locura y de tanta brutalidad. Glover lo intenta, pero no puede hacerlo. Tampoco su país.