GARA
belfast

May visita por primera vez la frontera que divide Irlanda mientras la UE se inquieta

La primera ministra británica, Theresa May, conoció ayer sobre el terreno las preocupaciones de los ciudadanos del norte de Irlanda respecto al futuro de la frontera que divide la isla, uno de los principales escollos para el avance de las negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la UE, cuyo Ejecutivo instó ayer a los estados miembros y a las empresas a «acelerar» los preparativos para todos los escenarios posibles en el caso de que un Brexit sin acuerdo. El negociador jefe de la UE, Michel Barnier, exhortó a completar el acuerdo de retirada y, en particular, recalcó que es una cuestión «urgente» encontrar una solución para la frontera irlandesa, mientras el nuevo ministro británico para el Brexit, Dominic Raab, dijo que Londres está listo para «intensificar» las negociaciones con Bruselas.

May inició un viaje de dos días al norte Irlanda, donde visitó, por primera vez desde el referéndum sobre el Brexit de 2016, la barrera que divide Irlanda y reiteró su compromiso para que este divorcio no provoque el restablecimiento de una frontera dura, clave para sus economías y el proceso de paz.

Ese es también el objetivo de los principales partidos norirlandeses, que presentaron a Theresa May puntos de vista diferentes sobre la conveniencia de un Brexit suave o uno duro, que implicaría la ruptura total con la UE.

Sinn Féin le advirtió de que la salida de la región del mercado único y la unión aduanera sería «catastrófica», al tiempo que la criticó por tardar dos años en visitar la frontera, donde se entrevistó con líderes empresariales y comunitarios. «Tiene que reconocer que no nos convertiremos en un daño colateral por culpa del proceder imprudente tory», dijo Michelle O'Neill.

El unionista DUP, cuyos diez diputados en Londres permiten a May gobernar en minoría, habló de las «oportunidades» que presenta el Brexit. Arlene Foster defendió una salida «sensata» que evite la «una barrera interna en el Reino Unido».