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SAO PAULO

Los militares, protagonistas en la campaña electoral brasileña

Un excapitán del Ejército a la cabeza de las intenciones de voto tras el veto judicial al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva; el comandante en jefe que sale de su reserva: los militares raramente han estado tan presentes en el debate político brasileño, a menos de un mes de unas elecciones presidenciales particularmente inciertas.

Los militares nunca han estado tan presentes en unas elecciones en Brasil como esta vez. El número de candidatos con origen militar a presidir la república o a gobernadores de los 27 estados brasileños ha pasado de 13 en los comicios de 2014 a 25.

Esta situación desafía a un país que todavía carga con el peso de la dictadura militar (1965-1984). «Tras la dictadura, los militares permanecieron mucho tiempo a la defensiva, pero ahora son más visibles», resaltó en declaraciones a AFP Nelson Düring, director del sitio especializado Defesanet.

El diputado y excapitán Jair Bolsonaro, de 63 años, expresa frecuentemente su nostalgia por los años de plomo e incluso elogia a conocidos torturadores.

No es una coincidencia que haya elegido como compañero de fórmula a un general en la reserva, Hamilton Mourao, otra figura polémica. Y prometió designar a seis generales para conformar su gobierno en caso de resultar electo.

Hace un año, el general Mourao saltó a las portadas de los diarios al afirmar que si la situación política, marcada por los escándalos de corrupción, seguía degradándose, el Ejército estaría obligado a «imponer una solución». Mourao ha asumido un papel más protagónico en la campaña, mientras Bolsonaro se encuentra internado tras haber recibido una puñalada en el abdomen durante un mitin.

Ese atentado llevó al comandante del Ejército, el general Eduardo Villas Boas, a zambullirse en el debate político. En una entrevista publicada el domingo por “O Estado de S.Paulo”, afirmó que el clima de «intolerancia generalizada» podría incluso «cuestionar la legitimidad del próximo gobierno». Y consideró una «tentativa de intromisión» que la ONU solicitara que el expresidente Lula da Silva, encarcelado, pudiera mantener su candidatura.

En un editorial titulado «Imprudencia en uniforme», el rotativo “Folha de S. Paulo” estimó el martes que esas «declaraciones confusas no contribuyen a apaciguar» la situación del país.

El candidato presidencial Ciro Gomes, segundo en las encuestas para la primera vuelta, afirmó que si él estuviera en la Presidencia, el jefe del Ejército habría sido «destituido y encarcelado».

Para David Fleischer, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia, la «pérdida de credibilidad» del presidente saliente Michel Temer, acosado por acusaciones de corrupción, «pudo haber contribuido» a que Villas Boas saliera de su reserva. «La visibilidad de los militares aumentó mucho estos últimos años, ya que el gobierno de Temer desplegó tropas en varias ocasiones» para misiones de mantenimiento del orden, dijo Fleischer. En febrero, Temer confió incluso a las Fuerzas Armadas el comando de las fuerzas de seguridad del Estado de Rio de Janeiro, desbordadas por la violencia.

En opinión de Sergio Praça, profesor de la Fundación Getulio Vargas, muchos brasileños saturados por los escándalos prestan oídos a un «discurso en el que los militares son menos corruptos y que insiste en traer orden, paz y seguridad». Parte de la población se muestra incluso favorable a una «intervención militar», pero Praça no cree en la posibilidad de un nuevo golpe de Estado.

 

El PT alerta que el veto a Lula desestabiliza las elecciones

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Gleisi Hoffmann, afirmó ayer que el veto a la candidatura presidencial del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, desestabiliza el proceso electoral.

«La gravedad de lo que vivimos en Brasil es muy grande. Tenemos recelo de lo que puede pasar en las elecciones. El hecho de inhabilitar a Lula ya desestabiliza el proceso electoral», denunció en la apertura en Sao Paulo del foro «Amenazas a la Democracia y al Orden Multipolar». Entre los asistentes había varios exlíderes europeos, entre ellos el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y los exprimeros ministros de Francia e Italia Dominique de Villepin y Massimo D'Alema.

Advirtió de que en Brasil no hay una «normalidad democrática» desde la destitución en 2016 de la entonces presidenta Dilma Rousseff y la aprobación de las polémicas reformas de corte liberal que impulsó su sucesor, Michel Temer.GARA