EDITORIALA
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Muerte de Khashoggi: atrocidad e impunidad

Arabia Saudí ha confirmado lo que el mundo ya sospechaba: el periodista Jamal Khashoggi fue muerto en el interior del consulado saudí de Estambul. Según su versión, que enmienda las anteriores que afirmaban que salió del edificio por su propio pie, este habría fallecido víctima de una «pelea a puñetazos». El propósito de esta admisión parece ser el de proteger al todopoderoso príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, y el de ofrecer a los aliados una historia plausible a la que agarrarse. Y hasta cierto punto, ha funcionado. Trump ha calificado de «creíble» ese anuncio y ha reiterado que la relación con Arabia Saudí se mantendrá. El efecto más probable será que disminuya la confianza, dejando la relación como la de un matrimonio sin amor en la que ninguna de las partes puede presentar el divorcio.

El soberano de facto del Reino del Desierto sobrevivirá a esta prueba. Pero su figura quedará ensangrentada para siempre y le costará presentar su imagen y su credibilidad como si fuera la fuerza motriz de un nuevo y moderno país. Su legado quedará marcado, sea por las atrocidades que hace a diario en Yemen, sea por el desmembramiento y muerte de un periodista cuyo cuerpo ha desaparecido y cuya familia y amigos no tienen ni siquiera la oportunidad de despedirlo en un funeral apropiado y decente.

Queda en el aire otra cuestión: si a un periodista tan bien conectado como Khashoggi le pueden hacer todo eso, ¿qué no podrán hacer con periodistas menos conocidos y más comprometidos? Sea Khashoggi, la búlgara Viktoria Marinova, el eslovaco Ján Kuciak o Daphne Caruana Galizia en Malta, sea en Oriente Medio o en la Unión Europea, o sea Trump con sus ataques a la prensa como «enemigo del pueblo», los autócratas no solo atacan a los periodistas por vanidad. Lo hacen porque silenciar a periodistas es acallar las voces que hablan a través de los medios, o amedrentar a las que puedan hablar en el futuro. Y porque saben que sin castigo ni presión, más periodistas morirán, que matarlos seguirá siendo impune.