Arnaitz GORRITI
BALONCESTO - EUROLIGA 2018/19

Un sueño que lleva a Gasteiz

Han pasado 18 ediciones de Euroliga para que, al fin, pueda verse una Final Four en Gasteiz. Lo complicado volverá a ser clasificarse.

Para la afición de Euskal Herria, esta va a ser la edición más especial de la Euroliga. En la temporada 2000/01, año de la creación de este torneo y el cisma con la FIBA, Gasteiz debía acoger la Final Four, pero el mencionado choque entre distintos bloques del basket continental impidió tal evento. No fue pequeño el consuelo para la afición vasca, puesto que aquel Tau Baskonia alcanzó la final y forzó el desempate ante la Kinder Bolonia de Ginóbili, Smodis, Andersen... Pero 18 años después, del 18 al 20 de mayo, la Final Four llegará a Gasteiz. Al fin.

Nadie más que en el seno de Kirolbet Baskonia ansía estar en «su» Final Four. En el recuerdo queda aquella Copa de Europa –Recopa–, que el Taugrés de Manel Comas conquistó en 1996 superando al Paok de Salónica en la finalísima del Araba Arena. ¡Cuál será la magnitud de la fiesta para los más de 15.500 aficionados que caben en el Buesa Arena si los gasteiztarras llegaran a la Final Four!

Soñar es gratis, pero la Liga Regular empieza hoy y no acaba hasta el 5 de abril, y habrá que procurarse un cruce no suicida en los cuartos de final, entre el 16 y el 30 de abril. Como bien dice Johannes Voigtmann, «el reto es jugar la Final Four en Gasteiz, pero es un camino largo».

Solo un puesto libre

CSKA solo se ha perdido una Final Four desde 2001. El Real Madrid, aunque haya perdido a Doncic, es el vigente campeón y Llull ha vuelto a su mejor nivel. Fenerbahçe continúa con Obradovic y se ha traído a Lauvergne y Ennis de la NBA en lugar de Wanamaker. Es inevitable pensar que estos tres, salvo que se crucen entre ellos, estarán en Gasteiz, por lo que habría solo una vacante. Y mil candidatos.

Dejando aparte al Baskonia, la lista es larga. Nadie sabe por dónde romperá el Barça, remozado con los Singleton, Pangos, Kuric, Smits o Pustovyi, y con Pesic al frente. Olympiacos mantiene a Spanoulis, pero ya que «el mago de Larissa» se hace viejo, se ha traído a David Blatt al banquillo, y a los Toupane, el exbaskonista Timma y Nigel Williams-Goss –también le rondó el Baskonia– para volver a crear un proyecto ganador.

¿Qué decir del Khimki? Pese a la trágica muerte de Tyler Honeycutt tras un tiroteo con la policía, los de Bartzokas han formado un grupo que rodea al impredecible Alexey Shved y en el que destaca Jordan Mickey, traído de los Miami Heat. Panathinaikos, pese a los amagos de su presidente de retirar a su equipo de la Euroliga –mucho teatro para nada–, y aunque ha perdido a Singleton y Mike James, mantiene a Calathes y su guardia de corps –Vogioukas, Pappas, Lasme, Antetokounmpo...–, y se ha reforzado con el gigante Papagiannis y ha rescatado de la liga china a Keith Langford.

Mientras, Anadolu Efes, por mucho que hayan fichado a Shane Larkin, Micic, Moerman y Beaubois, no suele dar mucha confianza, como tampoco lo hace Armani Milano, pese a tener en sus filas a Mike James, Nemanja Nedovic, Dairis Bertans o Kuzminskas, y a Pianigiani en el banquillo. Maccabi se la jugará a lo que Wilbekin y Jeremy Pargo –rescatado de China– le puedan dar a Neven Spahija.

Excepto los debutantes Gran Canaria –que va a recorrer más de 111.000 kilómetros, casi 40.000 más que el Maccabi, segundo equipo más viajero– y Buducnost, el resto tendrá algo que decir. No parece que Zalgiris vaya a volver a colarse en la Final Four tras perder a Micic, Toupane y Pangos, pero conservan a Jasikevicius en el banquillo y ha reclutado a Grigonis y Leo Westermann. El Bayern del técnico Radonjic y Petteri Koponen, y el Darussafaka de Peiners y McCallum tampoco parecen tener sitio entre los ocho primeros, pero sí ser los jueces para que se den cruces indeseados.

A partir de las 19.00, el duelo entre CSKA de Moscú y Barcelona dará inicio a la Euroliga. Una rueda que no habrá quien pare y, como reconoce Salva Maldonado, técnico de Gran Canaria, «dejará una factura. No me atrevería a decir que es inhumano; es duro, pero intuimos dónde nos metemos». Lo que sea para alcanzar la meta de Gasteiz.