Soledad GALIANA
REFERÉNDUM SOBRE EL ABORTO EN IRLANDA

LA ALTA PARTICIPACIÓN AUGURA LA VICTORIA DEL «SÍ» AL ABORTO

TREINTA MIL INMIGRANTES RETORNADOS. UN 70% DE PARTICIPACIÓN EN ALGUNOS COLEGIOS. EL REFERÉNDUM POR LA LIBERALIZACIÓN DEL ABORTO HA SACADO A LA CALLE EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS QUE DESEAN LA ENTRADA DE IRLANDA EN EL SIGLO XXI CON LAS MUJERES COMO CIUDADANAS DE PLENO DERECHO.

Las urnas instaladas para la votación sobre un cambio constitucional que permitirá la liberalización del aborto en Irlanda cerraron con una alta participación del 70 % en algunos distritos electorales, y que podría alcanzar una tasa similar al 62% registrado en el referéndum por la igualdad matrimonial celebrado hace tres años. Esta alta participación, según los analistas, favorecerá la reforma.

Más de cien mil personas se registraron en los últimos seis meses para poder participar en la votación y se calcula que alrededor de treinta mil inmigrantes han regresado a Irlanda para participar en esta votación que ha dividido al país entre los sectores más tradicionalistas, que abogan por mantener la prohibición a abortar, y aquellos que ven la posibilidad de alcanzar estándares europeos en lo que se refiere a salud y libertad individuales. En el aeropuerto de Dublín se les ha recibido con cánticos y traslados gratuitos ofrecidos por voluntarios para facilitar que los inmigrantes ejercieran su derecho al voto.

Aunque las encuestas de opinión auguraban la victoria del «Sí» al cambio constitucional, las organizaciones que llevaron adelante la campaña por el aborto en Irlanda realizaron llamamientos masivos a través de las redes sociales para que los ciudadanos acudieran a las urnas, preocupados porque el tiempo veraniego, con temperaturas superiores los 20 grados –una rareza en Irlanda–, fuera un obstáculo para obtener los votos necesarios para poner definitivamente fin a una restricción constitucional a los derechos de las mujeres.

En el bando de los contrarios al aborto se detectaba el miedo a perder esta batalla, que supondría un golpe irreversible para aquellos que se anclan en principios religiosos para dar forma al entramado legislativo. Antes de la jornada electoral ya se habían alzado voces sugiriendo que el elevado número de votantes registrados era fraudulento, y apuntaban diferentes estrategias para evitar que los electores ejercieran su derecho al voto, como la exigencia que muestren su identificación, algo que no es necesario en Irlanda una vez que se obtiene la tarjeta de votante.

Frente a su mesa electoral en Castleknock, el primer ministro irlandés (taoiseach), Leo Varadkar, declaró a los periodistas, incluido un gran número de corresponsales de medios euro- peos, que su papeleta era «un gran ‘Sí’». «No doy nada por supuesto, pero me siento confiado; ha habido una buena participación en todo el país hasta el momento y la esperanza de un voto por el ‘Sí’», agregó.

El resto de los líderes políticos, que también apoyaban el cambio constitucional, ejercieron igualmente su derecho al voto. El líder de Fianna Fáil, Micheál Martin, votó en Cork, mientras que la presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, lo hizo en Dublín.