GARA
MADRID

Bados: «Uno trabaja por amor al arte, sin esperar premios»

Ángel Bados, escultor navarro afincado en Bilbo, recibió ayer el Premio Nacional español de Artes Plásticas 2018 en reconocimiento a una trayectoria «coherente y de excelente calidad». Para Bados, el arte es «una cuestión de fe, de algo que transciende, útil para la sociedad».

El escultor navarro afincado en Bilbo Ángel Bados (1945) obtuvo ayer el premio Nacional de Artes Plásticas 2018, dotado con 30.000 euros y que concede el Ministerio español de Cultura y Deporte, por su trayectoria «coherente y de excelente calidad» y su capacidad de conjugar «tradición e innovación». El jurado, que tomó su decisión por mayoría, señaló en su fallo que el premiado pone de manifiesto «una extraordinaria capacidad de conjugar tradición e innovaciones» y su actividad es un «referente y aglutinadora» de un contexto artístico fundamental «para entender las dinámicas de cambio y desarrollo de las últimas décadas». Además, el jurado le reconoció «sus relevantes aportaciones a la teoría y la enseñanza artística».

Por su parte, Bados reconoció que no sabe muy bien lo que significa este galardón. «Uno trabaja por amor al arte y esa tarea no tiene límites, no se espera una recompensa», dijo.

Pero aunque el artista aseguró que no se trabaja a la espera de ninguna recompensa, sí que asumió que esto es algo contradictorio y lo argumenta: «La tensión que se genera en el trabajo muchas veces se escapa a aquello que quieres alcanzar y es el otro, el que tiene que verificar fuera de ti lo que ha sucedido». Así, afirmo que explica que quiere seguir «trabajando con calma» y que para él una de las mayores recompensas a su trabajo está en la enseñanza, «la que le dan los alumnos y el trabajo bien hecho».

Trayectoria y obras

El trabajo escultórico de Bados ha estado siempre muy conectado con su vocación docente desarrollada en la Facultad de Bellas Artes de Bilbo, un campo el que ha destacado como figura esencial para varias generaciones de artistas. Estuvo al frente, junto a Txomin Badiola, de los cursos de escultura de Arteleku (1994-1998) en los que lograron dirigir y potenciar la obra de muchos artistas de Euskal Herria como Itziar Okariz, Jon Mikel Euba, Ana Laura Aláez o Sergio Prego entre otros. Su trabajo, según explican desde su galería, Moisés Pérez de Albéniz, está enmarcado dentro del grupo de la nueva escultura vasca y sus referentes artísticos se encuentran en el pensamiento y la obra de Joseph Beuys y Jorge Oteiza.

Tras estudiar en Madrid y su paso como profesor por Iruñea, donde realizó, en 1975, su primera exposición individual, a su llegada a Bilbo, donde reside, conectó con Txomin Badiola, Juan Luis Moraza, Marisa Fernández y Pello Irazu con las que ha compartido conceptos ligados, por ejemplo, a aspectos tradicionales locales.

Para el premiado, el arte es «una cuestión de fe, de algo que transciende, que construye, útil para la sociedad y a la vez con presencia real y perdurable», según su galería.

Su obra forma parte de las colecciones de la Fundación la Caixa, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), Fundación Juan March, Fundación ICO, Comunidad de Madrid, Museo de Nafarroa, Fundación ARCO, Museo Reina Sofía o Museo de Bellas Artes de Bilbo, entre otros.

Entre sus últimas exposiciones, figuran “Para ambos lados de la frontera”, en la galería Carreras Múgica de Bilbo (2017) y “Robando piezas”, en la Moisés Pérez de Albéniz de Madrid (2013).