A.G.
BILBO

Aburto muestra un talante dialogante que la oposición no considera «creíble»

El segundo y último debate sobre el estado de la ciudad del actual mandato sirvió ayer para que el alcalde de Bilbo volviese a animar a la oposición a alcanzar acuerdos aunque los emplazados restaran credibilidad a la invitación de Juan Mari Aburto. La soberanista Aitziber Ibaibarriaga propuso al jeltzale cambiar su actitud hacia el resto de grupos políticos y los movimientos sociales, olvidándose de aplicar el rodillo.

Aburto anunció que 2019, cuando concurrirá a la reelección, será «el año de los ciudadanos y los barrios», aquellos a los que, según la portavoz de Udalberri, no atiende. «Si somos una ciudad tan sumamente moderna, ¿por qué señor alcalde existen en pleno siglo XXI numerosos barrios con graves carencias de accesibilidad?», le interpeló Carmen Muñoz.

Aburto dijo que «el gran logro político» del mandato ha sido el Pacto por la Seguridad, emplazando al resto de grupos a ampliar los acuerdos. «No es tiempo de palos en las ruedas ni de palabras gruesas», proclamó al inicio de su intervención para, afirmar al final del debate, que la oposición tan solo se había dedicado a criticar. Se mostró satisfecho del pacto con el PSE, cuyo portavoz, Alfonso Gil, reconoció «contraste de pareceres».

Aburto prometió que para el primer trimestre de 2019 habrá puesto en marcha «el 100% del plan de gobierno», al que sumará otras 40 acciones. Citó, entre las más destacadas, la implantación de la Universidad de Navarra, la apertura definitiva del canal de Deustu, avanzar en la construcción de la estación intermodal de Abando para recibir al TAV, el soterramiento de la línea de Feve en Zorrotza, la renovación del entorno del hospital de Basurto o la terminal de autobuses de Garellano.

«La legislatura de hoy que presenta el alcalde es prácticamente una legislatura fallida porque es el máximo responsable de encontrarnos con un Bilbao que ha perdido fuelle y con una ciudad que ha dejado de ser tractor», lamentó Luis Eguiluz (PP). Para Samir Lahdou, de Goazen, Aburto es «un mero gestor sin imaginación ni compromiso, dotado de un talante excluyente que le lleva a tener una actitud excluyente y revanchista».