Ali BEKHTAOUI
AFP-Nueva York

RESERVA ESTRATÉGICA DE PETRÓLEO, UN ARMA CON MÚLTIPLES USOS

Las noticias sobre la posibilidad de que EEUU recurra a sus reservas estratégicas de petróleo han puesto el foco en este oro negro almacenado para hacer frente a emergencias y al cual Washington recurre cada vez más por razones presupuestarias y electorales.

Almacenadas en un complejo integrado por cuatro depósitos subterráneos a lo largo de las costas de Texas y Luisiana, las reservas estadounidenses son actualmente de 660 millones de barriles (mdb), sobre una capacidad total de 727 millones. El Gobierno planea vender entre 5 y 30 milllones de barrriles de estas reservas estratégicas (SPR por sus siglas en inglés), según Bloomberg, que afirma, sin citarlos, que otros países podrían sumarse a este movimiento.

Esta noticia viene a alimentar una serie de especulaciones sobre el deseo de la Administración Trump de aumentar la cantidad de petróleo en el mercado tras las recientes interrupciones de suministro que han afectado a varios países, en especial a Libia y Canadá, en un momento en el que Washington quiere secar las exportaciones iraníes volviendo a imponer sanciones a Teherán. Pero esa tesis hace que algunos analistas se muestren escépticos sobre el verdadero propósito de estas comercializaciones de SPR.

«Con las perturbaciones que amenazan la producción mundial, es lógico utilizar estas reservas en caso de urgencia», explica Phil Flynn, analista de Price Futures Group. «Mi temor es que Estados Unidos comience a utilizarlas como un arma para manipular los precios», añade antes de subrayar que, en caso de una «crisis real» en el mercado, estas reservas serían menos eficaces.

Este especialista considera que la potencial venta se ha vuelto menos urgente ya que se espera que la explotación de las arenas bituminosas de Syncrude, en Canadá, interrumpida durante varias semanas, vuelva a estar en servicio muy pronto. Por su parte, Arabia Saudí, impulsora de un acuerdo de reducción de la producción junto a la OPEP y otros socios, también aumentó significativamente sus exportaciones de crudo en junio.

Además, los precios de la gasolina, cuya subida ha golpeado recientemente a los automovilistas estadounidenses cuando se aproximan las elecciones de medio mandato de noviembre, parecen regresar a su cauce, como señala Andrew Lebow, socio de Commodity Research Group. Después de haber alcanzado los 3 dólares en mayo, el precio del galón (redondeando, 3,8 litros) se movía el pasado miércoles a 2,86 dólares, según la American Automobile Association (AAA).

Por ahora, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirma que «no se ha producido ningún debate sobre un eventual uso de las reservas de emergencia». Esta organización, que reúne mayoritariamente a países europeos y americanos, supervisa el nivel de las reservas estratégicas de sus miembros, exigiéndoles que mantengan en sus depósitos al menos el equivalente a 90 días de sus importaciones, condición que respeta la mayoría de los estados.

Reducir a la mitad

En su historia reciente, los presidentes de EEUU han realizado en tres ocasiones ventas de emergencia de sus reservas durante eventos de importancia mayor, y lo han hecho de forma concertada con la AIE.

La primera fue en 1991, coincidiendo con la “Tormenta del desierto”, operación militar desarrollada por EEUU tras la invasión de Kuwait por Irak; en este periodo, se vendieron 17 millones de barriles. A causa del huracán Katrina, en 2005, se pusieron a la venta 11 millones. Y durante la sublevación que tuvo lugar en Libia, en 2011, fueron comercializados 30 millones, según el Departamento de Energía de EEUU. También pueden registrarse otras ventas más puntuales, como la de casi 5 millones de barriles durante el huracán Harvey, en el verano del año pasado.

Estas reservas también están siendo mermadas gradualmente por la voluntad de las autoridades de realizar ventas estratégicas por razones presupuestarias. Si se mantienen las decisiones presupuestarias tomadas por la Administración Trump y por la de Obama, las reservas caerán a 410 millones de barriles para el año 2027, según ha calculado la Agencia de Información Energética de este país (EIA).

En mayo del año pasado, la Casa Blanca afirmó en su proyecto presupuestario que deseaba reducir a la mitad las reservas estratégicas de aquí a diez años con el fin de lograr ahorros. Entonces, argumentó que la robusta producción estadounidense, gracias al petróleo de esquisto y a las menores importaciones, no requería de depósitos estratégicos tan elevados.

Incluso con un descenso del 40%, en 2027 estas reservas seguirían cumpliendo con las obligaciones de almacenaje impuestas por la Agencia Internacional de la Energía.