Iñaki LEKUONA
Peridiosta

Un siete

No hay dinero en las arcas del Estado, dicen, para mantener todos los servicios públicos en un territorio del discreto tamaño de Ipar Euskal Herria. Del cierre de oficinas postales o de servicios sociales, al de las anunciadas tesorerías de Atarratze, Baigorri y Hendaia, pasando por la desaparición de puestos docentes en la enseñanza. No hay dinero. O sí. El ministro de Interior Christophe Castaner declaró ayer que París se rascará el bolsillo para reforzar la frontera entre Portbou y Hendaia con el fin de impedir el tránsito de inmigrantes.

El pasado martes, ante la mirada de una docena de menores que aguardaban el autocar escolar, la Policía detuvo a uno de ellos que esperaba el autobús que le llevara a Baiona. De nada valieron ni sus súplicas ni las caras de asombro de los escolares. Se lo llevaron esposado. Como si se tratara de un ladrón, cuando los ladrones son otros, son los que se reunirán dentro de un año en Biarritz, en una cumbre, la del G7, cuya organización costará según la prensa 24 millones de euros, en una cumbre en la que los dirigentes de los países más influyentes del mundo estudiarán como seguir haciéndole un siete a nuestro planeta a costa, claro, de sus habitantes, de gente como la que se llevaron esposada. Pero también a nuestra costa. No hay dinero, dicen. Por supuesto, se lo quedan todo ellos.