Víctor ESQUIROL
«In Fabric»

Vestido para matar

En el momento más oscuro, Zinemaldia reaccionó. Y nosotros, resucitamos. Los niveles de energía con los que algunos llegamos a Donostia hacen que dependamos de las películas proyectadas. La resistencia que oponemos se reduce a los mínimos exigibles de profesionalidad en el noble oficio de la crítica cinematográfica. Es poco, pero es algo.

Lo que pasa es que esta reserva, paupérrima cuando entramos en la sala, crece y se eleva hasta alcanzar topes más típicos de la proyección inaugural. Salimos tan frescos como en el primer día, vaya. Milagro. ¿Quién lo ha obrado? Peter Strickland, por supuesto. Una de las grandes apuestas de esta 66ª edición respondió a las –altísimas– expectativas con “In Fabric”, dos horas de cine al borde de la obra maestra; nueva candidata de lujo para una Concha de Oro que ha vuelto a ponerse cara. Genial.

Para su cuarto largometraje en solitario, el director británico nos lleva a uno de los sitios (en uno de los períodos) más inquietantes del mundo. Esto es, un centro comercial en época de rebajas. Con filia vintage marca de la casa y tratamiento obsesivo de los rasgos más identificativos del cine de género, este –perverso– maestro del artificio fílmico nos envuelve en un cuento oscuro con sabor a leyenda urbana macabra.

En unos grandes almacenes, los compradores se convierten en zombies, los vendedores en maniquís y los vestidos expuestos en los principales sospechosos de un crimen que va mucho más allá de lo que la cámara puede captar. El cuadro, como era de esperar, se satura de detalles; los ojos y las orejas se ven igualmente desbordados. Strickland, amo de la tempestad sensorial. Con furia y mala leche, ataca y se ríe de los mecanismos esclavistas promovidos por el consumismo y el entorno laboral, en lo que ya se puede considerar como la mejor comedia y cinta de terror de la temporada.