GARA
BILBO

Refugiados del «Aquarius», entre el temor y el alivio, rumbo a València

Los 629 refugiados y migrantes que han pasado los últimos días hacinados en el ‘Aquarius’ entre el temor a tener que regresar a Libia y el alivio de poder pisar pronto tierra firme en Europa, fueron reembarcados ayer en dos barcos italianos que, junto con el de Sea Méditerranée, les trasladarán al puerto de València, donde se les concederá el estatus de refugiado y de personas en acogida. Este caso ha evidenciado de nuevo la división en el seno de la UE.

Italia llevó a cabo ayer el reparto de 400 de los 629 refugiados y migrantes desde el barco ‘Aquarius’, en alta mar entre Malta e Italia desde que ambos países le cerraran sus puertos, a un buque de la Marina y una patrullera de la Guardia Costera italianas para aligerar la ocupación en la nave e iniciar con seguridad su viaje rumbo al puerto de València, explicó la ONG francesa SOS Méditerranée, responsable del ‘Aquarius’ con la colaboración de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Los cooperantes de SOS Méditerranée y de MSF a bordo del ‘Aquarius’ habían advertido de que la travesía podría ser crítica e insegura pues el barco había superado su aforo y, además, las condiciones meteorológicas estaban empeorando cuando aún tenían por delante casi 800 millas náuticas (unos 1.500 kilómetros) a recorrer en tres o cuatro días. Por eso sus ocupantes fueron repartidos en las tres naves que llegarán al puerto valenciano, donde se les concederá el estatus de refugiado y de personas en acogida por la situación «de emergencia y excepcionalidad», al margen de la condición personal de cada uno de ellos, informó la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra.

Entre estos inmigrantes rescatados en alta mar hay 123 menores no acompañados, 11 de ellos niños, y además siete mujeres embarazadas.

Infierno de violencia

Todos fueron informados de que no llegarán a Italia sino al Estado español pero lo agradecieron igualmente, pues su verdadero temor era tener que regresar al país del que zarparon, Libia, descrito como un infierno de violencia y traficantes de personas.

Los inmigrantes, que pasaron por momentos de tensión por la incertidumbre, «acogieron bien la decisión de trasladarles a España», explicó a Efe Alessandro Porro, cooperante de SOS Méditerranée desde el ‘Aquarius’.

Uno de esos refugiados señaló que, en cualquier caso «es Europa y no Libia», desde donde zarparon y donde describió un clima de violencia en un mensaje de audio. «Es como vivir el infierno (...) No debemos regresar a Libia y por eso lo agradecemos. Nos habéis rescatado», celebró.

La situación a bordo del ‘Aquarius’ antes de la distribución de los refugiados era tranquila teniendo en cuenta el tiempo que llevaban hacinados, el calor tórrido y la escasez de provisiones y lo que habían pasado durante 20 ó 30 horas en la mar antes de ser rescatados por el ‘Aquarius’. «Están muy cansadas, solo quieren llegar a algún sitio, pero muestran paciencia», aseguraban los voluntarios.

Pero no ha sido siempre así. MSF explicó el lunes a los refugiados y migrantes que era «posible que el barco no partiese hacia Italia» y «la gente se aterró», explicó la periodista de Euronews Anelise Borges, que viaja con ellos. «Un hombre amenazó con saltar del barco, decía que no quería volver a Libia. Para algunas personas, la idea de regresar allí es realmente aterradora», relató. Cuando se les explicó que irían al Estado español la mayoría estaban contentos y dijeron: «Gracias Europa por dejarnos entrar».

«Los niños son los únicos que sonríen sin cesar, juegan con todo lo que encuentran», aunque cuando el lunes les dieron galletas, la única comida que quedaba, preguntaron si no había «comida de verdad», contó Borges.

Medida excepcional

MSF, que agradeció la respuesta del Gobierno español después de tantos años de políticas de la UE y de sus estados miembros «mezquinas, inhumanas e ineficaces», advirtió de que se trata de una medida «excepcional» porque «no se puede plantear el escenario de que todos los rescates van a tener este final feliz», ya que «operativamente sería imposible».

Las ONG hubieran preferido que los refugiados hubieran sido desembarcados en el puerto seguro más cercano en Italia o Malta para permanecer en la zona y seguir salvando vidas pues la marcha a València «reduce mucho la capacidad de salvamento» en la peligrosa ruta del Mediterráneo Central.

Varias ciudades italianas ofrecieron el lunes abrir sus puertos, pero se mantuvo el cierre ordenado por el ministro de Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, que ayer reiteró al resto de organizaciones de rescate que sus barcos no atracarán en Italia. Lo mismo hizo Giller Simeoni, presidente del Consejo Ejecutivo de Córsica, que ofreció acoger al ‘Aquarius’ en un puerto corso ante la falta de comida, las malas previsiones meteorológicas y la lejanía de València, pero el Gobierno francés no reaccionó a ese ofrecimiento.

