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bruselas

El Gobierno belga se tambalea tras la salida de N-VA por el pacto migratorio

El Gobierno belga se ha resquebrajado, después de que los nacionalistas flamencos de N-VA lo abandonasen en protesta por la decisión del primer ministro, Charles Michel, de firmar hoy el Pacto Mundial para las Migraciones de Naciones Unidas en el marco de la cumbre que se celebra en Marrakech.

La marcha de N-VA deja en Bélgica un Ejecutivo en minoría liderado por el partido liberal MR de Charles Michel con los cristianodemócratas flamencos de CD&V y los liberales flamencos Open VLD que necesitará el apoyo de la oposición para sacar adelante sus iniciativas e intentará sobrevivir hasta las elecciones legislativas del 26 de mayo.

Michel confirmó que hoy firmará el pacto migratorio en Marrakech, donde tendrá lugar la cumbre de la ONU sobre migración, y ayer reorganizó su Gabinete para sustituir a los titulares de Interior, Finanzas y De- fensa y a los secretarios de Estado de Migración e Igualdad.

Defendió que Bélgica se ha comprometido con el pacto y que N-VA participó en las negociaciones que lo aceptaron por consenso, por lo que su cambio de opinión a finales de octubre para pedir la abstención creó una «profunda división». «El pacto permite una mejor cooperación internacional. Ningún país puede resolver esta cuestión solo», señaló.

La crisis venía gestándose desde que N-VA anunció su rechazo por considerar que minará la soberanía de Bélgica en la materia, pese a no ser vinculante. Para sortear el escollo, Michel pidió el respaldo del Parlamento federal, que el jueves votó a favor de firmarlo con la oposición de N-VA y del ultraderechista flamenco Vlaams Belang.

El apoyo de la Cámara no fue suficiente para N-VA, que el sábado por la noche, tras un último intento de acercar posturas, anunció que abandonaría el Ejecutivo y dio un ultimátum a Michel. «Los que aprueban el pacto migratorio, pese a que no hay consenso en el Gobierno, ponen a N-VA fuera de él», dijo su presidente, Bart de Weber.

La respuesta de Michel llegó de inmediato y en un mensaje televisado confirmó que irá a Marrakech y dio por «constatada» la marcha de N-VA.

La ruptura se hizo oficial ayer, cuando el rey Felipe de Bélgica, tras reunirse con Michel, aceptó las dimisiones de la N-VA y firmó los cambios en el Gabinete.

52 frente a 98

En esta tesitura, el Gobierno no tira la toalla y «va a ejecutar lo ya decidido», según Michel, quien anunció que llevarán al Parlamento las iniciativas ya pactadas. El Gobierno contará con 52 escaños, mientras que los 31 diputados de N-VA, el partido más votado en 2014, pasa a la oposición, con 98 puestos.

Paradójicamente, N-VA ha anunciado que respaldará los presupuestos para 2019 y adoptará «una postura constructiva» en otros asuntos, confirmando que la diferencia insuperable, tras cuatro años de un Gobierno de difícil equilibrio ideológico, ha sido la inmigración.

N-VA ha llevado el tema a lo alto de su agenda en los últimos meses, sobre todo de la mano del ya exsecretario de Estado de Inmigración, Thèo Francken, que ha endurecido el discurso.

Con los comicios a la vuelta de la esquina, analistas, políticos y medios interpretaban el rechazo al acuerdo y la salida del Gobierno como un movimiento electoralista que buscaría reproducir los réditos obtenidos por otras formaciones europeas con agendas similares en Austria, Italia y Países Bajos y ganar terreno al Vlaams Belang, en el que Francken ha admitido que se inspira a veces.

 

Un primer acuerdo global con grandes desafíos

El Pacto para las Migraciones, no vinculante, vio la luz el 13 de julio, con el beneplácito de todos los estados miembros de la ONU, a excepción de EEUU. Es el primer acuerdo global que busca gestionar los flujos migratorios, respetando la soberanía de los estados y aprovechando los beneficios que conlleva, además de proteger los derechos de quienes deciden emigrar, tal y como recoge el texto. Entre las 23 propuestas que plantea figuran la cooperación para hacer frente a las causas que motivan la migración, mejorar las vías de migración legal, medidas contra la trata y el tráfico de personas y para evitar la separación familiar, usar la detención como última opción o reconocer el derecho de los «sin papeles» a recibir salud y educación. Los firmantes se comprometen a cooperar para salvar vidas y a no perseguir a quienes les den apoyo. Pero, además del desmarque de EEUU, Italia, Austria, Bulgaria, Hungría, República Checa, Polonia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Suiza, Australia, Israel y República Dominicana no irán a Marrakech. GARA