Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Animales sin collar»

La versión más lorquiana y andaluza de Ibsen

ABeatríz Bodegas se le empieza a considerar como una descubridora de nuevos realizadores, después de haber lanzado triunfalmente al actor Raúl Arévalo a la dirección con su premiada ópera prima “Tarde para la ira” (2016). La productora lo vuelve a intentar con su pequeña compañía La Canica Films, siendo el beneficiado el cortometrajista gaditano Jota Linares, que se pone de largo con nada menos que una muy libre versión lorquiana y andaluza del clásico teatral de Henrik Ibsen “Casa de muñecas”, y que viene a coincidir en la cartelera tematicamente con otra película también de procedencia nórdica, como lo es “La buena esposa” (2017), del sueco Björn Runge.

La Nora del sur está interpretada por Natalia De Molina, como la mujer que está detrás de un político de izquierdas que sorpresivamente ha ganado las elecciones en Andalucía. El título sirve de enunciado a la metáfora central de este drama sobre la liberación femenina con respecto al poder ejercido desde los puestos de decisión por los hombres, en la medida en que todo el recorrido narrativo es una lucha personal de la protagonista para quitarse esa correa de la que tira el amo como si se tratara de su mascota.

A Jota Linares se le debe aplaudir su atrevimiento y sentido del riesgo, tanto como para que los típicos fallos del debutante se le perdonen. Mayormente se atasca con los diálogos, que se vuelven reiterativos en su afán por remarcar más de la cuenta el mensaje central. Un tono algo machacón que afecta a la dirección interpretativa y a la tensión entre los personajes, por otra parte muy bien enmarcados en el paisaje seco y extremo, casi de western, que dota de fuerza a unos exteriores más axfisiantes que los propios interiores. Pero es en los espacios cerrados dónde se estrechan las relaciones de clase entre señoritos e hijos del servicio que buscan su oportunidad para dar un vuelco histórico a la situación.