De ahí que MSF apelara a la UE para que dé una respuesta unitaria, sin dejar el peso del flujo migratorio sobre tres estados, y ejerza un liderazgo para que situaciones como las que se han vivido estos días no se vuelvan a repetir.

Profunda división

Porque si una cosa ha quedado en evidencia con esta nueva crisis provocada por la negativa de Italia y Malta a recibir al ‘Aquarius’ y los reproches mutuos entre distintos socios es la profunda división en el seno de la UE en materia migratoria.

El comisario europeo de Migración, Interior y Ciudadanía, Dimitris Avramópulos, pidió ayer a los estados terminar con el «ping-pong político» y buscar una solución europea y estructural a la cuestión migratoria.

Se expresó así durante la presentación en Estrasburgo de la propuesta presupuestaria de la Comisión Europea para 2021-2027 sobre inmigración, que contempla dedicar 34.900 millones de euros a la gestión fronteriza de la UE, frente a los 13.000 millones presupuestados entre 2014 y 2020, cuando se registraron crisis migratorias en el continente a raíz de la inestabilidad en Siria, Irak, Libia, Eritrea o Afganistán, que cogieron por sorpresa a Europa sobre todo en 2015-2016.

El nuevo plan presupuestario de la CE, que deberá ser negociado con los estados miembros y por el Parlamento Europeo, toma como referencia la actual propuesta comunitaria de reforma del Reglamento de Dublín, que estipula el reparto de los demandantes de asilo.

Su modificación se debatirá en la próxima cumbre de líderes europeos del 28 y 29 de junio, con un trasfondo de fuertes divisiones internas en la UE.

 

Seehofer busca socios para presionar a Merkel

El Gobierno de coalición entre la CDU, su aliado bávaro CSU y el SPD atraviesa desde el lunes una crisis por la oposición de Angela Merkel a la reforma migratoria restrictiva de su ministro Interior, Horst Seehofer (CSU). En lugar de ceder, Seehofer, que lleva años denunciando la llegada de refugiados, pospuso la presentación de su plan, que incluye la devolución de cualquier solicitante de asilo «sin papeles» en la frontera, algo que Merkel considera una infracción de las leyes y principios europeos. Seehofer canceló su presencia en una reunión sobre la integración de los migrantes que hoy presidirá Merkel y dijo que no aceptará un «mal acuerdo» y que está buscando aliados en Europa para aumentar la presión sobre la canciller. Ayer habló con su homólogo italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, quien resaltó la «completa armonía» de ambos.

La canciller alemana, por su parte, instó a la Unión Europea (UE) a dar una «solución unitaria» en política migratoria y alertó contra toda respuesta «unilateral», al tiempo que insistió en la necesidad de lograr un reparto «equilibrado» de los refugiados. Durante una comparecencia junto con su homólogo austríaco, Sebastian Kurz, señaló que «ningún país puede cambiar unilateralmente las reglas de asilo en la UE», advertencia a sus socios comunitarios, pero también a las presiones en el seno de su gran coalición para que cierre sus fronteras y adopte una línea más restrictiva, de acuerdo al modelo austríaco. GARA

 

Criticado por su inacción, Macron denuncia el «cinismo» de Italia

Incluso en el seno del gobernante La República en Marcha (LREM), el partido del presidente, Emmanuel Macron, se alzaron ayer voces que lamentaron que el Gobierno francés no se ofreciera para acoger a los refugiados del ‘Aquarius’ y criticaron su silencio e inacción, mientras Macron denunciaba el «cinismo» de Italia.

Una treintena de diputados de LREM abogaron porque Francia hubiera mostrado su tradición de asilo y criticaron la falta de reacción de París, al considerar que hubiera sido un «deber» ofrecerse para acoger a esos 629 refugiados. Pero «Francia ha guardado silencio», denunciaron.

Médicos del Mundo y France Terre d'Asile criticaron la inacción de París, al considerar que no se puede calificar de crímenes contra la Humanidad la persecución de los migrantes en Libia y abstenerse de actuar, a riesgo de convertirse en cómplices, y afirmaron que «no asumir responsabilidades en tales circunstancias no es una política, es una derrota».

Macron, citado por el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, se defendió al señalar que «Francia ha hecho su parte». «Si un barco tuviera Francia como puerto más cercano, podría atracar en cumplimiento del derecho internacional», agregó el presidente, quien denunció el «cinismo y la irresponsabilidad» del Gobierno italiano» que se negó a acoger el barco. Tildó de «inaceptable el comportamiento y la manipulación política» del Gobierno italiano.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, cargó contra Francia tras las críticas recibidas y afirmó que Italia no acepta «lecciones hipócritas» de un país que en materia migratoria «prefiere mirar para otro lado».

La oposición de derecha y extrema derecha francesa es contraria a acoger a los refugiados del ‘Aquarius’. Los Republicanos instó al barco a regresar a Libia en respuesta al ofrecimiento de Gilles Simeoni, presidente del Consejo Ejecutivo corso. Más allá fue Marine Le Pen, quien subrayó que «tras el barniz humanitario» de las ONG está su «papel de cómplices de las mafias».GARA