Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Daddy Cool»

La canción de Boney M en un número musical infantil

La pareja que forman Maxime Govare y Noémie Saglio debutó con un largometraje inédito titulado originalmente “Toute première fois” (2015), y en su siguiente “Daddy Cool” han escrito juntos el guion, mientras que el primero se ha encargado de la dirección en solitario. Ambos apuestan por un tipo de comedia de apariencia irreverente y gamberra, siguiendo los dictados que marca Hollywood. Sin embargo, su nueva propuesta bebe en parte de la propia tradición genérica francófona, remontándose al clásico de Coline Serreau “Tres solteros y un biberón” (1985), que dio lugar al remake anglosajón “Tres hombres y un bebé” (1987), realizado por Leonard Nimoy. No sería de extrañar que ahora también algún estudio estadounidense volviera a comprar los derechos para su mercado.

Govare y Saglio son muy conscientes en todo momento de que lo que están haciendo es una comedia romántica, una historia de amor que exige las diversas pruebas de madurez por las que ha de pasar necesariamente el componente más peterpanesco de la pareja, que una vez más coincide con el elemento masculino. Vincent Elbaz encarna la caricatura de un cuarentón irresponsable, incapaz de adquirir compromisos en su relación conyugal. Y al que para recuperar a su mujer, una dibujante e historietista que se ve obligada a compartir piso porque él no tiene trabajo, se le ocurre montar en la vivienda común una guardería privada.

El reencuentro final está más que servido, así que para ilustrar el transcurro narrativo se suceden una batería de gags a mayor gloria del humor escatológico y de todo lo relacionado con los elementos pueriles del “caca-pedo-culo-pis”. Algunos hasta tienen su gracia, como cuando el prota cambia los pañales con una mascarilla, o el esperado número musical de la canción del título en su versión aniñada. En definitiva, hay cierta alegría contagiosa, resumida en los dibujos de cierre.