Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
LOS KURDOS ANTE LAS ELECCIONES EN TURQUÍA

VENCER EL TEMOR PARA DERROTAR A ERDOGAN

El AKP de Erdogan obtendrá la mayoría absoluta en el Parlamento si el HDP no supera el corte electoral. Para evitar su triunfo, el kemalismo podría ejercer el voto útil y apoyar a los kurdos, excluidos de la alianza opositora aunque de nuevo decisivos.

7de junio de 2015. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP) obtiene el 13% de los votos en las elecciones y evita la mayoría absoluta del Partido Justicia y Desarrollo (AKP). Su éxito, al menos por el momento, se convierte en su desgracia: el 25 de julio de 2015 muere el proceso de diálogo con el PKK y, ese mismo verano, comienza una lucha en una decena de ciudades kurdas que terminan derruidas y con 400.000 desplazados; más tarde, con la mayoría de nuevo en manos islamistas, miles de simpatizantes y políticos kurdos son arrestados y el Estado toma el control de decenas de alcaldías acusadas de apoyar el «terrorismo» en las que despide a miles de trabajadores cercanos al HDP. Recep Tayyip Erdogan no se detiene ahí: exporta el conflicto a Siria, rebajando las esperanzas autonómicas kurdas, y amenaza con una operación a gran escala en Qandil, feudo del PKK en Kurdistán Sur. Tras estos y otros acontecimientos es lógico que en Kurdistán Norte ya no exista la palabra ilusión, y menos si es política. Lo que queda, aunque quizá no llegue a plasmarse en las urnas, es mucho rencor hacia Erdogan. Entonces, en pleno giro nacionalista del presidente, ¿podrían apoyarle los kurdos?

Frenar el sistema de Erdogan

Ciertos analistas arguyen que es posible que en una hipotética segunda ronda de las presidenciales los kurdos no vayan a votar o lo hagan por Erdogan si el HDP no entra en el Parlamento. Parece que librarse del hombre que ha causado tanto sufrimiento o lograr la vuelta al sistema parlamentario, incluida entre las propuestas de los candidatos opositores a la Presidencia de Turquía, no sean razones de peso. Pero lo son. Porque más allá de promesas electorales que siempre decepcionan se sabe que el sistema de Erdogan enterrará la influencia de las demandas kurdas en Ankara. Mantener viva esa vía es el objetivo del HDP, que para atraer el voto progresista turco refuerza su apuesta por la izquierda radical y las voces intelectuales.

Voto útil

Pese a ser la tercera fuerza de Turquía, el HDP ha sido excluido de la alianza opositora. Puede que fuera el deseo de Erdogan, aunque incluirlo habría afectado a los votantes indecisos de ideología panturca y nacionalista. Ahora, sin opción de enmendar la decisión, la oposición necesita que los kurdos superen el 10% del corte electoral parlamentario. De lo contrario, sus escaños irían a la segunda fuerza en cada región, que en Kurdistán Norte es el AKP. Entonces Erdogan se aseguraría, con los 79 diputados de Kurdistán, la mayoría absoluta en el Parlamento. Pero esta ecuación era conocida por la oposición, y parece que el Partido Republicano del Pueblo (CHP) podría hacer uso del voto útil. Yilmaz Özdil, columnista del diario kemalista “Sözcü”, así lo sugirió cuando no puso reparos en votar al candidato comunista del HDP Veli Saçilik, quien lleva más de un año protestando para que devuelvan el trabajo a los injustamente purgados tras la asonada de 2016.

En cuanto a la carrera presidencial, los kurdos votarán en la primera ronda por Selahattin Demirtas, candidato del HDP al que la Fiscalía pide más de 142 años de prisión. La elección del encarcelado líder kurdo es una brillante idea que refleja las injusticias sufridas por su pueblo y, además, zanja posibles comparaciones internas con su respetada figura. En la hipotética segunda ronda, ya sin él, la oposición tendrá un problema menos si, como indican las encuestas, el candidato kemalista Muharrem Ince es el elegido. Si fuera la panturca Meral Aksener, cuya táctica ha sido obviar Kurdistán, se elevarían unas dudas que favorecería a Erdogan, que cuenta con dinero, el apoyo de los clanes kurdos que trabajan para el Estado y un segmento de kurdos islamistas que anteponen religión a identidad.

Política del miedo

Obviando su alianza con el panturco MHP y diferenciando entre kurdos buenos y malos, Erdogan ha recordado que él trajo los derechos a Kurdistán. Sus palabras no engañan a la sociedad, consciente del retroceso experimentado en los tres últimos años. Pese a ello, su apoyo no ha dejado de crecer desde junio de 2015. Los kurdos lo achacan a la política del miedo. Aseguran, y parece una afirmación creíble, que en una atmósfera democrática el HDP rebasaría el 10,7% de apoyo obtenido en la reválida electoral de noviembre de 2015. Pero en Anatolia no existe tal atmósfera y sí un estado de emergencia en vigor desde hace dos años.

En el pasado referéndum, celebrado bajo las mismas condiciones, las irregularidades llegaron hasta la aceptación de dos millones de votos sin sello. De cara a estos comicios, el AKP ha aprobado una nueva ley electoral que, entre otras medidas, estipula la aceptación de votos sin sello y el traslado de urnas electorales por motivos de seguridad. Es una forma de legalizar las irregularidades. Como resultado, al menos 144.000 personas votarán en otras localidades. Los afectados, en su mayoría, son aldeanos kurdos que simpatizan con el HDP.

Mañana, si quieren derrotar a Erdogan, esos aldeanos primero tendrán que dejar a un lado sus temores para luego ir a votar bajo la atenta mirada de paramilitares y fuerzas de seguridad mientras depositan una papeleta que manifestará una ideología que puede disgustar a Recep Tayyip Erdogan.