Joseba VIVANCO
EUSKAL SELEKZIOA-VENEZUELA

Un partido para demostrar que se puede volver a soñar

El seleccionador venezolano asegura que aunque el rival «no sea un equipo FIFA, por su potencial nos lo tomamos como si lo fuera».

Cada cita con la selección vasca de fútbol en sus diferentes acepciones era una invitación a la imaginación, a ensoñaciones placenteras, con encuentros oficiales, clasificaciones mundialistas y onces con la ‘tricolor’ que concitaran sobre el césped a lo más granado del balompié vasco, sin excusas, mirándonos al ombligo capaces de batirnos con cualquiera y, como corolario de ese akelarre nacionalista un Euskal Selekzioa-España en San Mamés, en la Euro2020 que albergará el coliseo bilbaino. Lo era, hasta que fiesta y reivindicación derivaron por mor de la apatía y dejadez de sus promotores en fiesta y diversión. Y el olor a hierba recién cortada, a, como dirían antaño, linimento y el ondear de ikurriñas mudó en esencia a yerba fumada y kalimotxo de vino peleón. El ya agotado tradicional partido navideño despertó de su sueño hace casi dos años con la pesadilla de un San Mamés casi esquelético, con olor a alcanfor y sin más reivindicación que la de, al menos, no pasar frío en la grada.

«No se trata de una fiesta navideña, sino algo más serio que nos permite salir al escaparate del mundo con nuestra identidad», se encargó de defender el pretendido punto de inflexión con este Euskal Selekzioza-Venezuela el presidente de la Federación Vasca de Fútbol, Luis María Elustondo. Incluso las peñas futboleras que habitualmente en torno a este encuentro anual se vuelcan en animar y reclamar la oficialidad tanto en la calle como en el campo le han dado al encuentro y a las palabras de los distintos estamentos federativos un voto de confianza. Seleccionadores y directivos han hecho hincapié en el atajo que el recorrido por la anhelada oficializad debe implementar este encuentro que se juega en la tan cacareada ‘ventana FIFA’. El primer reto, el devolver la ilusión por ver a nuestra selección –solo 12.000 espectadores viendo el miércoles el Italia-Ucrania de la Nations League– será un hecho esta noche con el guiño a Mendizorrotza y un graderío de animación albiazul volcado en el respaldo al combinado vasco. Solo queda que el plantel elegido por Amorrortu y Etxarri reivindique también en el césped el potencial que todos le presuponemos y que, de nuevo, invite a soñar en clasificaciones, partidos oficiales, Eurocopas y allá abajo, reunidos, un día, los mejores futbolistas vascos.

Arkonada (Biurrun), López Rekarte, Larrañaga, Andrinua, Gajate, Urtubi (Patxi Ferreira), Patxi Rípodas, Zamora, Bakero, Peio Uralde (Julio Salinas) y Begiristain (Goikoetxea). El equipo que goleó 4-0 al Tottenham inglés en 1988. Alberto (Imanol Etxeberria), Olaizola (Grenet), Aranzabal (Carlos García), Larrainzar, Pikabea (Berruet), Urrutia, Mendieta, Guerrero (Alkiza), De Pedro, Etxeberria (De Paula) e Idiakez (Ziganda), fueron los de 1998. Hoy, 2018, una buena forma de mirar hacia atrás y ver cómo hemos cambiado, nosotros y los que defienden la camiseta roja, verde y blanca.

Ayer, en las instalaciones gasteiztarras de Ibaia se entrenó el combinado local, una única sesión –cabe la pregunta de porqué no haber hecho un par de ellos, o haber dado la lista antes, o haber confeccionado un plantel más potente en el que faltan destacados nombres, o dar el paso hacia un único seleccionador, o haber estado a la altura de la importancia otorgada al partido en la faceta comunicativa– en la que los dos habituales preparadores poco más pudieron hacer que tratar de formar grupo entre jugadores no habituados a jugar juntos. «No puedes más que intentar una forma de juego que les permita desarrollar sus cualidades, que jueguen como ellos están acostumbrados y con una participación de todos», reconoció Amorrortu.

El «carácter competitivo» vasco

Enfrente de los Riesgo, Elustondo, Illarramendi, Manu García, Ibai, Williams, Aduriz o Eraso estará una Venezuela que, según avanzó su seleccionador Rafael Dudamel, dispondrá un esquema de 4-2-3-1, con presencia en el once del goleador de la MLS estadounidense Josef Martínez. «Hoy pensamos más en nuestro juego que en el rival. Ojalá todo surja bien. Si se da como en los entrenamientos será un buen compromiso», confió el técnico, que ayer vio evolucionar a los suyos en Mendizorrotza.

Para la ‘Vinotinto’ será un test de nivel y así lo reconoce su entrenador, para el que «Euskadi va ser un rival exigente. Que no sea una selección reconocida por FIFA no le quita crédito. No es un conjunto de tanta sincronía, pero a nivel individual a nosotros nos da el mayor respeto». E insistió en el potencial de los anfitriones: «Aunque no sea un equipo reconocido por FIFA, nos lo tomamos como si lo fuera porque tiene jugadores de primerísimo nivel y que por encima de todo tienen el carácter competitivo y el orgullo de representar a su región».

La Euskal Selekzioa vuelve a jugar e ilusionar. Mendizorrotza vestirá sus mejores galas. Será 38 años después. El punto de inflexión, si lo es, el futuro a medio plazo lo dirá. Hoy, toca de nuevo festejar y reivindicar... y soñar con esa oficialidad.