GARA
ESTOCOLMO

Pendientes de la ultraderecha ante unos comicios de resultado incierto

Ocho años después de haber logrado entrar en el Parlamento al superar por poco el porcentaje mínimo, el partido de extrema derecha SD se postula como principal rival de los socialdemócratas del primer ministro Stefan Löfven en las elecciones legislativas. Como otras fuerzas europeas ha hecho del populismo xenófobo el eje de su campaña.

Apenas quedan horas para que se abran las urnas y todo es incertidumbre en torno a las elecciones suecas, donde cualquier opción parece factible, incluso una victoria del partido Demócratas de Suecia (SD), paraguas electoral de la extrema derecha.

De la mano de Jimmie Åkesson (Ivetofta, 1979), miembro precoz de las juventudes del Partido Moderado antes de escorarse a la derecha, el SD ha ido orillando a sus cargos más radicales y controvertidos y limando aristas en su discurso para postularse como alternativa.

Para ello se ha aprovechado del desplome de los socialdemócratas y los conservadores, que podrían alcanzar en ambos casos los peores resultados en décadas, y la polarización creciente en torno a la inmigración, una constante en toda Europa. Porque, si bien el paulatino retroceso en el Estado de bienestar ha acaparado el interés de parte de la población por casos como los de Dorotea o Sollefteå, entre otros, lo cierto es que el foco principal de la campaña se ha centrado en la «crisis migratoria». Y ahí los Demócratas de Suecia –que de hecho achacan a los migrantes la pérdida de los servicios– han hallado un filón que les ha aupado al segundo lugar en las encuestas, con cerca del 20%, justo por detrás de los socialdemócratas del primer ministro Stefan Löfven (24,6%) y por delante de los conservadores de Ulf Kristersson (17%).

Temor en Bruselas

En esta última legislatura ha gobernado una alianza entre el Partido Socialdemócrata y Los Verdes, con apoyo del Partido de la Izquierda, pero lo han hecho con un 43% de los votos y porque el bloque de centroderecha no ha querido pactar con el SD.

La situación podría repetirse, pues las encuestas dan al centro-izquierda una ligera ventaja sobre la Alianza, que aglutina a cuatro partidos de derecha y centroderecha. Estos insisten en que no van a negociar con el SD, pero sus votantes y cargos locales son menos reticentes. De momento, el SD puede exponer como logro que tanto unos como otros se han acercado a sus posiciones en materia de inmigración, con una política de asilo más dura que hace unos años, y que ha logrado fijar la agenda.

Mientras tanto, la UE observa inquieta, pues además de ser xenófobo el SD también aboga por el Swexit, una opción remota pero que espanta a Bruselas.