Beñat ZALDUA
LISBOA
Elkarrizketa
FRANCISCO LOUçA
DOCTOR EN ECONOMÍA Y FUNDADOR DEL BLOCO DE ESQUERDA

«Se ha mejorado la vida de la gente, la izquierda lo debe reivindicar con orgullo»

Cara ampliamente conocida en la izquierda portuguesa, especialmente en el Bloco, del cual fue fundador y diputado durante 13 años, Francisco Louça sigue la política desde el refugio académico, dando clases de economía en la Universidad Técnica de Lisboa. Pero que nadie se engañe, su despacho queda a escasos 300 metros del palacio de Sao Bento, sede del Parlamento luso.

Desde la academia, Francisco Louça (Lisboa, 1956) sigue de cerca el experimento de la Geringonça, el Gobierno del Partido Socialista apoyado por el Bloco y el Partido Comunista. Una experiencia que valora positivamente, pero a la que, sin embargo, no ve una continuidad clara.

Decía la derecha que la «Geringonça» no duraría, y lleva ya tres años. ¿Un primer balance?

Han sido tres buenos años, confirmados por todas las encuestas de opinión pública, que hablan de un Gobierno muy popular. La explicación es que se terminó el miedo, se recuperaron salarios directos e indirectos, se bajaron los impuestos sobre el trabajo y se hicieron más progresivos, se creó empleo, se terminaron las privatizaciones, etc. La percepción popular es muy positiva, aunque hay tensiones fuertes entre los partidos de la mayoría en temas como los profesores o la reforma laboral.

Antes de entrar en ello. ¿Qué ocurrió en 2015 para hacer posible lo que siempre había sido imposible?

Todos los partidos tuvieron una gran presión popular sobre sus espaldas, sus votantes no hubiesen entendido otros cuatro años de la derecha y la Troika. Lo que el PS habría hecho tradicionalmente sería apoyar de una forma u otra a la derecha, pero lo hubiesen pagado muy caro; la dirección lo entendió y exploró por primera vez en su historia un pacto con la izquierda.

Que en el PS pesó lo ocurrido con el Pasok griego es evidente. ¿Lo ocurrido con Syriza influenció al Bloco y al PCP?

Sin duda. El colapso del Gobierno de Syriza fue en junio, y nosotros tuvimos las elecciones en octubre. Además, teníamos una relación muy estrecha con Syriza. Lo ocurrido tras el referéndum griego fue un duro golpe, no nos lo esperábamos. Grecia no tenía un plan B, no tenía la preparación técnica para salir del euro, necesitaba una ley sobre el Banco Central, saber qué hacer con la deuda interna y externa, y no había nada preparado, fue terrible. A nosotros nos sirvió para radicalizar el discurso y concentrarnos en la necesidad de preparar una alternativa; también en convencernos de que hay que disputar la mejor relación de fuerzas posible para impedir que la Unión Europea intervenga como intervino en Grecia. Porque hay una víctima, que es el pueblo griego, y un atacante, que son la UE y Alemania. No hay que confundirse.

En un inicio, la solución portuguesa generó recelo en Bruselas, pero ahora presidís hasta el Eurogrupo.

La derecha y Europa tenían un problema para atacar a este Gobierno, y es que no es de coalición. La izquierda no forma parte del Ejecutivo y mantiene bastante independencia en relación con él. De hecho, es un Gobierno de personas que llevan años en las instancias europeas. Se conocen bien y siempre formaron parte del consenso europeo, no ocurre como con Syriza. Al mismo tiempo, la Unión Europea no se podía permitir un segundo frente, ya había ido demasiado lejos en Grecia.

Se habla de milagro económico portugués. ¿Es para tanto?

No es un milagro, porque no hay ningún cambio estructural y sigue habiendo mucha precariedad. Hubo unos factores exteriores muy positivos, como el precio del petróleo, a los que se añadió una recuperación de la demanda interna. Después de tantos años de crisis, esto tuvo un efecto político y social muy fuerte e inmediato pero, por ejemplo, sigue habiendo muy poca inversión pública, por restricciones presupuestarias europeas. Lo que ha hecho Portugal es más bien demostrar que la austeridad es una política de destrucción social que no tiene ningún fundamento económico ni ayuda en nada al desarrollo ni al crecimiento. Solo trae destrucción y sumisión.

¿El euro ha sido un buen negocio para Portugal?

No, es una catástrofe. Para todos los países del sur. El euro organiza una división entre acreedores y deudores, es una tecnología de sumisión política y social de los deudores. Y sobre todo, es un error político terrible, porque un país que no tiene capacidad financiera y monetaria no tiene capacidad de decisión democrática, no puede decidir sobre nada.

El debate sobre el euro está bien presente en Portugal. ¿En qué términos se da?

Creo que hay más historia de discusión política sobre el euro en Portugal que en España; hay más estudios y más trabajos sobre si habría que salir del Euro o no. Incluso en el Partido Socialista hay algunos economistas que empiezan a plantear que, sin un cambio en Europa, el euro podría ser insostenible. Es algo que Bloco y PCP defienden ya sin ningún miedo.

Sigamos con este hilo. ¿Cómo son las relaciones entre los partidos de la «Geringonça»?

Hay que decir que el Partido Comunista nunca aceptó que las negociaciones se diesen entre todos los partidos, así que es el PS el que negocia por separado con cada partido, lo cual le da una gran ventaja. Ahí se ve que la tensión entre el Bloco y el PC existe. Hay que decir que no tienen nada que ver con los comunistas griegos y que las relaciones entre direcciones suelen ser cordiales; aún y todo, son culturas de partido muy diferentes. El PCP todavía cree en la idea de partido único.

Con el Partido Socialista es más complicado, porque se trata de la relación con el Gobierno. Además, tienen algunas tensiones entre ellos. Unos dicen que la Geringonça es lo mejor que le ha pasado al PS y otros que lo que hay que hacer es conseguir la mayoría absoluta para no depender de la izquierda.

¿Dónde se sitúa el primer ministro, António Costa?

Está más cerca de la voluntad de poder absoluto, pero como es un tipo muy hábil, sabe que ir a una campaña pidiendo la mayoría absoluta no es muy inteligente. La quiere, pero no lo dirá.

¿Con una mayoría absoluta se acabaría el cambio?

Sin ninguna duda. Pero lo tienen difícil. Tendrían que lograr entre un 42% y un 43% de los votos, y los sondeos les dan cerca de un 37%. Y la derecha está muy hundida ya, parece difícil que vaya a perder todavía más.

¿Entonces ve posibilidades de repetir la experiencia?

Dependerá del resultado de las elecciones. Es necesario que la izquierda mantenga una posición fuerte, que reivindique con orgullo lo logrado, por que la vida de la gente ha mejorado gracias a ella. No estamos ya en el tiempo de la propaganda política, la lucha por el socialismo es la lucha más actual de nuestra vida. Es importante mantener una fuerte disputa por el poder con el centro. Después, las confluencias dependerán siempre de la relación de fuerzas.