Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Testigo de otro mundo»

Avá Tupá significa en guaraní el enviado del cielo

El argentino Alan Stivelman es un documentalista de lo metafísico, disciplina compleja en la que ya brilló con luz propia en su anterior trabajo “Humano” (2013), de la que toma el nombre su productora, con la que ahora nos trae una obra tan insólita y sorprendente como “Testigo de otro mundo”. Tengo visto mucho programa de televisión y reportaje sobre ufología, pero nunca me había encontrado con nada tan peculiar como este largometraje documental, ni tan siquiera en el campo de la ficción. Y viene a cuento, porque como autoridad científica aparece el reconocido astrofísico y ufólogo Jacques Vallée, en quien se inspiró Steven Spielberg para el personaje del investigador Claude Lacombe de “Encuentros en la tercera fase” (1977), papel que fuera interpretado por François Truffaut.

La originalidad de “Testigo de otro mundo” va de la mano con la idea de que hay otros mundos y están en este. Es decir, que sin salir de la tierra encontramos otras realidades paralelas que, por mágicas, nos son desconocidas. Y el mejor ejemplo es la milenaria cultura guaraní con su propio idioma y sus propias creencias, despreciada desde el racionalismo occidental. El protagonista real de esta historia se merece una película, y se llama Juan Pérez, aunque su nombre espiritual es Avá Tupá, que en guaraní quiere decir “el enviado del cielo”.

Este buen hombre es un gaucho que vive solitariamente en las tierras despobladas de Venado Tuerto, en la provincia de Santa Fe. Nunca sale de allí, salvo de chico, cuando fue protagonista de un avistamiento OVNI que le cambió la vida para mal. La prensa internacional le requirió, y ya se sabe el tratamiento amarillista que se da a estas noticias sin importar la persona que hay detrás. Apenas tenía 12 años y quedó traumatizado, tal como reflejan las imágenes del material de archivo televisivo. Hoy en día se recupera gracias al orgullo nativo de pertenecer a un pueblo sabio.