B.Z.
Donostia
RECONFIGURACIÓN DEL ESPACIO CONVERGENTE

Bonvehí y Nogueras pilotarán la integración del PDeCAT en la Crida

La lista unitaria, que incluye a todos los sectores del partido, incluido al de Pascal, cosechó el 65% de los votos, mientras que una lista protesta se hizo con un nada desdeñable 28%. La nueva dirección se encargará de poner en marcha la integración del PDeCAT en la Crida de Puigdemont, algo que, en última instancia, deberá refrendar la militancia.

Después de que la suma de todos los sectores en su contra forzase a la hasta ahora coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, a renunciar a la dirección la tarde del sábado, la asamblea nacional del partido heredero de Convergència aprobó ayer sin mayores sobresaltos una nueva dirección que estará comandada por el hasta ahora secretario de organización, David Bonvehí, y la diputada en Madrid Míriam Nogueras.

Ambos comandaran una ejecutiva en la que están representadas todas las sensibilidades del partido, incluido el sector de Pascal –la convivencia no será fácil–, y que tendrá la misión de guiar el partido hacia la integración en el movimiento Crida Nacional per la República, impulsado por Carles Puigdemont.

El president en el exilio ha sido el principal vencedor de un cónclave en el que amenazó con dejar el partido si Pascal seguía al frente, pero el futuro inmediato no se prevé para nada plácido. La integración en la Crida deberá ser aprobada por la militancia del PDeCAT, y aunque se espera que lo haga sin sobresaltos, el porcentaje que apuesta por una integración light que permita mantener las siglas no es nada despreciable. Ayer, la lista unitaria encabezada por Bonvehí y Nogueras logró un holgado pero discreto 65%, mientras que la candidatura de protesta encabezada por el mosso d’esquadra en excedencia David Torrents, cuyo programa no iba más allá de la denuncia de las formas empleadas por los dirigentes, cosechó casi un nada desdeñable 30% de votos.

El descontento se manifestó también en una votación secundaria pero muy significativa. Los asistentes a la Asamblea debían votar una reforma de los estatutos para permitir, por ejemplo, que cargos públicos como consellers puedan ostentar cargos orgánicos en el partido. Era una reforma que, entre otras cosas, debía posibilitar que los consellers de Interior y Territorio, Miquel Buch y Damià Calvet, entrasen en la nueva ejecutiva. La militancia, sin embargo, rechazó la reforma, impidiendo a los delfines de Jordi Turull (Buch) y Josep Rull (Calvet) entrar en la dirección.

El pacto de Lledoners

El resultado de la Asamblea ha sido el fruto del llamado pacto de Lledoners, en referencia a la prisión barcelonesa en la que están internados los presos políticos catalanes. Fue allí –la flexibilidad en las visitas es destacable–, donde las diversas familias críticas del partido, con los sectores de Turull y Rull a la cabeza –no son los mismos–, forjaron el pacto con el entorno de Puigdemont para desbancar a Pascal –de la que se sospecha una falta de compromiso con la apuesta independentista– y sumar al PDeCAT a la Crida.

Esa transición no será comandada solo por Bonvehí y Nogueras, también tendrá un papel de primer orden la comisión delegada que contó con el apoyo del 93% de los militantes, y que estará formada por la dupla directiva y los tres presos políticos del partido, Turull, Rull y Joaquim Forn. Lledoners va camino de convertirse, por la vía de los hechos, en la nueva sede de la formación catalana.

Entre las ponencias aprobadas este fin de semana también destacan otras dos. Una supone un matiz a la consensuada introducción del término unilateral en los estatutos; es aquella que insta al partido a hacer efectiva la República «lo más pronto posible». La enmienda que proponía hacerlo «de forma inmediata» salió derrotada por tan solo nueve votos de diferencia.

La segunda resolución, adoptada el sábado y de la que este periódico ya dio cuenta ayer, podría tener consecuencias prácticas a partir del otoño, ya que insta al partido a hacer valer sus votos en Madrid para luchar por la libertad de los presos políticos. Dicho de otro modo, se aprobó bloquear la agenda de Sánchez si el Estado mantiene la represión contra Catalunya.

Mas, Salmond y Torra

Una vez encaminada la Asamblea, aunque más tarde de lo previsto, los medios pudieron acceder pasado el mediodía al Palau de Congressos de Barcelona, donde se dejó paso a las intervenciones estrella. Tal era la incertidumbre, que la víspera todavía no estaba claro si el president Puigdemont iba a o no a tomar la palabra. Finalmente lo hizo por videoconferencia: «Hemos hecho lo que tocaba y lo que mucha gente esperaba», añadió, satisfecho con el resultado de la Asamblea.

Antes tomaron la palabra también el president, Quim Torra, que aprovechó para reivindicar el «liderazgo transversal» de Puigdemont, y el president Artur Mas, cuyo silencio ha dado pie a numerosas cábalas durante las últimas semanas. No acabó de aclarar su posición en una intervención que empezó con aire escéptico: «Vengo a ofrecer una reflexión con ánimo de ayudar y no molestar, si sirve, bien; y si no, también».

«La razón ya la tenemos, no es una batalla de razones, pero nos falta fuerza», apuntó un Mas que advirtió contra el «veneno de la desunión», que amenaza con liquidar al soberanismo. Antes que él ocupó el estrado el ex primer ministro escocés, Alex Salmond, reciclado en showman de primer orden capaz de subir los ánimos a una militancia todavía algo confusa: «Vuestro sueño de libertad, como el mío, llegará».