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HELSINKI
CUMBRE EN HELSINKI DE LOS PRESIDENTES DE RUSIA Y EEUU

El acercamiento de Trump a Putin causa irritación en Washington

Demócratas, republicanos y los servicios secretos de EEUU reaccionaron con irritación a las muestras de acercamiento que ofreció Donald Trump hacia su homólogo ruso, Vladimir Putin, al que esperaban que reprochara su injerencia en las elecciones de 2016. Al contrario, Trump confió en el desmentido de Putin y anunció una mejora de relaciones.

«Creo que es un buen comienzo. Muy, muy buen comienzo», declaró el presidente estadounidense, Donald Trump tras el encuentro de más de cuatro horas en el palacio presidencial de la capital finlandesa con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Previamente, había expresado su esperanza de lograr una relación «extraordinaria». «Llevarse bien con Rusia es algo bueno, no es algo malo», insistió a la salida. Igualmente, Putin estimó que la cumbre fue una reunión «útil» que ha cambiado las relaciones entre sus dos países. «La Guerra Fría terminó hace tiempo. La época del antagonismo ideológico entre los dos países ya es cosas del pasado», declaró. Ambos mandatarios se encontraron cara a cara solo con sus respectivos traductores, reunión a la que siguió almuerzo de trabajo con sus equipos

Los elogios del presidente estadounidense a la relación con Moscú llegan al final de una gira en la que, en contraste con la imagen que ha querido ofrecer ante Putin, se enzarzó en críticas a sus aliados. Acusó a sus socios de la OTAN de no gastar los suficiente en defensa; criticó la negociación de Londres sobre el Brexit y llegó a calificar de «enemigo» a la Unión Europea. En contraste, ayer llamó a Putin, «un buen competidor»

Con el presidente ruso al lado, Trump llegó a enfrentarse a sus propias agencias de seguridad, que estiman que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de 2016. «Me han dicho que creen que fue Rusia, Yo no veo ninguna razón por la que podría serlo y el presidente Putin fue extremadamente fuerte y poderoso en su negativa de eso hoy», afirmó.

Putin admitió que su deseo era que Trump ganara las elecciones porque el magnate «quería mejorar las relaciones con Rusia», si bien negó que actuara para favorecerle. El presidente estadounidense arremetió también contra la investigación judicial sobre la supuesta trama rusa y culpo de las malas relaciones entre Washington y Moscú a «la caza de brujas» del FBI. A su juicio, la investigación del fiscal especial, Robert Mueller, es «un desastre para nuestro país». «Nos ha mantenido separados. No hubo conspiración, y todo el mundo lo sabe», sentenció.

Ante esas críticas, el director nacional de Inteligencia de EEUU, Dan Coats, defendió la labor de los servicios de espionaje. «Hemos sido tajantes en nuestras conclusiones de que Rusia se entrometió en las elecciones de 2016 y sobre sus esfuerzos perversos, que aún continúan, para socavar nuestra democracia», subrayó.

Unas horas después, Trump quiso calmar los ánimos con una declaración que contradecía las anteriores: «Como he dicho hoy y muchas veces antes, tengo una gran confianza en mi gente de Inteligencia».

Trump insistió en que el encuentro de ayer con Putin cambia la relación dañada. «Nuestra relación nunca ha sido peor que ahora, pero eso ha cambiado en las últimas cuatro horas, realmente lo creo. La reunión de hoy es solo el comienzo de un proceso más largo».

«Uno de los peores momentos»

Sus declaraciones provocaron irritación en Washington, donde se esperaba que Trump fuera contundente sobre las supuestas injerencias rusas.

La oposición demócrata le acusó de «fortalecer a nuestros adversarios y debilitar nuestras defensas y las de nuestros aliados» y teme que sus comentarios «dan luz verde a Putin para interferir en las elecciones» de mitad de mandato en noviembre. «Que el presidente de EEUU se haya puesto del lado del presidente Putin y en contra de las fuerzas de seguridad estadounidenses, de las autoridades de la Defensa estadounidense y de las agencias de inteligencia estadounidenses es irreflexivo, peligroso y débil», afirmó el portavoz demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

La contrariedad no era menor en el campo republicano. Su líder en el Congreso, Paul Ryan, llamó al presidente a «darse cuenta de que Rusia no es nuestro aliado. Moralmente no hay equivalencia entre EEUU y una Rusia que sigue siendo hostil a nuestros ideales y a nuestros valores fundamentales».

Para el influyente senador republicano John McCain, la cumbre de Helsinki ha sido «uno de los peores momentos de la historia de la Presidencia americana, una de las actuaciones más vergonzosas de un presidente americano».

EEUU y Rusia quieren «garantizar la seguridad de Israel» en Siria

El presidente de EEUU, Donald Trump, aseguró que su Gobierno y el de su homólogo ruso, Vladímir Putin, trabajarán juntos para garantizar la seguridad de Israel en Siria. «Ambos hemos hablado con Bibi (apodo del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu) y les gustaría (a los israelíes) hacer ciertas cosas en Siria relacionadas con la seguridad en Israel», explicó Trump.

«Rusia y Estados Unidos trabajarán juntos» en este asunto, señaló el presidente estadounidense, quien remarcó que es un deseo de ambos «crear seguridad para Israel». Por su parte, Putin aseguró que Israel ocupó buena parte de las cuatro horas que duró su reunión con Trump e instó a Israel y a Siria a cumplir el acuerdo de alto el fuego de 1974 sobre los Altos del Golán, ocupados por el Ejército israelí en 1967.

Trump indicó que «nuestros ejércitos se han llevado mejor que nuestros líderes políticos durante varios años. Y también nos llevamos bien en Siria».

En medio de la comparecencia, Putin le entregó a Trump el balón oficial de la Copa Mundial que terminó el domingo. Respondía así a la frase del secretario del Estado de EEUU, Mike Pompeo, de que la pelota del arreglo está en el tejado de Rusia.«En lo que se refiere a que la pelota de Siria está en nuestro tejado. señor presidente, usted acaba de decir que hemos organizado exitosamente el Mundial de fútbol. Así que quiero entregarle esta pelota. Ahora, la pelota está de su lado», dijo Putin. Sobre el terreno, las fuerzas progubernamentales sirias y sus aliados continuaron avanzando en la provincia meridional de Deraa, donde controlan ya el 90% del territorio. Ayer conquistaron Taiha y Zimrin, dos pueblos situados en el noroeste de la provincia, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), y continuaron lanzando intensos bombardeos contra la zona de Mozalaz al Maut, cercana a los Altos del Golán ocupados por Israel.

A la vez, al menos 12 soldados de las fuerzas leales a Damasco murieron en un ataque lanzado por facciones yihadistas.

Paralelamente a los combates del sur del país, en la provincia septentrional de Alepo, al menos nueve personas murieron por la caída de misiles, atribuidos a Israel, que impactaron en la noche del domingo en un centro militar operado por Irán, cerca de un aeropuerto militar, según el OSDH.

Por otro lado, y según la Presidencia turca, Trump y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, subrayaron la importancia del acuerdo bilateral en torno a la localidad siria de Minbej, donde Ankara exige la retirada de las milicias kurdas, si bien consideró que esta retirada aún no se ha completado. Esta valoración se conoció a la vez que el Departamento de Estado de EEUU informó de que está negociando con Turquía la venta del sistema de misiles Patriot, rival del S-400 ruso que Ankara ya habría adquirido.GARA